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Salón del Automóvil de Madrid: KTM
Ver a KTM en un Salón de Automóviles es un hecho excepcional pero que cuenta con una buena razón. El fabricante austriaco llegó a Madrid con unas cuantas motocicletas deportivas pero con una pieza clave: el X-bow. Aunque en teoría todavía no puede circular por carreteras españolas, este vehículo llega llamando a la puerta de […]
Ver a KTM en un Salón de Automóviles es un hecho excepcional pero que cuenta con una buena razón. El fabricante austriaco llegó a Madrid con unas cuantas motocicletas deportivas pero con una pieza clave: el X-bow.
Aunque en teoría todavía no puede circular por carreteras españolas, este vehículo llega llamando a la puerta de muchos futuros compradores con sus encantos. Rival del Ariel Atom y Lotus Seven moderno si es que a un vehículo así se le puede mentar evolución.
La filosofía es clara: a la hora de la verdad cuenta la relación peso-potencia y restando de lo primero el precio baja a costa de ser más rudimentario. Claro que lo de rudimentario es relativo, el X-bow no será precisamente el vehículo más cómodo de la historia, ni al que se le puede dar más usabilidad, ni práctico, ni efectivo contra las inclemencias del clima… pero abandera la palabra «exótico«.
Su ligero chasis de fibra de carbono y el resto de componentes fijan 825 kg en la báscula, claro que ni puertas ni parabrisas ni techo… Tras los asientos de los dos pasajeros que permite llevar, se haya su motorización; un 2.0 TFSI (de origen VAG) de cuatro cilindros e inyección directa, intercooler y turbocompresor que le dan 241 CV a 5.500 rpm. Curiosamente, KTM afirma que más adelante llegará una versión de 300 caballos; para Ariel Atom, máximo rival, también la hay.
Por el momento las opciones del vehículo son muy limitadas: sólo naranja o blanco como pintura, autoblocante opcional pero incluido de momento en todas las versiones, caja manual de seis relaciones pero todavía no hay una tipo DSG de doble embrague…
Dicho esto toca concretar los atributos que se ganan: 3,9 segundos en llegar a los 100 km/h desde parado y una punta de 217 km/h. Puede que no sean valores estratosféricos, pero el encanto de este coche no reside ahí tampoco. Su comportamiento, permite una aceleración lateral máxima de 1,23 g; garantizada por un sistema de suspensiones con muelle y amortiguador en posición casi horizontal.
Parece un verdadero monoplaza pero para dos ocupantes, ya no sólo por el equilibrio de pesos y su centro de gravedad, sino por lo austero que resulta. Es un vehículo muy excepcional y cuya compra sólo puede ser de forma pasional, pensarlo con la cabeza… no tiene mucho sentido, valga la redundancia. Bueno, y como de costumbre, tener los 60.000 euros (aproximadamente) que nos separa a todos de él.
Fotos y vídeo | Highmotor
Más información | Km77
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