Radares en España y Europa, ¿seguridad o afán recaudatorio?
La presencia de más de 1.800 radares en las carreteras españolas busca mejorar la seguridad durante los desplazamientos durante todo el año, no solo en festivos
Llegamos ya mismo a la Semana Santa y eso significa una gran cantidad de desplazamientos por toda la geografía española, e incluso europea. Es lo que tienen las vacaciones y las ganas de visitar otros lugares. Y siempre que hay una cantidad tan grande de desplazamientos en coche, las dotaciones de la Guardia Civil de Tráfico comienza una campaña de concienciación para que conduzcamos bien y lleguemos a salvo a nuestro destino. Y entre las acciones que pone en marcha, está el registro de la velocidad mediante la red de radares que ocupan las carreteras españolas.
España cuenta con una red de carreteras que alcanzan los 163.273 kilómetros de carreteras, de los cuales 12.777 de ellos son autopistas. Y si hablamos de radares, a lo largo de esas carreteras se despliegan 1.845 radares, tanto fijos como móviles, además de los de tramo. A estos se suman los seis helicópteros Pegasus. De esta cifra, 1.409 radares son fijos, por lo que están perfectamente localizados y es relativamente sencillo tenerlos presentes para evitar sustos. Pero hay 409 radares que la Guardia Civil puede instalar en momentos puntuales y que sirven para realizar controles de velocidad aleatorios y que son más difícil de tener controlados.
Radares en países europeas
La presencia de radares no es exclusiva de España, ya que en toda Europa (y claro, en países en otros continentes) son algo común. De hecho, en Italia hay 7.043 radares, mientras que en Francia 3.324 dispositivos. Por debajo de España, por ejemplo, nos encontramos con 1.059 radares o Bélgica, con 1.034 unidades de control de velocidad.
La cifra de radares en España representa una ratio de 0,8 radares cada 100 km, mientras que en Italia, pese a la cantidad de unidades, queda en 1,5 unidades por 100 km. Esto se debe a la cantidad de kilómetros que hay en el país transalpino, que alcanza la cifra de 452.541 kilómetros de carreteras y 26.990 en autopistas. Esto hace que tengamos una buena densidad de radares en nuestro país.
La presencia de estos dispositivos tienen su lógica porque normalmente, la mejor manera de evitar accidentes es sancionar, por desgracia. Pero se sabe que hay algunos que están ubicados en lugares donde no sería necesario que estuvieran, bien porque cuentan con unos límites de velocidad muy bajos, o por otros motivos en los que no se explica su presencia.
No todas las comunidades autónomas tienen el mismo número de radares, ya que cada una de ellas tiene un reparto de dispositivos. Las que más tienen son Cataluña, el País Vasco y Madrid, mientras que Castilla León, Extremadura y Navarra son las regiones que menos tienen en sus carreteras. Entre unas y otras, hay tramos donde se pueden encontrar una concentración muy densa de radares y otros donde están más alejados. En la mayoría de casos, recalcamos, cumplen con su función disuasoria y funcionan para evitar riesgos.
Velocidad máxima sin peligro de multa
Los radares tienen una velocidad mínima para activarse, así que si se pasa de esta, salta la foto. Hay un margen de siete kilómetros, en el caso de un límite por debajo de los 100 km/h, mientras que si el límite es superior, saltará si se sobrepasa esta velocidad un 7%. Es decir, en un punto donde la velocidad máxima sea de 30 km/h, como es el caso de una vía urbana, el radar multará a partir de los 38 km/h, mientras que en un tramo con un límite de 100 km/h, el radar se activará a partir de los 108 km/h.
En el año 2015 se registraron en España 3.286.799 denuncias relacionadas con el exceso de velocidad, una cifra bastante considerable. Además, hay también radares pensados para detectar otras irregularidades como la falta del cinturón de seguridad o el uso de los teléfonos móviles, así que cada vez se fuerza a conducir de manera más segura aunque sea a golpe de sanciones.
Los radares en las carreteras tienen un efecto disuasorio para mejorar la seguridadTambién es cierto, que a pesar de que la inmensa mayoría de radares busca incrementar la seguridad en carretera, hay tramos en los que parece que los radares estén ubicados para multar sin más. Son tramos con límites de velocidad que no parece, a priori, acordes con la calidad de la carretera, mientras que encontramos otros tramos donde debería haber un control y no lo hay. Hay que recordar que los trucos pensados para evitar que el radar tome la imagen que nos puede acarrear una multa son ilegales y no solo no evitan la toma de imagen, sino que pueden incrementar considerablemente la sanción.
Existen dispositivos que tienen registrada la ubicación de los radares y que son legales, porque la situación de los radares es pública. En ese caso, son legales y pueden servir para recordar al conductor dónde ha de vigilar su velocidad. Tampoco hay que creer las cadenas que muestran radares en los lugares más insólitos. No hace falta que se escondan de esta manera, porque los radares móviles pueden estar en cualquier lugar.
La manera más correcta de evitar multas indeseadas por exceso de velocidad es cumplir con las limitaciones de velocidad y aunque resulte molesto en muchas ocasiones, tengamos la suficiente precaución, sino por no sufrir un accidente, para evitar recibir la todavía más molesta carta de la DGT con la imagen de nuestro coche. Que esa sí que fastidia y de verdad.
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