Los talleres tendrán que adaptarse a las nuevas necesidades de los coches eléctricos y cambiar los modos de trabajo a la tecnología de los coches eléctricos
¿Es más rentable un coche eléctrico que un diésel o gasolina?
El precio de un coche eléctrico de entrada es mayor que uno de combustión, pero el ahorro que supone a lo largo de los años lo hace más rentable.
Llega el momento de cambiar de coche y la pregunta actualmente es evidente, ¿es mejor comprar un vehículo diésel, uno de gasolina o un coche eléctrico? Además de las opciones híbridas y de combustibles alternativos que obviaremos, la verdad es que las diferencias son significativas, así que es importante fijarse en su rentabilidad tomando como base aspectos como su autonomía, precio inicial y otros similares.
¿Cuánto cuesta llenar el depósito o cargar la batería con los precios actuales?
Vamos a empezar por la que es una de las principales preocupaciones de todos los conductores. Esta no es otra que el precio final para llenar el depósito de combustible o las baterías de los modelos eléctricos, y es que, al fin y al cabo, el paso por las estaciones de servicio es algo tan cotidiano como costoso.
Para que los cálculos sean más sencillos, vamos a situarnos en el precio medio para recorrer 100 kilómetros en condiciones mixtas. Es decir, esta distancia repartida entre carreteras urbanas y vías rápidas.
Según Red Eléctrica de España, el precio medio del kilowatio incluyendo el impuesto sobre la electricidad y el IVA es de 0,13236 €/kWh para los dos últimos años. Tomando un modelo bastante común como el Renault ZOE que probamos hace poco, el cual necesita unos 13,3 kWh para recorrer 100 km, el precio total para este recorrido sería de unos 1,76 euros en total.
Por otro lado, si tomamos como referencia los precios de la gasolina y el diésel en la actualidad, la rentabilidad del eléctrico es clara. Un vehículo de las mismas características que el anterior pero con motor de combustión necesita unos 5 litros de combustible para completar los 100 km, lo que obliga a pagar al conductor una cantidad que se mueve entre los 6 y los 6,5 euros.
Por lo tanto, llenar el depósito siempre va a ser mucho más caro que cargar las baterías del coche eléctrico (en torno a un 200%), algo que a final de año puede suponer una cantidad considerable entre un modelo y otro.
Otros factores a tener en cuenta: subvenciones, impuestos, mantenimiento y coste de instalación
Pero la carga de las baterías o el llenado del depósito no son el único criterio que hay que vigilar de cerca. Uno de los que más disuaden a los conductores de apostar por el motor eléctrico es el precio de estos vehículos.
Tomando un vehículo de similares características, el coche con motor eléctrico puede duplicar tranquilamente en precio a los modelos de combustión. No obstante, existen subvenciones fiscales de ayuda que pueden rebajar considerablemente el precio además de otras medidas como el no pagar en zonas azules que también tienen que ser valoradas a largo plazo.
De entrada el eléctrico es mucho más caro, aunque hay que sopesar todas las medidas fiscales impulsadas para su promoción si se quiere encontrar esa rentabilidad que se está buscando.
Otro de los aspectos que hay que valorar es si alquilar o comprar las baterías. Aquí la mayoría de firmas que ofrecen ya vehículos con motor eléctrico ofrecen ambas posibilidades que se ajustan a la necesidad de cada comprador. Una de las opciones más demandadas es la del alquiler. La batería de un modelo eléctrico es prácticamente la pieza más cara de todo el vehículo y su sustitución puede ser todo un contratiempo para el usuario, por lo que el alquiler previene tener que hacer un importante desembolso en caso de rotura a cambio de una cuota mensual.
Lo mismo sucede con el punto de enchufado, una instalación que suele hacerse en el parking privado y que puede ser costeada por completo por el conductor o alquilada por parte de la empresa suministradora de energía suele costar entre 1.200 y 1.500 euros.
Teniendo todo esto en cuenta, el vehículo eléctrico resulta mucho más rentable en lo que al día a día se refiere por su gasto, aunque hay que valorar su precio, la instalación del punto de enchufado y otros aspectos similares que equilibran un poco más esta rentabilidad.
Caso práctico: ¿cuántos kilómetros debo hacer al año para amortizar la inversión?
Podemos partir del mismo modelo eléctrico utilizado anteriormente o un Nissan Leaf, que son los que copan en mayor porcentaje el parque automovilístico según datos de ANFAC: ambos modelos cuestan de media 30.000 euros (el Renault ZOE le falta poco y el Nissan Leaf supera la cifra por poco también).
Los modelos similares en versión de motor de combustión (Renault Clio y Nissan Pulsar, aunque éste último ya no se fabrica) cuestan de media 13.000 euros, por lo que la diferencia es de unos 17.000 euros que nos cuesta de más el coche eléctrico.
Para poder amortizar la inversión de 17.000 euros extra, y según el cálculo realizado anteriormente (casi 5 euros cada 100 kilómetros), debemos realizar 340.000 kilómetros, pero esta cifra baja considerablemente si incluimos el ahorro en mantenimiento, impuestos, subvenciones en aparcamientos y la comodidad de poder circular por cualquier ciudad sin restricciones.
En definitiva, concluimos que un coche eléctrico que encontramos en el mercado sale rentable a partir de los 20.000 kilómetros al año si lo mantenemos al menos durante 10 años.
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