A Tesla se le acumulan graves problemas que comprometen su futuro
Tesla declara pérdidas de casi 800 millones en el primer trimestre de 2018 y debe enfrentarse a una acusación de plagio por parte de su máximo rival, Nikola
Como popularmente se dice, a Elon Musk se le acumulan los problemas encima de la mesa. A las pérdidas récord declaradas de 784 millones de dólares durante el primer trimestre de 2018 (casi el doble que en el mismo período de 2017) y el sonado parón de la producción durante el pasado mes de abril, a Tesla se le suman nuevos problemas a los que hacer frente: de un lado, la denuncia interpuesta por el fabricante de camiones Nikola, acusándole de plagio en el diseño y desarrollo de su camión eléctrico.
Nikola le pide a Tesla (no es un juego de palabras, sino que en la carrera por liderar la movilidad eléctrica, ambas compañías eligieron el nombre del insigne científico para identificarse) 2.000 millones de dólares (casi 1.670 millones de euros) por considerar que la compañía de Elon Musk infringió las normas sobre el uso de determinadas patentes de Nikola en lo relativo al desarrollo de la aerodinámica de su respectivo camión eléctrico. Al parecer, los diseños del parabrisas, de las puertas y de toda la silueta aerodinámica en general del camión de Tesla es la misma que la patentada por Nikola en su camión eléctrico.
En un camión, la aerodinámica adquiere tanta o más importancia que los propios motores eléctricos o las baterías que se emplean, pues de ella depende la verdadera eficiencia del vehículo al desplazarse por las carreteras. Para Tesla la demanda interpuesta por Nikola carece de fundamento, así que ambas empresas tendrán que dilucidar sus diferencias al respecto en los tribunales. Nikola y Tesla compiten entre sí por ver quién es la primera en comercializar su camión eléctrico en el mercado. Nikola contempla iniciar la producción del suyo en 2020, mientras que la empresa de Musk debería comercializarlo en 2019, si es que no incumple una vez más sus propias planificaciones.
Precisamente esto es lo que realmente le está complicando la vida al ingenioso empresario americano. Para cumplir con sus compromisos en las entregas del Model 3, Musk se ha visto obligado incluso a dormir en la factoría donde Tesla produce su vehículo compacto. El pasado mes de abril Tesla incumplió una vez más las previsiones tanto de producción como de entregas a clientes del Tesla Model 3, modelo que aporta a la marca ingresos por valor de 3.408 millones de dólares y que tiene comprometidas numerosas entregas a clientes que ya han pagado por anticipado o entregado una importante cantidad a cuenta por su coche.
Musk anunció en tono triunfalista que estableció un nuevo récord de producción en la factoría un 40% superior al del último trimestre de 2017, aunque claramente inferior respecto de las previsiones que la propia Tesla se había propuesto alcanzar en estas fechas. “Nuestra comprensión de la producción mejora exponencialmente”, afirmó Musk . “Estamos —dijo— valorando fórmulas para lograr mejores volúmenes de producción con menores costes y gastos de capital, simplificando para ello la cadena de producción y comprometiendo a los empleados en la mejora de la forma en la que se fabrican y les llegan las piezas.
Después de la presentación de resultados del pasado trimestre, el precio del valor de las acciones del fabricante se redujo en un 5 por ciento, aunque después se revaloró nuevamente, los contínuos vaivenes empresariales comienzan a cansar a los inversores, quienes además están aún más alertados por el fuerte interés que manifiestan los tradicionales fabricantes europeos y americanos por el desarrollo de vehículos eléctricos y por los recientes accidentes de vehículos de la marca dotados con tecnologías de conducción autónoma, uno de los fuertes atractivos de los modelos Tesla en Estados Unidos
El creciente interés que los fabricantes europeos muestran en la producción de vehículos eléctricos preocupa no sólo por la enorme fortaleza de los nuevos rivales con los que se va a encontrar Tesla en el mercado, sino también por la amplia experiencia y conocimiento que los fabricantes europeos tienen en materia tanto de calidad de producción como de reducción de costos en las mismas, algo de lo que Tesla viene pecando continuamente.
La práctica totalidad de los fabricantes europeos está ahora concernida de que el futuro de la automoción pasa por la electrificación de sus modelos y se han lanzado por completo a reorientar sus políticas de producción y comercialización hacia la producción de modelos híbridos, eléctricos y enchufables. Lo que además de suponer un tremendo desafío para la industria en general va a generar una fuerte presencia de nuevos modelos de último cuño en el mercado a los que Tesla va a tener que hacer frente estando peor preparada que todos sus rivales para poder recortar aún más sus gastos.
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