Ya he conducido el nuevo Volvo EX30, y estas son las cinco cosas que más me gustan del mini SUV eléctrico sueco

Ya lo decíamos en la primera toma de contacto del Volvo EX30: estamos ante uno de esos modelos que puede contribuir a popularizar la electromovilidad, porque aporta cosas diferentes. Y entre ellas, sobre todo, un precio que hoy por hoy, sencillamente no tiene rival. Ahora, hemos podido conducir de nuevo el EX30 en carreteras españolas durante una breve toma de contacto, pero suficiente para volver a poner en valor las cualidades de este rompedor mini SUV eléctrico. Estas son las cinco cosas que más me han gustado del Volvo EX30.

1.- Diseño exterior y simplicidad interior

Pues sí, he de reconocerlo. No soy de meterme mucho en este berenjenal que supone hablar o valorar algo tan subjetivo como el diseño, pero tengo que admitir que el EX30 me hace «tilín». Algo que no es fácil hoy en día, en una era en la que los coches cada vez se parecen más y, en concreto, cuesta reconocer los de una misma marca salvo por su tamaño. Pero este EX30 es diferente a los últimos diseños de Volvo, y creo que tiene un gran radio de acción. Muy compacto, con apenas 4,2 metros de longitud, puede atraer por igual a un público masculino o femenino, joven o ya entrado en años.

Dependerá un poco del color de carrocería -hay tonos muy llamativos- y de la versión de equipamiento elegido te llevas un coche más formal o con un aspecto más «chic». Pero en general, el EX30 me parece que tiene un punto muy atractivo. Y más adelante contará también con una versión Cross Country, que se distinguirá por detalles como una mayor altura libre al suelo, llantas de 19 pulgadas en color negro, protectores de bajos, taloneras y distintos elementos decorativos exteriores, para darle un aspecto menos urbano y mucho más «campero». Ese sería mi elegido.

2.- Calidad de acabado y simplicidad interior

El interior llama la atención inmediatamente por su simplicidad. Y cuando digo simplicidad no es solo por su diseño minimalista, aplicado a extremos a los que no creo que acabara acostumbrándome, como por ejemplo el tener que recurrir a la pantalla central del sistema multimedia hasta para regular los espejos retrovisores o abrir la bien camuflada guantera. A cambio, la sensación de limpieza visual que transmite el habitáculo del EX30, sin un solo botón en el salpicadero ni en las puertas -los de los elevalunas están en la consola central-  resulta muy acogedora. Por no haber, no hay ni botón de arranque: el EX30 reconoce que te acercas y llevas la llave contigo, y nada más entrar en el coche solo tienes que seleccionar la «D» en la transmisión para ponerte en marcha. Cuesta acostumbrarse, pero es la mar de práctico.

Detrás de este minimalismo también hay razones de peso: abaratamiento y reducción de costes, que como veremos más adelante, dan sus frutos. Y ojo, que en ningún caso los materiales utilizados desmerecen, y tampoco la calidad de acabado, al nivel de lo que esperas de un Volvo.

Sin embargo, hay algunas cosas que no me gustan. La marca sueca ha sido valiente al prescindir de la pantalla de la instrumentación y apostarlo todo a la pantalla del sistema multimedia, aunque la apuesta me parece arriesgada; veremos si en futuras actualizaciones de este modelo no se acaba montando una segunda pantalla para la instrumentación aunque sea pequeña. Porque tener que desviar la vista y, sobre todo, enfocar para consultar algunas informaciones que normalmente encuentras detrás del volante, distrae y cansa.

A cambio, la pantalla de 12,3 pulgadas, situada en posición vertical, tiene una buena resolución y, una vez que te familiarizas con la navegación por los menús, resulta fácil de manejar. Hay funciones de uso frecuente que siguen un poco «escondidas» o requieren más toques de pantalla de lo que me gustaría, por ejemplo para regular la climatización; una invitación a «conversar» con más frecuencia con el siempre agradecido sistema de control por voz.

Por cierto, ya que estamos con el interior: la sensación en las plazas delanteras es de estar en un coche más amplio de lo que podrías esperar para su tamaño. Atrás, sin embargo, los pasajeros no pensarán lo mismo: hay poco espacio para las piernas y la banqueta es fija, lo que no permite jugar con los centímetros y el espacio para el equipaje, que se queda en unos 320 litros. Los cables de recarga no molestarán: caben en el hueco que hay bajo el capó delantero.

3.- Motores y batería: potencia y autonomía para dar y tomar

Volvo ofrece hasta tres versiones del EX30, y desde la más asequible la potencia ya es muy elevada: 272 CV rinde el motor de las dos variantes Single Motor con tracción trasera, una con batería de 51 kWh que permite homologar una autonomía de hasta 345 km, y otra con 69 kWh que permite recorrer casi 480 km, siempre según cifras de homologación WLTP. Por encima queda la versión Twin Motor, con un motor en cada eje y nada menos que 428 CV -sí, has leído bien- asociada a la batería de mayor capacidad y con una autonomía de 460 km/h.

Puede haber a quien tanta potencia le abrume un poco. Y no intentaré yo convencerle de que no sea así, sobre todo en el caso de la versión bimotor, que acelera de 0 a 100 km/h en 3,6 segundos, cifras que hasta la llegada de los coches eléctricos y su apabullante capacidad para generar altísimas cifras de par desde el arranque eran propias de deportivos de alta gama. También creo que esta versión en un coche como el EX30 puede llegar a ser un poco «excesiva» para algunos.

Pero la variante de 272 CV, que en principio también pueden parecer muchos, es una delicia, tan suave si conduces tranquilo como brillante si te olvidas de la autonomía. Ten en cuenta que para el crono en 5,6 segundos en la aceleración corta, algo de lo que no pueden presumir ni los mejores GTIs. Su agilidad es sorprendente, pero también puedes conducirlo en modo «ECO» y dejarte ahí la reserva de potencia, para cuando la necesites. Con la batería de 69 kWh, esta versión de 272 CV y un solo motor sería el EX30 que yo elegiría.

4.- Comportamiento dinámico: conducción fácil y segura

Siempre me ha gustado mucho el tacto de los Volvo como coche para viajar, por la ergonomía, el confort de los asientos, lo fácil que se conducen… En el EX30 a la ergonomía ya le he puesto un «pero», el de la ausencia de instrumentación. Pero por lo demás, el pequeño SUV sueco vuelve a convencerme por sus cualidades dinámicas. Como en el XC40, recien «renombrado» para pasar a llamarse EX40, Volvo ofrece un coche pensado para que la conducción sea lo más fácil posible. Aquí no hay levas para ir cambiando sobre la marcha el modo de recuperación de energía; si quieres, puedes activar la función «one-pedal». O modificar la asistencia de la dirección;  cómo no, siempre previo paso por distintos menús en la pantalla.

Lo que ha intentado Volvo, y lo consigue, es que simplemente tengas que preocuparte del volante y de los pedales, y dejes el resto en manos de la electrónica. El confort es uno de sus puntos fuertes porque aunque sea un coche «sencillo», no deja de ser un Volvo y está bien insonorizado. Y la pisada es de calidad incluso a la hora de pasar por los baches, transmitiendo sensación de coche grande. Quizás la carrocería se mueva un poco más de lo deseado en carreteras de curvas si te pones en modo «sport», pero sería un error esperar del EX30 un comportamiento deportivo, a pesar de que su potencia y sus prestaciones inviten a pensar lo contrario.

El buen funcionamiento de las ayudas a la conducción redondean el panorama y convierten al EX30 en un coche con un amplio radio de acción también para afrontar viajes largos, apoyado por unos bajos consumos de energía, una buena autonomía y la posibilidad de recargar del 10 al 80% en menos de media hora con corriente continuan en postes de carga rápida.

5.-  Una relación imbatible entre lo que pagas y lo que te llevas

Y aunque aparece en quinto lugar, quizás sea este uno de los primeros puntos a tener en cuenta a la hora de colocar al Volvo EX30 en el radar. La versión de acceso está disponible desde 37.500 euros (sin las ayudas a la compra del MOVES), más barato que otros SUV eléctricos menos potentes y equipados, como el Peugeot e-2008, el Kia e-Niro, el Jeep Avenger o el DS 3 E-TENSE. El Single Motor con la batería de mayor capacidad cuesta 42.760 euros, que sigue siendo un precio muy competitivo para un coche con estas cifras de potencia y autonomía. El EX30 Twin Motor parte desde 48.995 euros, y la única alternativas serían el smart #1, con el que comparte plataforma.

Pero conviene no pasar por alto que, durante un tiempo, Volvo tiene en vigor una campaña de 5.000 euros de descuento -sujeta a la financiación- para la versión Single Motor con la batería de mayor capacidad, lo que deja su precio al nivel de la variante de acceso. Mientras dure esta oferta, no hay otro SUV en la categoría con esa relación entre potencia, prestaciones, autonomía y precio que haga frente al EX30.

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