Ghost Rolls Royce Berlinas Limusinas
La versión Black Badge saca el lado más deportivo y gamberro del nuevo Rolls-Royce Ghost Series II
El nuevo Rolls-Royce Ghost Series II también podrá elegirse en la versión Black Badge, de diseño de corte deportivo y un ligero aumento de potencia en su V12
Hace unos días que Rolls-Royce presentaba el lavado de cara al que ha sometido al Ghost, una berlina que ya venía pidiendo a gritos cambios estéticos y por supuesto tecnológicos, los cuales por cierto le sientan estupendos. Con la llegada del nuevo Ghost también le sigue la variante Black Badge, que le dota de una estética más deportiva junto con ligeros retoques en su motor para aumentar su potencia.
No será difícil diferenciar un Ghost Series II de una versión Black Badge, en primer lugar porque como bien indica la denominación el color negro será protagonista en su exterior, con elementos que reciben esta tonalidad negro espejo como la insignia Spirit of Ecstasy, la parrilla Pantheon, las insignias laterales e incluso por primera vez en esta versión las manillas de las puertas. Otro cambio se encuentra en la entrada de inferior delantera, para la que tendrás que afinar el ojo para darte cuenta, presentando ahora dos tiras en cromado oscuro que la recorren de manera longitudinal.
La estética exterior del Rolls-Royce Black Badge Ghost Series II se termina de completar con la nuevas llantas en tamaño de 22 pulgadas en las que se ha aplicado un diseño de siete radios que se unen a un diseño geométrico, todo ello creado de la manera más fina y delgada posible para dejar lo máximo posible del equipo de frenos al descubierto. Las llantas cabe decir que también presentan el color negro en combinación con el cromado del tratamiento parcialmente pulido que reciben.
Si nos vamos ahora al interior veremos que el negro también es la tonalidad principal, aunque para resaltar su carácter deportivo presenta superficies acabadas en carbono técnico. Este complejo tejido fue desarrollado por los artesanos de Rolls-Royce utilizando fibras de carbono y metálicas sobre una base de madera de Bolívar negra, colocadas de tal manera que se consigue un efecto tridimensional. Destacar que tanto el metal de todas las rejillas de los altavoces como las de los marcos de todas las salidas de aire han sido sometidas a la deposición física de vapor, un tratamiento que además de oscurecer el metal también impide que se decoloren o empañen con el uso continuado, la exposición a altas temperaturas o por el propio paso del tiempo.
No podemos olvidarnos también del «Clock Cabinet» del salpicadero o, dicho de otra manera, el alojamiento del reloj analógico, que se presenta en cromo negro en lugar del acabado pulido a espejo habitual y una figura Spirit of Ecstasy iluminada desde arriba. Además, si el cliente elije el sistema de asientos inmersivos con consola central se puede pedir con el símbolo del infinito propio de la familia Black Badge, realizado en aluminio aeroespacial y colocado entre la tercera y cuarta capa de seis capas de laca tintada, consiguiendo así provocar que el símbolo flote.
En el apartado mecánico el protagonista sigue siendo el V12 biturbo de 6.75 litros pero que aumenta su potencia en 29 CV mientras que el par motor lo hace en 50 Nm, situándose ahora entonces en 600 CV. Este aumento de potencia se verá acompañado de un cambio de marchas un 50% más rápido y una sutil mejorada de sonido en su sistema de escape solamente con pulsar el botón «Low» situado junto a la palanca de marcas. También se equipa el sistema de suspensión plana Black Badge con amortiguadores de control electrónico de variación continua, además de una mordida en los frenos más potente y un recorrido menor del propio pedal.
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