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Salón del Automóvil de Vigo: Corvette Victory Edition
Ya iba siendo hora de que hablásemos de algo un poco más jugoso y atractivo… vale, y también caro e inaccesible para muchos. El concesionario de Corvette -que no confundir con Chevrolet, son marcas separadas- de Vigo se encargó de llevar a la muestra un Victory Edition, edición limitada del Coupé americano. En concreto, la […]
Ya iba siendo hora de que hablásemos de algo un poco más jugoso y atractivo… vale, y también caro e inaccesible para muchos. El concesionario de Corvette -que no confundir con Chevrolet, son marcas separadas- de Vigo se encargó de llevar a la muestra un Victory Edition, edición limitada del Coupé americano.
En concreto, la protagonista es la unidad 19 de una serie de 250, honor que acreditaba una placa con su número de chasis. La edición, exclusiva para Europa, conmemora las más de 50 victorias que Corvette Racing ha cosechado desde 1999 y añade un gran nivel de equipamiento sobre la versión de acceso al deportivo.
Pero vamos a intentar no centrarnos tanto en eso, es un Corvette y merece ser descrito como un deportivo de pura raza más que como una edición especial. Inconfundible a la vista, su diseño parece mantenerse inmutable en el tiempo. A nadie se le escapa reconocerlo de un sólo vistazo, es inconfundible desde el largo capot hasta sus pilotos redondeados insertados en su ligeramente curva zaga.
Puede que su apariencia no acabe de encandilar a muchos Europeos, pero no se le pueden quitar méritos por eso, ya que pocos deportivos del viejo continente ofrecen tan buenas prestaciones a un precio tan asequible como este.
Su motor en disposición frontal central V8 LS2 de 6.0 litros produce unos 404 caballos enviando todo ese potencial al eje trasero. Es la configuración clásica del deportivo y pese a los últimos rumores acerca de un futuro central trasero, creo que la marca seguirá fiel a su esquema de diseño tal y como debe ser.
Pero no vamos a hablar del comportamiento y prestaciones de un coche del que ni siquiera hemos podido meter la llave en el contacto. De su interior si: es un guante.
Ver el mundo desde el puesto de conducción de un Corvette es -como en todo deportivo de alta gama- un mundo aparte; los baquets forrados en cuero acogen tu anatomía con la mayor delicadeza y sujeción. Todo gira en torno al conductor, el salpicadero, los mandos… nada escapa a una intuitiva facilidad de uso que permiten al conductor centrarse en lo que importa: no desbocar el caballaje de la mecánica fuera del asfalto.
Por ser el modelo en cuestión negro -la edición también permite escoger el amarillo- incluía exteriormente unas llantas de 18 pulgadas en gris oscuro y el interior estaba recubierto con cuero en negros y rojos. La fibra de carbono también se hace un hueco en la consola central, donde se encuentra alojada el sistema de navegación con DVD (parte del equipamiento adicional que le da esta versión).
El tablero es otra de esas cosas que también impresionan; con sólo abrir el coche su iluminación hace que todo el que se suba dirija su vista hacia él hasta toparse con esa reluciente cifra mágica al final del velocímetro: los 300 km/h. Sin embargo, hay un detalle que no me acabó de convencer; el volante no parece el digno de un coche así, y es más, sus radios con plásticos metalizados y controles insertados le hacen ser misteriosamente parecido al que puede montar un Chevrolet HHR sin ir más lejos.
El Victory Edition se ofrece con una caja manual de 6 relaciones o una automática de 6 relaciones también con levas en el volante, que era la que este montaba. Su precio es de 76.650 euros aunque yo al comercial le entendí que superaba los 80.000… en todo caso, posiblemente eso os importe tan poco como a un servidor ya que la cuenta corriente no los consiente. Bajo estas líneas os dejo con una breve galería de fotos en el que lo podéis ver con y sin techo, recordad que el Corvette Coupé es un Targa:
Fotos | Eduardo Mariz
Agradecimientos al concesionario Detroit Mobil, S.A..
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