Toyota RAV4 120D 4X4 Advance 20 aniversario, prueba (diseño exterior, interior y maletero)
En la segunda parte de nuestra prueba analizamos todos los detalles relativos al diseño tanto exterior como interior, así como las capacidades prácticas del Toyota RAV4 120D. El SUV japonés se ha renovado por completo en esta cuarta generación, aportando unas cualidades nunca vistas.
Tras descubrir cómo se comporta tanto en asfalto como fuera del mismo, el Toyota RAV4 120D que tenemos con nosotros nos abre sus puertas para acomodarnos.
En la segunda parte de la prueba del Toyota RAV4 que estos días nos acompaña, analizamos todos los detalles relativos a su diseño tanto exterior como interior, así como sus capacidades prácticas.
Diseño exterior
El RAV4 se ha renovado completamente en esta cuarta generación. A consecuencia de esto, el Toyota ha tensado sus líneas, dando lugar a una imagen menos redondeada y más angulosa que antes. Las dimensiones no han sufrido grandes variaciones, ahora mide 4.57 metros de largo, 1.845 metros de ancho y 1.66 metros de alto.
El frontal muestra una imagen mucho más agresiva. Las formas que recogen el logo central ya son plenamente reconocibles como líneas de familia, e igual las podemos encontrar en un Yaris, en un Avensis o en un RAV4. Los faros, con tecnología xenón y luces diurnas LED incorporadas, muestran formas alargadas que casan perfectamente con el resto del frontal. La parte baja del morro está acabada en plásticos negros, ideales para mejorar la apariencia offroad y, además, proporcionar una protección adicional en caso de circular por terrenos complicados.
La vista lateral ha cambiado para ofrecer una imagen más robusta. Lo que antes era un perfil completamente plano, ahora es un pergil con unos hombros muy pronunciados justo bajo las ventanillas, que mantienen una línea similar a la anterior generación, con tendencia ascendente. Todo el límite de la carrocería está de nuevo forrado con molduras de plástico negro, así como los pasos de rueda, que ahora tienen una forma mucho más redondeada que antes. En conjunto, parece más preparado para afrontar excursiones camperas.
En la zaga los cambios son muy evidentes. Los grupos ópticos abandonan las formas verticales para pasar a colocarse en posición horizontal, partidos en dos mitades, una en la aleta y otra en el portón del maletero. Hablando del portón del maletero, otro de los cambios es la incorporación de una apertura vertical, como en la mayoría de los vehículos, en lugar de la anterior apertura lateral. Sin duda, este cambio aporta numerosas ventajas a la hora de utilizar el coche en la vida diaria. En nuestra versión, además, cuenta con apertura eléctrica.
La parte inferior vuelve a ir rematada en plásticos negros para cerrar el perfil de la carrocería.
Diseño interior
Abrimos las puertas y pasamos a acomodarnos en su interior. El RAV4 ha experimentado un gran salto de calidad en esta generación, disfrutando además de un diseño completamente nuevo. Contamos con unos asientos rediseñados, muy cómodos, que si van tapizados en tela -como es nuestro caso- ofrecen un buen compromiso entre agarre y dureza. El cuadro de mandos tiene un diseño sencillo, con retroiluminación azul, y ofrece la información suficiente, complementado por una pequeña pantalla que hace las funciones de ordenador de abordo y reloj de temperatura.
El volante tiene un diseño similar al de los últimos modelos de la marca. Al igual que el cuadro, el resto de botones e interruptores ofrecen también una discreta y agradable retroiluminación en color azul. En la parte superior del salpicadero, con líneas mucho más horizontales que antes y distribuido en dos planos, encontramos la pantalla táctil del sistema Toyota Touch&Go 2, y justo debajo los mandos del sistema de climatización. Ambos elementos son cómodos de manejar y están a una buena altura, lo que facilita su manipulación.
El toque de clase lo aporta una moldura que separa el salpicadero propiamente dicho de la consola central. Forrada en cuero, tiene un suave acolchado que lo hace muy agradable al tacto. Debajo de esta moldura encontramos diferentes botones, como el accionador de la función Sport, así como las tomas de corriente, USB y AUX. No quedan muy a mano y tenemos que fijar la vista para accionarlos, sobre todo al principio, aunque al ser funciones que no manipulamos frecuentemente, no resulta un inconveniente muy llamativo.
La consola central ofrece diversos huecos portaobjetos, así como dos posavasos de gran tamaño. Está acabada en un plástico texturado que imita el patrón de la fibra de carbono. Pese a ser duro, está bien ajustado y tiene pinta de ofrecer robustez a lo largo del tiempo. Un gran apoyabrazos aporta aún más espacio para guardar objetos.
La segunda fila de asientos destaca por su gran espacio para acoger a tres ocupantes sin estrecheces. El espacio para las piernas y para la cabeza es más que sobresaliente, contando también con un suelo prácticamente plano, que permite acomodar los pies sin ningún problema. Para más inri, los respaldos son reclinables en proporción 60:40, mejorando el confort en viajes largos. Los cristales oscurecidos forman parte de un pack de equipamiento, mejorando el confort térmico y la privacidad.
Maletero
El maletero del RAV4 cubica, en configuración estándar, 547 litros, a los que hay que sumar otros 100 litros adicionales de los dos dobles fondos disponibles, escondidos tras una tapa que se pliega y que hace las veces de suelo del maletero. Por supuesto, contamos con una bandeja enrollable con el que cubrir la superficie de carga. Adicionalmente, el RAV4 cuenta con una especie de «hamaca», muy útil para depositar objetos como abrigos si llevamos algo más delicado sobre el maletero.
Los asientos de la segunda fila cuentan con el sistema de plegado «Easy Flat», que de forma muy sencilla deja una superficie libre sin escalones que llega hasta los 1746 litros, lo que le sitúa en la media del segmento.
Si quieres ver todos los detalles, te invitamos a visitar la galería de fotos del modelo.
Fotografía | Daniel Valdivielso
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