Renault Captur 1.5 dCi 90 CV, prueba (Diseño exterior, interior y acabados)

Hace unos días arrancamos la prueba del Renault Captur hablando de las prestaciones de su motor diesel 1.5 dCi de 90 CV, además también os contamos cómo se comporta y las cualidades dinámicas de este SUV con claro acento urbanita.

Ahora que ya conocemos todo lo relacionado con el motor, prestaciones, comportamiento o consumos, nos toca hablar del diseño. Este es un punto importante en el Captur, porque es un coche muy personalizable, con un diseño alegre y juvenil. Mientras que en su interior nos ofrece espacio para cinco ocupantes con soluciones prácticas y curiosas.

Diseño exterior

El Captur representa perfectamente la esencia de un todocamino, un coche alto con aspecto de SUV pero sin tracción total. Además cuenta con una paleta de colores de lo más variopinto, de echo nuestra unidad es de las más tradicionales en cuanto a la combinación de colores.

Naranja, azul, blanco perlado, son algunas de las tonalidades disponibles para el exterior del Renault Captur. Al color exterior se suma la posibilidad del techo en otro color a modo de contraste, como nuestra unidad que tenía el techo blanco (no era blanco blanco, tirando a color crema).

El frontal estrena el nuevo logotipo y parrilla de la marca, ahora el rombo crece y se convierte en el centro del frontal. En la parte inferior podemos ver los antiniebla (que no son de serie, sólo en la versión Intens y Zen -nuestra unidad-). Sin embargo desde el segundo nivel de a acabado ya aparecen los cromados inferiores, luces LED diurnas y los antinieblas.

En la zaga destacan las protecciones inferiores al estilo todocamino y al mismo tiempo, sorprende la altura libre del suelo, algo muy positivo para sobrepasar zonas complicadas o con el firme irregular sin temer por los bajos del coche.

Diseño interior, habitabilidad y acabados

En el momento que nos sentamos en el Captur sentimos varias sensaciones, la primera es la postura de conducción, alta y muy cómoda (ideal para viajar horas y horas), otra de las sensaciones es el espacio interior y finalmente notamos que la calidad tiene margen de mejora.

Vayamos por orden; el diseño del salpicadero es sencillo, toma elementos de la nueva generación del Renault Clio, como la instrumentación o la consola central en negro brillante. Además admite varias configuraciones personalizadas que combinan el color de la tapicería con el color del salpicadero. Pero hay demasiado plástico duro (incluso el Renault Clio está un punto por encima en calidad), eso sí, los ajustes son correctos.

La postura de conducción nos ha gustado mucho, porque es alta, con buena visibilidad, el volante se puede ajustar en altura y profundidad, siendo unos asientos muy cómodos para realizar viajes largos. Los asientos no tienen mucha sujeción lateral, pero cuentan con un sistema muy particular e ingenioso. Tienen fundas que se pueden sacar con sólo abrir una cremallera, un detalle práctico.

Atrás hay espacio suficiente para tres adultos, el tren central es ligeramente elevado perdiendo espacio para el ocupante del asiento central, pero en general, para el tamaño que tiene no escatima en espacio tanto para los pies como para la cabeza.

Maletero y huecos

El maletero del Captur tiene una capacidad de 377 litros, es de lo mejor en el segmento, por comparar, un Peugeot 2008 tiene una capacidad de 360 litros, Nissan Juke tiene 251 litros de capacidad o el Opel Mokka tiene 356 litros de capacidad.

El maletero además dispone de doble fondo, lo que aumenta su practicidad. Mientras que en el apartado de huecos, cabe destacar la guantera principal que se desplaza entera cuando se abre, como si fuera un cajón. Además también sorprenden las bolsas portaobjetos detrás de los asientos, totalmente low-cost, pero con un diseño original y práctico, puesto que son simples cuerdas que cambian según el color de la tapiceria.

En la tercera parte de la prueba hablaremos del equipamiento, repasando los elementos de seguridad, además de los precios y de nuestra valoración general sobre el Renault Captur.

Fotos | Diego G. Moreira