Mientras Elon Musk manda coches al cinturón de asteroides, Tesla sigue viendo peligrar sus compromisos de producción. La solución permanece parada en Alemania
¿Seguirá Elon Musk al frente de Tesla? La solución el próximo 5 de junio
Directivos a la fuga, trabajadores con alto riesgo en materia de seguridad laboral y ahora los accionistas quieren que Musk deje la dirección de la empresa.
Apenas dos años después de su incorporación a la empresa, el responsable del desarrollo del sistema de conducción asistida (AutoPilot – piloto automático) de Tesla ha abandonado la empresa para fichar por Intel. La noticia no tendría mayor trascendencia si no fuera porque la salida de Jim Keller del fabricante de vehículos eléctricos es una más de la constante cadencia de abandonos de la nave que se viene produciendo en los últimos tiempos en Tesla.
Dos directores financieros, Jason Wheeler y Peter Rive (primos de Musk); el presidente global de ventas y servicios, Jon McNeill; el administrador, Eric Branderiz; la vicepresidenta de finanzas y tesorera corporativa, Susan Repo; el anterior líder del equipo de desarrollo del Autopilot, Chris Lattner; el responsable del área de baterías, Kurt Kelty; el vicepresidente de desarrollo comercial, Disarmuid O’Connell; … una larga lista de abandonos y deserciones camino de otras empresas en los últimos meses que coincide con el “infierno de producción” —definición del propio Musk— que se está viviendo en las últimas semanas en las factorías de la marca para alcanzar los niveles de producción prometidos a los accionistas y que todavía se encuentran muy por debajo de las cotas exigidas.
Y por si todo esto fuera poco, la guinda del pastel la acaba de poner el informe “The Dirty Dozen” en el que se destacan las empresas que ponen en riesgo a sus trabajadores por culpa de sus sistemas y políticas laborales, entre las cuales Tesla figura con letras doradas al igual que otras grandes como Amazon. El citado informe, elaborado por la National Council for Occupational Safety and Health (National COSH) de los EE.UU —entidad que vela por los derechos de los trabajadores en las empresas norteamericanas — ha situado a Tesla entre las doce empresas más peligrosas para sus propios trabajadores en Estados Unidos.
Tesla sufre un 31% más de accidentes que la media de sus rivales en la industria automovilística, accidentes que en el 83% de los casos son más graves que la media de los que se producen en la masa laboral del resto de fabricantes de la industria del motor. Y aunque desde Tesla han afirmado haber reducido sustancialmente el número de accidentes en los últimos meses, distintas medios señalan que investigaciones independientes indican lo contrario, afirmando además que la compañía no informa sobre algunos de ellos para evitar que las cifras oficiales de accidentalidad se incrementen más aún.
Así las cosas, no es de extrañar que los accionistas de la compañía automovilística norteamericana comiencen a mostrar seria preocupación por sus inversiones. La difícil situación financiera que amenaza a Tesla se suma a los reiterados incumplimientos en las fechas de entrega de unidades a los clientes —muchos de los cuales pagaron por anticipado sus coches, especialmente en el caso de los compradores del Model 3— y a los continuos problemas que surgen en sus cadenas de producción donde la fabricación de unidades de los distintos modelos sigue muy por debajo de lo esperado por estas fechas, pese al forcing al que Musk está sometiendo a sus trabajadores y que ha provocado incluso que el propio Musk en más de una ocasión durmiera en la misma factoría, para hacer ver su implicación personal en la resolución de los problemas.
Aún así, los accionistas comienzan a tomar posiciones. El próximo 5 de junio celebran su asamblea general y uno de los puntos del día será el debate sobre la adopción o no de una política que únicamente permita como presidente de la compañía a un director independiente. Caso de salir aprobada esta resolución de la asamblea, Musk dejaría de facto de ser director de la empresa.
La adopción de esta práctica dominante en la gran mayoría de las empresas de los distintos mercados, permitiría minimizar riesgos así como blindar a la compañía ante posibles problemas de gobernabilidad que pudieran surgir, aunque en la práctica el motivo real que subyace tras ello es quitar a Musk la dirección de Tesla para poner al frente a un gestor profesional y experto en el sector del automóvil para buscar soluciones prácticas y efectivas a los problemas de Tesla.
En todo caso, lo que está claro es que, al menos hasta la fecha, buena parte de los éxitos de la compañía no habrían sido posibles sin la figura de Musk y sus originales ideas. Sin duda, carecer de la efervescente personalidad de Musk habría impedido el éxito de Tesla, de igual modo que su continuidad puede suponer también su perdición.
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