Volkswagen Jetta 2.0 TDI 140 CV DSG, prueba (Diseño exterior, interior y acabados)

Seguimos con el Volkswagen Jetta, en la primera parte os hemos contado cómo se comporta su motor diesel de 140 CV, la versión más potente disponible para este modelo, y sin duda nos ha gustado por consumos y prestaciones.

Y ahora nos toca hablar del diseño exterior e interior del Jetta. No hace falta ser muy hábil para darse cuenta que es un VW Golf de tres volúmenes, quizás en el interior es donde más se nota al sentarnos prácticamente en un Golf. Pero eso se convierte al mismo tiempo en una virtud, porque la calidad interior del compacto alemán es elevada y algo que también ocurre en el Jetta.

Diseño exterior

Pero antes tenemos que repasar el diseño exterior, un diseño que frente a la anterior generación ha ganado en presencia (ahora se nota menos que es un Golf de tres volúmenes) y el frontal se ha diferenciado del compacto con líneas más elegantes y sobrias.

Es un vehículo de corte más tradicional, que en diseño se acerca más al Passat que al propio Golf del que deriva. En el lateral de nuevo nos encontramos líneas sencillas, sobrias y elegantes, aportándole personalidad y presencia a esta berlina media.

Sin duda donde más se nota que quiere acercarse al Passat es en la zaga, con ópticas que siguen el diseño de la berlina de representación alemana, con tecnología LED y mucho más personal que la anterior generación del Jetta.

En diseño en términos generales es limpio de líneas y sobrio, a la par que, elegante. Siendo una buena alternativa para el público que busca una berlina pero no quiere pagar demasiado en la factura del coche. Es una pena que algunos elementos como los faros opcionales tipo LED del Golft no se puedan equipar en el Jetta, que cuenta con luces diurnas pero de bombilla.

Finalmente de serie en el acabado Sport vienen las llantas de 16 pulgadas, que a priori puede parecer una medida pequeña, pero es más que suficiente y al mismo tiempo conseguimos mantener el consumo contenido.

Diseño interior, habitabilidad y acabados

En cuanto nos sentamos al volante del Volkswagen Jetta, todo es idéntico al Golf. El salpicadero es heredado directamente del compacto, esto tiene dos facetas. Por un lado es una pena que no haya ningún elemento diferenciador, aunque sea mínimo. Pero por otro lado nos encontramos un interior de calidad, con materiales blandos y ajustes correctos, algo que muchas berlinas medias no son capaces de ofrecer aun.

Ese interior sobrio y ordenado, donde hay pocos mandos, pero todos están bien situados, sigue la filosofía que vemos en el exterior. Pese a no contar con grandes alardes de diseño, hay que reconocer que con el uso diario es muy práctico y casi todo lo tenemos o mano.

La postura de conducción es cómoda y con buena visibilidad, al contar con formas clásicas y un buen parabrisas. Los asientos tienen un mullido más bien duro (típico en Volkswagen) pero son cómodos cuando nos echamos muchas horas sentados y al mismo tiempo recogen muy bien el cuerpo.

Las plazas traseras sorprenden por amplitud, hay espacio más que suficiente para las piernas y para la cabeza, además de contar con salidas de aire y ser cómodas para dos adultos. En el caso de que viajen tres, la plaza central es algo más incómoda al tener el tren central restando espacio.

Huecos y maletero

El maletero del Jetta cuenta con una capacidad de 510 litros, una cifra más propia de una gran berlina que de coche de tres volúmenes, es una cifra excelente, sobretodo porque un Seat Exeo no llega a esas cifras por ejemplo. Además tiene formas regulares y dispone de un hueco para los skys, en la plaza central.

Mientras que en materia de huecos tenemos varios repartidos por todo el coche, desde posavasos en las plazas delanteras, una guantera principal grande, o huecos en las puertas de gran tamaño para dejar nuestras cosas, así como un portagafas en el techo.

En la tercera parte de la prueba nos centraremos en el equipamiento -repasando el de seguridad-, también en los precios y como siempre, nuestra valoración general sobre el coche.

Fotos | Diego G. Moreira