Un viaje de 23 años en un Mercedes-Benz 300 GD

Algunas otras veces nos hemos referido a esa fantasía de todo aficionado al motor de coger un día el coche y embarcarnos en viajes de miles de kilómetros o tan solo salir a dar un paseo en una noche de verano. Como sea, el coche siempre ha tenido que ver en mucho con un sentimiento de libertad que se siente al empuñar el volante y algo también con la sensación de aventura; lo impredecible de recorrer muchos kilómetros, de rodar por caminos desconocidos o de descubrir nuevos lugares.

El viaje de Gunther Holtorf y su esposa es una de esas aventuras inacabables que da gusto leer. La aventura de Holtorf no sería nada sin un Mercedes-Benz 300 GD y los 800.000 kilómetros alrededor del mundo que ya tiene a sus espaldas.

Un día de 1989, Gunther Holtorf y Christine Holtorf se subieron a su Mercedes de 1988 para hacer un viaje de 18 meses a través de África. Lo que iba a ser un viaje de (muy largas) vacaciones, terminó siendo una estadía de casi cinco años en el continente africano, recorriendo cada uno de sus países. Seguidamente, la próxima escala de esta pareja alemana, sería Latinoamérica, América Central y Norteamérica y de ahí al mundo entero solo hubo un paso para recorrer todo el mundo en su vehículo. Durante el último mes de junio Holtorf y Otto, como cariñosamente llama a su vehículo, alcanzaron el país número 200 de un recorrido que ya lleva 23 años.

El secreto del viaje es, claro está, el Mercedes. Un vehículo casi indestructible que este tenaz viajero repara él mismo en donde sea que sufra un desperfecto. Lleva consigo varios kilos de repuestos originales de Mercedes, además de que vive en el vehículo, nunca ha pagado hoteles ni restaurantes, solo comida y combustible.

Su esposa Christine ha fallecido en 2010 dejando a este viajero, solitario en el camino. Si el largo viaje comenzado en 1989 ha continuado ha sido por petición de su esposa, antes de morir. Pero todo sueño tiene un final y Holtorf, que ya tiene 74 años, planea finalizar su viaje y retirarse el próximo año. El Mercedes, su compañero de aventuras, será donado al museo de Mercedes-Benz en Stuttgart, tal es el deseo de su propietario. Finalmente, él también podrá descansar.

Vía | BBC