Punta-tacón, doble embrague y rev matching: qué son, para qué sirven y cómo efectuar estas técnicas de conducción

Seguro que, como buen amante del mundo del automóvil, te encanta conducir y siempre has querido incrementar tus aptitudes al volante, algo que no siempre es sencillo pero que se puede conseguir. Para ello, existen diversas técnicas o consejos que nos ayudarán no solo a llevar a cabo una conducción más precisa, sino también a tener un control que derivará en un manejo del coche más seguro. Para implementar dichas características hoy os traemos tres técnicas conocidas como punta-tacón, doble embrague y rev matching, las cuales nos servirán para evitar posibles daños mecánicos si las efectuamos correctamente y para obtener un mejor comportamiento de nuestro coche.

Dichas técnicas se han heredado directamente del mundo de la competición, y las cuales han sido -y son- empleadas por numerosos pilotos para poder obtener un resultado más eficaz sobre el asfalto. Su uso debe ser adecuado, puesto que efectuarlas incorrectamente no solo nos podría llevar a dañar diferentes componentes mecánicos, sino que también podemos causar una conducción errónea, por eso es importante practicarlas en lugares donde no haya tráfico.

Punta-tacón

Sin duda alguna, estamos ante una de las técnicas de conducción más difíciles de realizar con éxito, puesto que esta no solo depende de nuestra pericia con los pies y las manos, sino también de la disposición de los pedales, la cual puede variar en todos y cada uno de los coches. Como su propio nombre indica, tendremos que hacer uso tanto de la punta como de la parte final de nuestro pie, aunque en ocasiones podremos recurrir al lateral en función de los pedales de nuestro coche.

¿Cuál es el objetivo de dicha técnica? Busca evitar que las revoluciones del motor suban demasiado cuando reducimos de marcha, intentando que el giro del disco del embrague y del propio propulsor no sea muy dispar cuando ambas piezas vuelven a acoplarse. A todos nos ha pasado que, en nuestros primeros pasos como conductores nóveles, al reducir de marcha experimentábamos un tirón demasiado brusco por parte del coche; esto es debido a que lo hacíamos demasiado pronto, provocando que el giro del disco del embrague fuese demasiado alto respecto al del motor, y este último buscase adaptarse a las revoluciones del otro rápidamente.

¿Cómo efectuamos el punta-tacón? La teoría es sencilla, puesto que simplemente debemos pisar el embrague al mismo tiempo que, con delicadeza, accionamos el freno con la punta del pie y damos un golpe de gas con la parte final de este. Gracias al golpe de acelerador que proporcionamos antes de insertar una marcha menos, provocamos que el giro del motor sea más alto y que la diferencia entre este y el disco del embrague sea mucho más reducida. De esta forma no solo podremos entrar más rápido en las curvas y salir de ellas, sino también conseguiremos un menor gasto del embrague, aunque como consecuencia aumentará el consumo de combustible.

Doble embrague

El objetivo de estas tres técnicas que hoy nos incumben es el mismo: evitar que el giro del disco del embrague y el del motor sea muy diferente cuando reducimos de marcha, y provocar una conducción más rápida y dinámica y una menor retención por parte del motor. Sin embargo, con el paso del tiempo se han desarrollado otro tipo de procesos para obtener el mismo resultado pero de forma más sencilla, como es el caso del doble embrague.

Esta técnica también puede ser empleada en momentos de falta de fuerza, una situación bastante usual cuando estamos al volante de vehículos muy pesados y nos encontramos atacando una pendiente muy acusada. Funciona mejor con las inserciones de marchas verticales y su accionamiento debe ser rápido y eficaz, con el objetivo de evitar perder velocidad o potencia en el proceso.

Como hemos mencionado, el doble embrague se presenta como una técnica más sencilla de realizar que el punta-tacón, puesto que en esta no interviene ninguna otra zona de nuestro pie. Imaginemos que estamos circulando en cuarta y se avecina una curva con un considerable vértice y queremos sortearla con la mayor eficacia y diligencia posible. Frenamos antes de abarcarla, pisamos el embrague y acoplamos el punto muerto; acto seguido damos un golpe de gas para subir las revoluciones del motor mientras la palanca de cambios sigue en el punto muerto, soltamos y accionamos el embrague para reducir a tercera y poder soltar el embrague rápidamente y continuar la marcha.

Rev matching

Realmente no existe un nombre literal para esta última técnica, puesto que el término rev matching hace referencia al objetivo de todos y cada uno de los procesos descritos en este artículo: provocar que el giro del disco del embrague y el del motor sea lo más parejo posible cuando reducimos. Esta última técnica se presenta como la más sencilla de realizar y puede que sea la más apropiada para aquellos que aún no dominen el punta-tacón.

Para efectuar el rev matching correctamente debemos encontrarnos en una tesitura similar; es decir, una curva cercana que nos exija reducir con rapidez para poder superarla adecuadamente. Una vez que hemos llegado a dicha situación debemos pisar el embrague y, al mismo tiempo, dar un ligero golpe de acelerador para subir las revoluciones y embragar acto seguido con la marcha deseada acoplada.

Una vez que hemos entendido el funcionamiento, objetivo y accionamiento de estas técnicas es hora de ponerlas en práctica. Sin embargo, no debemos esperar unos resultados fructíferos en los primeros intentos y es aconsejables ensayar en lugares donde no haya tráfico ni objetos cercanos para evitar realizar movimientos extraños o dar un frenazo inesperado tanto para el conductor como para los demás vehículos de la calzada.