Renault Clio 0.9 TCe 90 CV, prueba (Motor y prestaciones)

Hace apenas unos meses era presentado el nuevo Renault Clio, un modelo muy importante dentro de la gama del fabricante francés (con permiso del Megane que tantas alegrías produce en ventas) y que ahora se renueva completamente para ofrecer un diseño diferente, nuevos motores y nuevo equipamiento.

Nuestro equipo de pruebas ya se ha puesto al volante del nuevo Clio y te vamos a contar todo sobre este utilitario que tan presente está en nuestras carreteras desde hace años. El nuevo Clio destaca lo primero por su diseño exterior, es diferente, es más deportivo, pero dudo mucho que deje a alguien indiferente. Eso sí, en la parte mecánica se sube al carro del downsizing y ahora estrena un propulsor de tres cilindros con turbo capaz de ofrecer 90 CV. ¿Qué tal va? ¿Es dinámico? ¿Cuanto consume?, sigue la prueba y te responderemos a estas u otras cuestiones.

Motor y prestaciones

Los franceses apuestan por el tres, es decir, por motores tricilíndricos. Cuando Peugeot lanzó el 208 ya se apostó por un motor de tres cilindros para el modelo galo y ahora Reanult repite la operación para el renovado Clio. Es curioso porque además Renault tiene en la propia casa un motor de tres cilindros que funciona realmente bien (de origen Nissan, el 1.2 DIG-S de 98 CV) pero aún así han optado por un desarrollo propio.

Bajo la denominación 0.9 TCe se esconde un motor de sólo 898 cc con turbo que es capaz de alcanzar los 90 CV de potencia. Lo más destacable del propulsor es la entrega de potencia, de manera más progresiva que los típicos motores gasolina. Desde las 2.000 r.p.m. el coche ya empieza a empujar con fuerza, algo que continua pasadas las 3.000 vueltas y hasta poco más de 4.500-5.000 r.p.m. donde desfallece.

Digo que es progresivo, pero hay que entrecomillar esa expresión, puesto que notamos como sopla el turbo al llegar a las 3.000 vueltas, su régimen normal de funcionamiento. Eso sí, comparado con el motor gasolina de acceso (1.2 de 75 CV) este tricilíndrico responde de manera más enérgica a las órdenes del acelerador y es un motor que aún permite alegrías en carretera o afrontar un adelantamiento de forma correcta (no es espectacular, pero es un Clio, no un Clio Sport).

El motor va asociado a una caja de cambios manual de cinco relaciones, una caja que eleva los consumos en autovía al no disponer de sexta y rondar las 3.000 vueltas cuando rodamos cerca de los 120 km/h. En cuanto a la caja de cambios es correcta en el tacto, no es de las más precisas, pero he probado urbanos franceses con peor tacto en la caja de cambios.

Nuestra unidad, en el acabado Dynamique, incorpora el botón ECO, que no tiene nada que ver con el Star&Stop que también equipa. El modo ECO incide directamente sobre los ajustes del motor (electrónica) para reducir el par motor, reducir la fuerza del climatizador, y mejorar en definitiva la conducción de cara a una mayor eficiencia, según la marca, puedes ahorrar un 10% de consumo.

En la práctica se nota cuando va activado (se puede desconectar) porque apenas deja subir al motor de vueltas y en el caso de un adelantamiento notamos mucho la diferencia de circular normalmente a hacerlo con el modo ECO activado, eso sí, para trayectos tranquilos supone un interesante ahorro.

¿Este motor tricilíndrico es suficiente para mover al nuevo Renault Clio? Para contestar a esto hay que hablar de que sólo hay dos motores disponibles en toda la gama del Clio, el 1.2 básico de 75 CV y este 0.9 TCe con turbo de 90 CV. Se espera un interesante 1.2 TCe con turbo de 120 CV, pero hasta que llegue, el pequeño de tres cilindros es un buen motor y hasta puede aportarnos algo de diversión si lo llevamos alto de vueltas.

Eso sí, sobre fiabilidad tendremos que hablar dentro de unos años, es la pregunta que más me han hecho durante el tiempo que probé el Clio, lo que puedo responder es que es un motor con turbo por lo tanto tenemos que ser cuidadosos de no revolucionarlo mucho en frio, después de viajes largos no apagar el coche de golpe, es decir, esas recomendaciones que siempre es bueno seguir y que poca gente practica y pueden evitar muchas averías.

Comportamiento

Lo primero que me viene a la cabeza en este apartado es la estabilidad, tanto en carretera como si decidimos meter al pequeño galo en autovía. Esa estabilidad viene ayudada por unas suspensiones de tipo más duro que lo habitual en este segmento y que le aportan cierto dinamismo en zonas con curvas.

El contrapunto de esto, es la sequedad de la suspensión si pasamos por una carretera mal asfaltada o con las típicas tapas de las alcantarillas mal niveladas o con baches producto del tiempo. En estos casos el confort se reduce y puede llegar a ser una suspensión algo seca.

En este apartado tenemos una cosa mejorable y otra que nos ha gustado. La parte mejorable es la dirección, no es directa y además está demasiado asistida, es una dirección que no transmite lo que pasa en las ruedas, típica de urbano pero mejorable en un coche que goza de una buena estabilidad y dinamismo.

La parte que nos ha gustado son los frenos, de tambor traseros (un elemento mejorable) pero que sin embargo el Clio se detiene con gran facilidad y sus frenos cumplen en cualquier situación.

Cuando circulamos por autovía, el aislamiento interior está más trabajado que la anterior generación, pero aún así, se podría trabajar algo más en este apartado.

¿Es dinámico? ¿Cómo se comporta? Haciendo un breve resumen, es más estable que la anterior generación, gana dinamismo y goza de un sistema de frenos con buen funcionamiento. En la parte mala tenemos la reducción del confort si circulamos por zonas con mal asfalto.

Consumo

Este apartado no es muy favorable al motor TCe pero cumple de forma correcta, eso sí, tenemos que distanciarnos de los consumos homologados del Clio. En nuestra prueba el consumo medio rondó los 6,5 litros a los 100 km.

En carretera el consumo osciló entre los 5,5 litros hasta los 6,5 litros, dependiendo mucho de nuestra conducción, del modo ECO y de la ruta a seguir. En general si somos cuidadosos con el acelerador y la ruta no es un puerto de montaña, podemos conseguir un consumo por debajo de los 6 litros.

En autovía la cifra se situó en los 5,6 litros, en un recorrido diferente al habitual, pero si de autovía en una distancia que rondó los 150 km. Ahí al no disponer de sexta se penaliza mucho más el consumo, que podría ser menor si el motor fuera menos revolucionado. Mientras que en ciudad si nos descuidamos podemos superar con facilidad los 9 litros a los 100 km.

Fotos | Diego G. Moreira y Equipo de pruebas