Prueba Toyota Auris Touring Sports Hybrid, la eco-lógica

Daniel Valdivielso    @valdi92    15 marzo 2016     10 min.
Prueba Toyota Auris Touring Sports Hybrid, la eco-lógica

Esta semana en la sección de pruebas de Highmotor tenemos como invitado a uno de los vehículos más «lógicos» del momento. Hablamos del Toyota Auris Hybrid en su carrocería familiar, denominada comercialmente Touring Sports, combinada con el acabado Feel.

El Toyota Auris Hybrid monta el mismo esquema mecánico que el Toyota Prius de tercera generación, que se ha dejado de comercializar recientemente, el Toyota Prius+ o el Lexus CT200h. Consta de un propulsor de gasolina 1.8 atmosférico tetracilíndrico que funciona bajo ciclo Atkinson, ofreciendo 99 CV. A éste se le asocia un motor eléctrico de 80 CV, dando como resultado una potencia final de 136 CV.

El Auris, como todo híbrido de Toyota, puede desplazarse sólo con energía eléctrica, sólo con energía térmica o con la combinación de ambas. El propulsor eléctrico está alimentado por un conjunto de baterías de Ni-MH con una capacidad de 1.3 kWh, situadas bajo los asientos traseros.

Auris_TS_3¿Te has fijado? En el vano motor se ven los dos vasos de expansión para dos sistemas de refrigeración

Hora de poner en movimiento al Auris. La versión híbrida cuenta con sistema de arranque sin llave, siendo opcional el automatismo de entrada y salida. Al pulsar el botón azul con la serigrafía «Power», un leve pitido nos recuerda que el vehículo ya está listo para avanzar mientras el cuadro de instrumentos se retroilumina.

Avanzando a poca velocidad, el Auris Hybrid ofrece una suavidad sin comparación. Al silencio propio de los motores eléctricos, se une la total ausencia de tirones propia de una transmisión continua e-CVT. Cuando queremos ganar algo de velocidad, el propulsor de gasolina entra en acción sin ningún tipo de tirón, con un acoplamiento perfecto.

Los números no dan opción a la duda, el Auris Hybrid es un vehículo con unas prestaciones justas. La aceleración de 0 a 100 km/h se firma en 11.2 segundos, alcanzando una velocidad máxima de 175 CV. Pese a que las frías cifras nos indican una cosa, la realidad es que el Auris no se percibe como un vehículo lento, gracias sobre todo al empuje constante del motor eléctrico.

En vías de circunvalación y en trayectos urbanos, este modelo híbrido ofrece unas cotas de silencio y confort muy superiores a la media, aunque en vías rápidas a veces se siente algo incómodo debido a la necesidad de revolucionar en demasía el motor para lograr ganar velocidad de forma ágil.

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Su funcionamiento es muy suave siempre que no apretemos el acelerador al máximo

De cualquier manera, no todo es aceleración y velocidad. Cuando llegan las curvas, el Auris se comporta de forma noble gracias sobre todo a una suspensión muy bien puesta a punto, que permite rodar a ritmos relativamente altos sin que la carrocería balancee en exceso, manteniendo la comodidad a bordo. Los frenos también responden muy bien, con una capacidad de detención más que decente. No se puede decir lo mismo de la dirección, que resulta claramente sobreasistida, sin transmitir apenas ningún tipo de información. Por supuesto no falta el control de estabilidad, que en este modelo no es desconectable, y que funciona de forma muy temprana.

El Auris, en su variante híbrida, cuenta con tres modos de funcionamiento. El modo ECO prima la eficiencia, reduciendo la sensibilidad del acelerador y la potencia de elementos como el compresor del aire acondicionado. El modo POWER hace justo lo contrario, acortando el recorrido del acelerador y aumentando la tensión de los componentes eléctricos, dando como resultado una respuesta más inmediata. Por último, el modo NORMAL, que busca el equilibrio entre ambos.

El consumo de este modelo es realmente bajo. En condiciones urbanas, y teniendo mucho cuidado con el acelerador, es posible ver cifras de 3.5-4 litros en recorridos de 20-25 km. En carretera el consumo ronda los 4.5-5 litros, mientras que en vías rápidas asciende para rondar los 5.5 litros. Durante nuestra semana de pruebas, con 750 km recorridos, el consumo final de ordenador se quedó en 5.5 litros/100 km.


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