Seat Alhambra 2.0 TDI 170 CV DSG, prueba (Diseño exterior, interior y acabados)
Durante la primera parte de esta prueba hemos analizado el funcionamiento del motor 2.0 TDI de 170 CV en combinación con el cambio automático DSG de doble embrague. El resultado es muy satisfactorio. Hacen una formidable pareja: agradable, potente y ahorradora. En esta segunda parte nos centraremos en el aspecto exterior e interior, en su […]
Durante la primera parte de esta prueba hemos analizado el funcionamiento del motor 2.0 TDI de 170 CV en combinación con el cambio automático DSG de doble embrague. El resultado es muy satisfactorio. Hacen una formidable pareja: agradable, potente y ahorradora.
En esta segunda parte nos centraremos en el aspecto exterior e interior, en su capacidad para adaptarse a las diferentes demandas de una familia y en la calidad con la que ha sido fabricado.
Diseño exterior
El cuerpo del Alhambra no presenta grandes florituras ornamentales, es limpio y sencillo, y oculta bien su tamaño. Pero cuando se aparca al lado de un monovolumen de tamaño medio, por ejemplo un Citroën C4 Grand Picasso, te das cuenta de la verdadera dimensión de este vehículo.
En el frontal hay un par de faros con otros dos más pequeños debajo haciendo las veces de luces antiniebla y apoyo de iluminación en curva, una toma inferior de aire alargada y estrecha y, encima de ésta, una parrilla trapezoide que sirve de marco para el gran logotipo de Seat. Se percibe cierta agresividad en su mirada, gracias al elaborado diseño interior de las ópticas delanteras, pero la imponente carrocería no deja duda de que estamos ante un gran monovolumen de carácter familiar.
El vidrio y el metal comparten protagonismo en la vista lateral. Llegado a este punto hay que destacar el enorme techo solar panorámico opcional, por el que se filtra la luz del sol e inunda de claridad el amplio habitáculo, del que hablaremos un poco más adelante.
En la parte trasera hay unos pilotos cuya forma y distribución parece más característica de Volkswagen que de Seat. Esto no es fruto de la casualidad, ya que el Seat Alhambra y el Volkwagen Sharan son coches idénticos. No obstante, tengo que decir que la marca española ha sabido incluir una serie de modificaciones en el diseño que hacen de su versión un monovolumen estéticamente más atractivo.
Diseño interior, habitabilidad y acabados
El habitáculo del Alhambra puede dar cabida a 7 personas organizadas en tres filas de asientos (2-3-2). Todos los asientos de la segunda y la tercera fila son abatibles de forma individual y sus respaldos siempre quedan al mismo nivel que el piso de maletero. El procedimiento para abatir los asientos (o desplegarlos) es sencillo y se realiza mediante tiras de tela o tiradores de plástico.
El acceso a la segunda y tercera fila de asientos se hace a través de dos puertas correderas, una en cada costado del vehículo. Son grandes y dejan un espacio adecuado para pasar dentro. Resultan muy útiles en aparcamientos estrechos, aunque esto es un tanto relativo porque las puertas de los pasajeros de la primera fila (incluida la del conductor) tienen puertas con el tradicional sistema de apertura de tijera. Cuando las puertas correderas se abren, sobresalen de la carrocería un poco más de lo que lo hacen los retrovisores.
El accionamiento de las puertas laterales es manual, pero mediante el pago de 1.100 € puede ser eléctrico, incluyendo el portón del maletero, como ocurría con la unidad de pruebas. Es un sistema práctico y cómodo, pero algo lento. Tienen aspectos ventajosos con respecto a las manuales, por ejemplo, se quedan en la posición fijada independientemente de si estamos en pendiente o en llano. Esto no sucedería si las puertas fueran manuales, que se abrirían o cerrarían en función de la pendiente.
El puesto de conducción es muy agradable y se sitúa a mayor altura del suelo de lo habitual en una berlina. La postura que se adopta es parecida a la de sentarse en una silla. Se llega con facilidad a los pedales (acelerador y freno en este caso) y se tiene un buen control del entorno del vehículo. Al tener una gran superficie acristalada, la visión periférica del Alhambra es muy buena. Los principales mandos se encuentran a mano y son fácilmente manejables. Todos ellos son agradables al tacto y denotan calidad. Las molduras utilizadas para cubrir el salpicadero y las puertas tienen un muy buen aspecto, son de tacto blando y encajan bien unas con otras, lo que evita la aparición de crujidos o chirridos cuando se circula sobre asfalto resquebrajado.
Es curiosa la contradicción que se produce en la mente de muchas personas al sentarse en este Seat por primera vez y descubrir su excelente calidad de fabricación. La política de compartir elementos entre los coches del mismo grupo Volkswagen para abaratar costes es beneficiosa para marcas que tradicionalmente han sido consideradas de rango medio-bajo (y no tanto para otras como Audi).
Maletero y huecos
La capacidad de carga del maletero depende de los asientos que llevemos desplegados. Con todas las filas “en pie” hay un volumen de 267 dm3. Si abatimos la tercer fila, éste asciende a 809 dm3. Y si abatimos la segunda fila obtendremos 2430 dm3. Para tener una mejor apreciación de lo que significan estas cifras, puedo citar dos ejemplos: Primero, en el Alhambra se pueden transportar tres bicicletas de montaña (y a sus respectivos dueños), con ruedas de 26, 28 ó 29”, sin mayor inconveniente que desmontar la rueda delantera de cada una de ellas; Segundo, con los asientos de la segunda y tercera fila abatidos, se puede introducir un colchón de más de 2,00 metros de largo y pasar la noche en el interior del Alhambra.
En cuanto a los huecos, el Alhambra dispone de multitud de ellos repartidos por todo el habitáculo. Hay un hueco en la parte superior de la consola central, en la parte baja de la misma, entre los asientos delanteros, en todas las puertas, en el techo, en los apoyabrazos, en los laterales de la tercera fila… Imposible que uno pueda quejarse en este aspecto, a no ser porque con tanto hueco es muy probable que acabes perdiendo cosas.
Los pasajeros de la segunda fila y tercera fila disponen de salidas de aire en el techo. Adicionalmente, los de la segunda fila cuentan con unas mesitas plegables y una toma de corriente como las que hay en casa, en la que se puede conectar ordenadores, neveras portátiles e incluso un microondas.
Fotos | Pablo David González González
Deja un comentario