El sector del automóvil en el ojo del huracán en la guerra arancelaria con Trump
¿Habemus guerra comercial? Apenas queda un mes de plazo para que la UE y EE.UU. fijen el nuevo escenario, y los aranceles de los coches son una de las cartas
Desde que Donald Trump anunció los nuevos aranceles para el acero y el aluminio las alarmas se enciendieron en el sector del automóvil, a sabiendas de que eso no podía traer nada bueno. Pese a las prisas, la UE y los EE.UU. se dieron un mes para negociar y ver de qué modo se podría impedir la guerra comercial que el presidente de los Estados Unidos acababa de poner encima de la mesa. Un plazo para encontrar un acuerdo que debería mejorar los cauces de importación y exportación entre ambas regiones. Y parece que para los Estados Unidos uno de esos cauces que deben mejorar es sin duda el del sector de automoción.
Los Estados Unidos quieren que Europa se abra aún más a la importación de coches americanos, actualmente poco competitivos frente a los vehículos europeos. Bajo la amenaza de activar para la UE los nuevos aranceles sobre el acero y el aluminio (actualmente en suspenso, hasta el próximo 1 de mayo), los Estados Unidos quieren forzar a la Unión Europea a mejorar el acceso que los Europeos tienen a sus productos en determinados sectores y uno de esos sectores es el de automoción y componentes.
Según un alto ejecutivo de la UE encargado de la negociación, “los coches están en el centro de atención de Trump. Pero cualquier reducción de los aranceles que gravan a los vehículos norteamericanos a la venta en Europa se tomará como una debilidad por parte de la Unión Europea”, advirtió el funcionario a los representantes de los 28 países comunitarios en la última reunión celebrada al respecto.
Las exigencias de los representantes norteamericanos son de los más variadas, pero entre todas ellas destaca una de lo más precisa: reducir los aranceles de los vehículos norteamericanos a la venta en la UE del 10 por ciento actual al 2,5 por ciento, igualándolos así con el arancel que grava a los vehículos europeos en los Estados Unidos.
La administración Trump ya ha logrado esto mismo en Corea del Sur y ahora busca conseguir lo mismo en Europa, aunque no parece tan fácil. Aproximadamente la mitad de las exportaciones europeas a los Estados Unidos están vinculadas al sector del transporte y los automóviles representan prácticamente el 13 por ciento de las exportaciones europeas a los EE.UU., mientras que en dirección contraria apenas suman un 4 por ciento.
La política proteccionista de la economía de los EE.UU. decretada por la administración Trump acabó con el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP) que la UE y los EE.UU venían negociando desde hace años antes de su llegada a la Casa Blanca. El TTIP buscaba una mayor reducción de los aranceles a la importación de productos entre ambas regiones y equiparar las normativas existentes para los distintos productos afectados a ambos lados del Atlántico. Posteriormente, Trump ha decretado nuevos aranceles (25%) para las importaciones de acero y aluminio, especialmente para las procedentes del mercado chino, aunque suspendió temporalmente su aplicación a Europa, Brasil y Argentina.
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