Los famosos track days o días de tandas son jornadas donde los amantes de la conducción extrema pueden disfrutar de un trazado cerrado en exclusiva para ello
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Toma de contacto: conducimos el Volkswagen Golf GTI en el Circuito del Jarama, por fin un GTI para un día de tandas
Nos ponemos al volante del Volkswagen Golf GTI en el Circuito del Jarama ¿Será por fin un coche digno de una jornada de tandas o mantendrá su carácter moderado?
La octava generación del Volkswagen Golf se anunció y se anuncia como la más avanzada tecnológicamente. De cara a mantenerse como el referente entre los compactos de referencia, ofrecer un nuevo Volkswagen Golf GTI que cuenta con un esquema básico motriz ya patentado en el anterior supone un desafío mayor para los ingenieros de una marca de cara a demostrar que el nuevo gallo del gallinero sigue más en forma que nunca.
Por eso, a partir del esquema basado en un corazón mecánico que tiene al propulsor 2.0 TSI de 245 CV de potencia y 370 Nm de para motor, que envía su trabajo a las ruedas del eje delantero y que gestiona su ritmo en función de una caja de cambios automática DSG de 7 velocidades, marca de la casa, hacer una revisión de lo que es mejorable y potenciar lo que tenga margen de mejora, permite dar una vuelta de tuerca a una máquina que, para el gusto de quien firma este texto, en el Volkswagen Golf Mk7, daba lugar a un coche tremendamente cómodo para el día a día, suficiente para una jornada de conducción rutera pero demasiado comedido en uso en circuito.
Si bien es cierto que dicha evaluación pude hacerla a partir de, entre otros, poder rodar en el Circuito del Jarama con el Volkswagen Golf GTI de 2017, hacer lo propio con el Volkswagen Golf GTI de nuevo cuño me permite afirmar con rotundidad que, por fin, hay un Golf GTI digno para track days sin necesidad de recurrir a la preparación ‘after market’.
Ahora sí que sí, el nuevo Volkswagen Golf GTI se disfruta en pista
Antes de que los fans a ultranza del modelo se me echen a la yugular, presentar un coche en un circuito da a entender que es un automóvil concebido para sacar el mejor jugo del mismo en un trazado acotado y con un buen gestor de tiempos marcando la vida invertida en cada giro.
Y, el anterior, era demasiado políticamente correcto, de hecho, su suavidad, en la configuración más extrema, se alejaba, por ejemplo, del Volkswagen Golf R también conducido en el mismo trazado, el mismo día y que sí daba lugar a tomarlo como un Golf para un día de tandas.
Pero el Volkswagen Golf GTI de 2020 ha perdido ese carácter políticamente correcto que potenciaba su moderación de cara a ser el Golf que todos querían conducir pero le lacraba en los que podrían acercarse a ese coche como un Golf deportivo. En el medio estaba la virtud pero también la carencia que yo le achacaba.
Aunque, si de virtud hablamos, la de la variante de la nueva hornada tiene una muy grande y es que es mucho más deportivo que el anterior, al extremo de que me arriesgo a decir que, por fin es un compacto deportivo, deportivo.
De entrada, si bien es cierto que la toma de contacto nos ha servido para poner a prueba su carácter en un trazado tan exigente como es el del circuito madrileño que, además de su naturaleza, su contexto a primera hora de la mañana no invitaba a demasiada florituras como contaré a continuación, nos ha puesto al volante de una unidad donde la conjugación entre calidad, diseño y confort ahora sí suman un halo deportivo, sin ir más lejos, gracias a los nuevos asientos tipo semibaquet cuyo apoyo en ritmo rápido y curvas que provocan fuertes inercias es infinitamente más óptimo que los sillones con lo que contaba el de la anterior camada.
Con un ambiente más racing, situada la comitiva en el carril de aceleración, ya teníamos activado por defecto el modo Sport, el único con coherencia para dar a probar y ser probado dado este test pero merece la pena señalar que, dentro de la configuración del coche, ésta permite ir tres puntitos más allá del set-up Sport haciendo más duro y radical su comportamiento, algo que he decidido asumir de la partida.
Como indicaba, el contexto del mítico trazado madrileño amanecía húmedo, tanto el ambiente como la pista aún aguantaba una jornada de domingo prácticamente lluviosa que dejaba una pista fría allá por las casi 9 de la mañana en la que tomábamos posesión de nuestros Volkswagen Golf GTI de la prueba y con agua en superficie en la mayoría de los 3.850 metros del circuito, exigía ser aún más cauteloso que nunca, y como me gusta hacer siempre que me enfrento a un vehículo desconocido a pesar de que se trate como cuando vuelvo a montar mi pista de slot particular una lluviosa tarde de domingo, como la que indicaba, había sucedido a la jornada de la toma de contacto, engrano la D en el selector de marchas.
En cualquier caso, quien conozca el circuito y quien no, sabe que, a pesar de la teoría, la trazada ideal es la que se basa en un millón de algoritmos ofrecidos por pilotos, pilotillos y quienes hemos rodado ahí y que, cada uno, hace lo mejor que puede con sus manías, trucos y conocimientos de sí mismo, del coche que comande y de las condiciones del siempre excitante Circuito del Jarama.
Pero es que ya el nuevo Volkswagen Golf GTI está a la altura del circuito porque, si bien no es lo mismo emocionante que excitante, rodar en un ‘caja 7’ era emocionante, rodar en la pista con un Volkswagen Golf GTI Mk8 es excitante de entrada.
El coche suena mucho más bronco, cabreado y provocador, te invita a que, una vez que ya has reglado todo, te lances con fe y sin miedo, otra cosa es la coherencia de Pepito Grillo que te dice que vas con ruedas frías y sobre un asfalto húmedo.
Da igual, una vez se afronta la primera curva y se siente que este coche va muy bien te da la confianza del desconocido al que acabas de conocer pero con el que uno se siente mejor que con su terapeuta ya que, las dosis de adrenalina que permite generar el nuevo Volkswagen Golf GTI 8 superan las de endorfina del anterior y se pone a la altura de otros ‘hatchback‘ catalogados dentro del club de los mejores ‘hot hatchback‘.
El coche tira, y mucho, siempre, la tracción a las dos ruedas hace que el tren trasero tenga que trabajar más y eso se arregla equipando un diferencial con bloque electrónico, junto con la suspensión adaptativa DCC, que funciona a las mil maravillas en puntos tan… digamos, complicados como son las curvas como la pareja Le Mans-Farina o la rampa Pegaso que lleva al devenir de curvas enlazadas hacia Ascari donde, con la trazada clara, el coche permite enfilar y afilar la siguiente parte del circuito con una perfección obscena.
Es tremendamente eficaz, no se va, te deja ir al límite, incluso con la vuelta lanzada de inicio y el primer paso por recta de meta que, sin ir a fondo y, a pesar de que, en la inserción automática de marchas ascendentes tarda un ‘nanosegundo’ en entrar más de lo que parece que va a hacer, se soluciona ejerciendo el poder sobre las, aún, pequeñas levas que toman la gestión de un cambio DSG que, aunque te pases reduciendo, se queda en ‘modo vigilante’ adecuando la relación para ir en la que el régimen del motor sea óptimo.
Volviendo a la velocidad máxima, en apoyo, es alucinante ver lo bien que traccionan las cuatro ruedas sin ser un coche de tracción integral, es verdad que, quizás en otros menesteres se pueda echar en falta esta motricidad integral pero, en la toma de contacto del Volkswagen Golf GTI de nueva generación, la conjugación entre motricidad mecánica, suspensión y diferencial, más unas llantas calzadas con unos neumáticos de alto rendimiento, se conjugan como un excitante conjunto de jazz.
Adentro, la comodidad, el acceso a la instrumentación en la que casi todos los botones son táctiles, hasta los del volante exclusivo, e incluso, por qué no, el disponer de cinco puertas y ya no de la configuración como coche de tres puertas con el que se comercializaba hasta la anterior familia, dan lugar a un ambiente eufórico cuando pasas, de nuevo, por un arco de meta que te sirve como referencia de que se acaba tu primera tanda.
De nuevo, con un pequeño bagaje a los mandos del nuevo Volkswagen Golf GTI en el Circuito del Jarama, es el momento de ir a fondo, el asfalto, gracias a los diferentes grupos del test se va secando por el carril más trazado y Lorenzo se asoma más vigoroso por el horizonte.
Pero lo importante es la sensación de empoderamiento que este coche permite.
Salimos de nuevo en grupo, ya más confiado, más sabedor de las virtudes del coche pero rebajando el nivel Individual que supone aumentar el Sport al estándar que, curiosamente, parece menos abrupto pero también menos eficaz e imprime menos seguridad que exigiendo la respuesta más radical de este coche por lo que, tras la vuelta lanzada, vuelvo a la configuración más extrema.
De nuevo, el coche transmite dos informaciones básicas en circuito: no se va y te pide más. No se va ni aunque le fuerces, dentro de lo que los límites de la seguridad propia se le aplique, lógicamente, por lo que te permite tener una confianza máxima de que puedes ir, sino más rápido, que también, más riesgoso en el planteamiento de hacer mejor una vuelta más, y otra, y otra hasta que toca volver al pit lane a devolver un coche.
Salir del coche cuesta pero porque no me quiero bajar, quiero irme con él a la próxima sierra madrileña, a carreteras sinuosas donde los funcionarios retratistas de la administraciónse apostan destinados a la zona y persiguen como paparazzis conductas fuera de los límites pero que, sin salirse de estos, dan lugar a los entornos ideales para afirmar lo que de por sí ya parece y es que, si en circuito el Volkswagen Golf GTI MkVIII, va fantásticamente, en carretera ordinaria, donde, siempre, con la consciencia propia y para con los demás permiten saber cuán divertido es un coche, complementarían esta toma de contacto.
Conclusión: toma de contacto, nuevo Volkswagen Golf GTI
Un primer encuentro con el referente que podría resumir en un párrafo: el nuevo Volkswagen Golf GTI es un coche para vivirlo como si fuera el último día pero para tenerlo en el garaje como coche de diario, por su practicidad y comodidad en ruta por carretera secundaria y vía rápida entiendo que puede, pero, sobre todo, un coche fantástico por su conjunto y relación calidad-precio (desde 42.290 euros) para desquitarse del yugo de la Ley, de vez en cuando, rodando en pistas tan divertidas y siempre exigentes como es el Circuito del Jarama.
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