Prueba Mercedes-AMG GLE 53 4MATIC+: ¡Superlativo!
Todo en este SUV de altas prestaciones es sorprendente, desde su potencia a su capacidad de aceleración hasta su precio o su elevado consumo
Hablar de superlativo al volante de un Mercedes-AMG, sea cual sea, es una redundancia, pero más que el significado de la palabra es la sensación con la que te quedas tras disfrutar de un coche como el Mercedes-AMG GLE 53. Es simplemente superlativo en todo, por motor, por bastidor, por tecnología, presencia… y sí, también el precio es superlativo, pero a diferencia de otros, este lo vale.
AMG suena a competición de máximo nivel y a Fórmula 1 y lo cierto es que encaja perfectamente con este imponente SUV que con casi dos toneladas de peso se conduce con la facilidad de un utilitario y la eficacia de un deportivo. El Mercedes-AMG GLE 53 4MATIC+ es un paso al frente respecto a sus antecesores, es más potente y mucho más tecnológico, y eso que sus ancestros no iban nada mal.
Gracias al motor de seis cilindros en línea de tres litros sobrealimentado por un turbo de gran tamaño y un compresor eléctrico desarrolla 435 CV de potencia con par un máximo de 520 Nm, de forma que sobra potencia para tener las sensaciones más salvajes al volante. Además, la potencia la entrega con suavidad sobre el tren trasero, nada de efecto turbo o patada en la nuca, con la contundencia con la que lo hacen los mejores motores de alto rendimiento.
De forma opcional, este SUV, genuino GT de alto rendimiento ofrece la opción AMG TRACK PACE que viene a ser algo así como un ingeniero de pista virtual.
El turbo es grande y cuando entra en funcionamiento es a partir de medio régimen en adelante, lo que le permite estirarse hasta el más allá, como todo buen motor deportivo. Mientras que el compresor eléctrico no tiene que esperar a recibir los gases del escape ni nada parecido para empezar a empujar, de modo que desde prácticamente el ralentí ya hay potencia y empuje para salir adelante con esa contundencia que tanto complace a todo conductor.
La fuerza que desarrolla el motor se transforma en una aceleración de 0 a 100 km/h para la que son suficientes 5,3 segundos y poco más para alcanzar su velocidad máxima, que es de 250 km/h limitada electrónicamente… y más próximo a los 300 km/h si prescindimos de ese limitador. Y a la hora de parar, este Mercedes es también una buena referencia gracias a unos enormes discos de freno ventilados y perforados que en el eje delantero son de 400 mm x 36 mm con pinzas de dos bombines firmadas por AMG, mientras que en el tren trasero los discos son de 345 mm x 25 mm con pinzas de un bombín.
Un dispositivo casi de competición que cumple con nota sin recurrir a cerámicos ni carbono con un resultado bastante bueno que no conseguimos recalentar o poner en aprietos en ninguna de nuestras pruebas.
Mercedes-AMG, coches perfeccionados para pilotar
Y como era de esperar en un coche con apellidos tan ilustres, la tecnología rebosa en cada centímetro cuadrado. Comenzando por el motor, que al margen del anunciado rendimiento incluye gadgets tan interesantes como un sistema de hibridación ligera de 48 V, el sistema EQ Boost que, entre otras cosas, controla el alternador y arrancador y entrega 16 kW de potencia adicional y 250 Nm de par de forma puntual. No solo mejora el rendimiento del coche; gracias a esa hibridación dispone de etiqueta ECO de la DGT, algo muy valorado en algunas ciudades, y cada vez en más y más.
Lo cierto es que llamar gadget a un sistema de hibridación tan interesante casi parece una falta de respeto, pero no es así. Dicho alternador/motor de arranque, además de cubrir esas funciones, también incrementa las prestaciones y reduce el consumo y las emisiones. Vamos, que encaja perfectamente y es un complemento perfecto y más para los tiempos que corren.
Gracias a este y otros sistemas que iremos viendo el consumo se puede quedar en los 9,3 litros para cada cien kilómetros, que no está nada mal, aunque muchos pensarán que al que se mete en la compra de un coche como este poco le importa si gasta 9 o 10 litros. Cierto, como tampoco los más de dieciocho que sacamos de media en una preciosa y muy virada carretera en la que dimos rienda suelta al volante y especialmente al acelerador.
El sistema EQ Boost de Mercedes-Benz cuenta con un motor eléctrico que hace las veces de alternador y motor de arranque… y también lleva el distintivo ECO por la DGT.
Sobre las carreteras plagadas de curvas e incluso sobre los circuitos más virados el GLE 53 4MATIC+ saca todo su pedigrí a relucir gracias a las prestaciones del motor y la perfecta asociación con la tracción integral variable, diría incluso que inteligente, y el cambio automático de nueve marchas que es la perfección en la materia y que incluye los programas de conducción de AMG.
La caja de cambios automática y secuencial con levas en el volante es todo lo que podemos esperar de un coche así, firmada por AMG, de nueve velocidades y de doble embrague siempre tiene la marcha seleccionada en el disparadero. La electrónica del coche toma un protagonismo especial aquí, porque en posición Sport plus y con el cambio seleccionando la posición manual con las levas, es casi como el de un video juego de competición o como un coche de rallyes.
Desarrollos más bien cortos pero bien escalonados, un sonido exquisito y rapidez en todas las maniobras de cambio. Por criticar algo diría que en las reducciones es algo más lento, evidentemente por motivos de seguridad y para proteger el motor de excesos de regímenes, pero por lo demás es perfecto.
Un SUV que en carreteras de curvas no lo parece
Más o menos lo mismo se puede decir de la tracción integral AMG Performance 4MATIC+, un sistema de tracción integral variable que prioriza la tracción trasera en estado normal para dar entrada al tren delantero en caso de necesidad, aportando así un mayor dinamismo y también seguridad, porque el sistema inteligente de tracción diseñado por Mercedes calcula permanentemente la óptima distribución del par entre ambos ejes y sus diferentes ruedas, analizando el tipo de conducción, la superficie sobre la que circulamos e infinidad de datos.
El GLE 53 ofrece a su conductor un completo menú para adaptarse a todos los usos posibles que se traduce en siete programas de conducción, como son: Calzada resbaladiza, Comfort, Sport, Sport+ e Individual junto a dos ajustes específicos para la práctica del todoterreno como son los programas Trail y Arena.
Se trata del sistema AMG DYNAMIC SELECT y es una auténtica pasada porque permite al coche adaptarse a cualquier cosa modificando, con la selección de uno u otro programa, una gran serie de parámetros del vehículo, como la electrónica del motor y caja de cambios, la dureza de la dirección y la amortiguación y el sonido entre otras cosas.
Gracias a este programa, lo cierto es que la sensación es la de tener muchos coches en un solo. Sobre el terreno, tienes un SUV de gran capacidad y confort de marcha que tiene las prestaciones y el comportamiento de un genuino deportivo. Pero luego, por medio del uso y selección de estos botones, el coche realmente se transforma para comportarse de la mejor forma posible en cada situación.
Además, de forma opcional, este SUV, genuino GT en pista ofrece la opción AMG TRACK PACE, que viene a ser algo así como incluir un ingeniero de pista virtual que se encarga de analizar los tiempos por vuelta o tramo conseguidos, incluso por sectores dentro de los circuitos, todo ello analizado con cerca de un centenar de datos específicos de funcionamiento.
Este análisis e información se muestra incluso en tiempo real en la pantalla principal y hasta en el Head-up-Display. La idea es genial, pero también puede ser duro que tu coche te diga que eres un zote al volante y que no eres capaz de mejorar dos vueltas seguidas.
Este Mercedes incluye el sistema de escape AMG Performance que es algo así como el modo de escuchar música clásica procedente del motor. Puede sonar o no sonar solo con pulsar un botón y se modifica en función del programa de conducción seleccionado. Disfrutar de la posición Sport plus es más que una obligación y ante todo un placer.
Sin molestar a nadie. Y para rematar el esquema de un bastidor de primera línea no podemos olvidar la suspensión neumática AMG ya en su última evolución con estabilización electromecánica para evitar el balanceo. Una de las claves de la sensación de aplomo reside en el control del balanceo y cabeceo de la carrocería, que se apoya en dos actuadores electromecánicos situados en cada uno de los ejes.
La verdad es que este coche lo tiene todo y todo lo hace bien: un motor impresionante que siempre aporta la potencia necesaria o potencia de sobra, una caja de cambios automática y secuencial que es el complemento perfecto del motor y un juguete delicioso para disfrutar al volante. Tracción integral variable 4MATIC+ para gozar de todo un dragster casi de tracción trasera que acopla el tren delantero cuando lo ve necesario, y que por medio de la electrónica se encarga de repartir el par sobre el eje y la rueda que más lo necesita en décimas de segundo sin que el conductor haga nada.
Y qué decir de la suspensión neumática AMG RIDE CONTROL+ con estabilización electromecánico AMG ACTIVE RIDE CONTROL… el efecto conseguido debe ser similar a la suspensión activa que hizo ganar a Williams un par de mundiales de F1 hace un par de décadas. Las fuerzas laterales y longitudinales se compensan y el coche siempre va plano como sobrevolando el asfalto sobre enormes rodillos de goma que digieren todo lo que ocurre allí abajo… Todo esto viene a significar que el coche lo hace todo bien y que si no la lías mucho puedes creerte que eres un buen conductor. O el mejor. Por eso es un AMG.
Galería de imágenes Mercedes-AMG 53 4MATIC+
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