Subaru Outback 2.0 Boxer Diesel Limited 150CV, prueba (parte II)
Por fuera hemos visto que su motor y capacidad offroad están a la altura de lo esperado. Por fuera no es un coche muy vistoso, sino más bien algo cuadradote que recuerda a los Volvo de los años 80. Pero como os adelantaba en la parte anterior, lo bonito está en el interior, y no […]
Por fuera hemos visto que su motor y capacidad offroad están a la altura de lo esperado. Por fuera no es un coche muy vistoso, sino más bien algo cuadradote que recuerda a los Volvo de los años 80.
Pero como os adelantaba en la parte anterior, lo bonito está en el interior, y no precisamente su motor Bóxer Diesel, que también, sino su habitabilidad interior. Es verdaderamente espacioso y cómodo, agradable, donde llenarlo de maletas y personas y hacer un viaje a la nieve, será la primera tentación que tengamos.
Diseño exterior e interior
Aunque cada vez es menos común hablar de líneas poco redondeadas en los modelos de los coches, bien es cierto que aún siguen existiendo. El caso del Subaru Outback es uno de ellos, en el que la marca prefiere mejorar el interior que el exterior del coche. Eso se puede intuir nada más acceder al interior del coche, pero vayamos por partes.
La parrilla delantera es ciertamente agresiva y ha sufrido una modificación considerable, manteniendo su atrevido logo intacto, aunque muchas personas de la calle poco apasionadas del motor no lo reconozcan. Lo que más sobresale es su altura al suelo y su gran entrada de aire para refrigerar el motor. No es propio del motor, sino que la marca lo lleva introduciendo desde hace tiempo.
De siempre los Subaru han sido algo horteras (que nadie se ofenda). Aún recuerdo aquel Impreza WRX STi de color azul con llantas doradas estilo Clio Williams y alerón… pero eso ha cambiado y lejos de eso, ahora quieren presentarse como marca elegante y si me apuráis premium. Motivos y ganas no les faltan.
La parte trasera no ayuda a la estética, siendo fría y sin personalidad. El tubo de escape con salida inferior tampoco induce a pensar que se trata de un coche potente, aunque sí útil y versátil, con las barras superiores para montar una baca. Sin embargo, se ve que no es un coche antiguo cuando miramos en general a los cuadros ópticos, ya sean delanteros, traseros o intermitentes en los espejos.
Sus 4,76 metros de longitud, 1,82 de anchura y 1,61 de altura son propios de un coche para poder meter casi lo que se quiera. Su peso de 1.646 kilos se nota en el acelerador cuando intentamos moverlo. Monta de serie unos neumáticos de 17 pulgadas (225/60), aptos para carretera y superficies deslizantes; con menos perdería cualidades.
Interiormente cambia todo; la sensación es muy cómoda, apetece sentarse y no levantarse de su tapicería de cuero microperforado (no disponible en el acabado Premium). Además de asiento eléctrico para conductor, los traseros permiten dos posiciones de respaldo, muy cómodo para viajes largos.
Comenzando por el maletero de nada más y nada menos que 526 litros con palancas de fácil acceso para abatir los asientos traseros y cortina para no dificultar el acceso, en general todas las plazas disponen de espacio suficiente para ir cómodos. La postura del conductor por lo tanto, es cómoda tanto en espacio como en altura y distancia a pedales y volante. La visibilidad es mejorable.
El cuero de la tapicería es de buena calidad, igual que los plásticos del salpicadero y elementos que componen las puertas y otros espacios, de una tonalidad beige en la parte inferior y oscura en la superior, con ligeros tonos plateados que le otorgan elegancia al conjunto. El tacto del volante es normal, no destaca, pero tampoco incomoda.
Una de las cosas que más me gusta en los coches es cuando disponen de gran cantidad de guanteras y portaobjetos y en este coche los hay. Las puertas disponen de amplios espacios, las gafas de sol tienen su propio escondite, redes tras asientos delanteros, espacio visible en plazas posteriores tras el reposabrazos central con dos compartimentos para tarjetas u objetos de pequeño volumen y otro inferior para más voluminosos para plazas delanteras y en parte media de consola central, portavasos entre asientos, además de la habitual guantera para la documentación del vehículo y otros objetos. Creo que no se me olvida ninguno, aunque no me extrañaría.
Como véis, el diseño exterior se ve con creces superado con la habitabilidad interior y al fin y al cabo, el propietario disfrutará más del interior que del exterior. Pero aún queda lo mejor, su equipamiento que no es poco. Aunque en materia de seguridad no anda excesivamente sobrado. Mañana el desenlace.
Fotos | Jorge Rubio
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