Tres averías graves del coche que podemos evitar
El coche tiene muchos elementos que pueden estropearse, pero antes de hacerlo suelen avisar y haciendo una revisión cuando toca se puede localizar los problemas
A nadie nos gusta tener que pasar por el taller, y menos cuando se trata de una avería que nos deja tirados en la carretera. Cuando tenemos que tirar de grúa quiere decir que la avería es grave y que el coche necesita algún cambio de piezas. Lo que se traduce, claro, en una factura bastante abultada y que nos hará ponernos de peor humor. Pero ¿sabes que hay averías graves que se pueden evitar con un poco de previsión, lo que nos ahorrará dinero y mucho tiempo de taller? Vamos a ver cinco de estas averías que se pueden evitar fácilmente.
Rotura de la correa de la distribución
La correa de la distribución es fundamental para que funcione el coche. Hay otras piezas que pueden romperse y aún así, permitirnos circular hasta el taller y dejarlo para que lo reparen. Pero en el caso de la correa de distribución, el motor no funciona. Y es más, si se produce la rotura de la correa de distribución durante la conducción, el motor sigue funcionando, aunque no transimite la tracción a los ejes y al no estar debidamente coordinado, se producen roces que estropean las válvulas y los cilindros.
Esto supone una avería grave, que se traduce en varios miles de euros, dependiendo del mal sufrido por el motor. El taller tendrá que desmontarlo, recalibrarlo y sustituir las piezas rotas, lo que supone un gran gasto. Por no hablar, claro, del kit de correa de distribución, que tampoco es barato. Para evitar esta avería hay que seguir las instrucciones del fabricante y cambiar la correa de distribución cuando toca. Esto suele ser entre los 85.000 y 150.000 kilómetros.
Y se trata de un cambio obligado, aunque parezca que la correa de distribución esté en condiciones, porque el desgaste, aunque no lo parezca, está ahí y puede hacer que se rompa en cualquier momento. De tener un gasto de unos 700 euros a unos 2.000 euros hace aconsejable revisar este importante elemento del coche.
Reventón de un neumático
Nunca vamos a cansarnos de repetirlo. Hay que vigilar bien el estado de los neumáticos. Son el punto de contacto del coche con el asfalto y por eso necesitan estar en buenas condiciones para garantizar la seguridad durante la conducción. Hay que revisar la presión de los neumáticos con frecuencia y poner aire si es necesario, siguiendo las indicaciones del fabricante. Además, hay que tener controlado la profundidad del dibujo.
No hay que esperar a que alcance los 1,5 milímetros indicados por normativa, sino que hay que cambiarlos antes. Las consecuencias de tener los neumáticos desgastados pueden ser desastrosos, no solo por el coste que puede llegar a causa de un golpe a alta velocidad, sino por la propia seguridad de los ocupantes del coche y del resto de usuarios de la vía.
Rotura del embrague
El embrague es uno de los elementos que más duran en un coche. Es normal que su vida útil sea la misma que la del propio coche. Pero a veces se desgasta más de lo normal y puede romperse. Pero, normalmente, avisa antes de acabar roto. Una de las maneras de avisar es un mal funcionamiento, haciendo que el motor se revolucione cuando se pisa el embrague para cambiar la marcha. También puede ser que las marchas no entren correctamente, así que avisará antes de romperse totalmente.
Hay que ir al taller en cuanto se note que el embrague no funciona correctamente. En este caso, hay que cambiarlo y es mejor hacerlo de manera controlada que cuando acabe rompiéndose. En ese caso puede acabar provocando un accidente, ya que puede romperse durante la conducción y además de la rotura del embrague podemos encontrarnos con un buen problema.
Estas son solo alguna de las averías que se pueden evitar. En general, hay que llevar el coche hasta el taller en cuanto se detecte cualquier problema o se note que algún elemento no funciona como debería. La revisión es fundamental para conocer el estado del coche y la visita al taller a tiempo puede hacer que nos ahorremos mucho dinero en averías sorpresa que pueden resultar mucho más caras que lo que cueste su reparación.
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