Prueba Maserati Grecale GT: mucho más que la magia del tridente
El Maserati Grecale es un SUV muy especial, un genuino Maserati por calidad, por presencia, equipamiento y lujo, más aún por dinamismo, porque es un coche en esencia, divertido de conducir.
La batalla está servida. Con sus 4,84 metros de largo, el Maserati Grecale debe luchar en el mercado contra modelos consagrados como el rey de la manada, como el Porsche Macan, sin olvidar modelos tan atractivos como el Mercedes GLC Coupé o el BMW X4 por mencionar las referencias alemanas a las que se enfrenta el Maserati con un nombre de campanillas y mucho que demostrar. Eso sí, con un encanto y una distinción o exclusividad que ya le da muchos enteros.
Desde la fábrica italiana de Cassino
El Maserati SUV de tamaño medio es el Grecale, que evoluciona sobre el Stelvio, pero este Maserati es el “pequeño” con 300 CV. Un Maserati de última generación, electrificado y con potencia de sobra para convencer por poco más de ochenta mil euros. Maserati tiene una magia que pocas marcas tienen. El nombre de Grecale es el del viento del noreste mediterráneo, en italiano, nombre que da continuidad a otros vientos de Maserati, como el legendario Mistral, Ghibli, Bora y Khamsin; y también el del primer SUV de la marca italiana, el vigente Levante.
El nombre lo dice todo y el logotipo es imponente, como lo es el Grecale un modelo en el que la sofisticación tecnológica y electrónica está a la altura de pedigrí y forma parte de esa voluntad de innovar e ilusión de llevar a Maserati al lugar de prestigio mundial que merece, lo que ha llevado a los ingenieros italianos a crear un modelo realmente bello y tecnológicamente avanzado, que es capaz de enamorar al menos apasionado de los usuarios.
La familia… hasta 530 CV de potencia «made in Italy»
La familia Grecale es amplia y está bien escalonada. En estas páginas probamos el “pequeño”, el Grecale GT, con motor de 4 cilindros y 300 CV con hibridación ligera para contener el gasto de combustible un poco y conseguir la deseada etiqueta ECO, que siempre viene bien. Luego está el Grecale Módena, mágico apellido que marca su procedencia y emplea idéntica mecánica, pero algo más apretada para llegar a los 330 CV. Y por encima de este se encuentra el Trofeo, nombre racing, la variante más deportiva que en este caso recurre a un bloque V6 de tres litros con 530 CV, que ya son palabras mayores y que desde luego encajaría perfectamente también en estas páginas…
Además, las versiones Módena y Trofeo evidentemente son más deportivas y no solo por su rango de prestaciones, lo son por el ensanchamiento de 34 mm en la vía trasera. Para más adelante queda el Folgore, que no es otra cosa que la versión completamente eléctrica del Grecale y no, no es un sacrilegio, es el futuro, al menos si se quiere seguir vendiendo en Europa. Pero tendrá las prestaciones y dinámica de un genuino Maserati, eso es seguro.
En el interior todo es lujo, exquisito acabado, confort y equipamiento a discreción. En conjunto es un placer la vida a bordo y encaja perfectamente con el concepto elitista de Maserati. Hay detalles realmente agradables. Las levas del cambio tienen un tamaño sensacional y están siempre a mano. Todo es táctil y todo se controla por medio de una enorme pantalla central de más de doce pulgadas y un cuadro de mandos grande. El equipo de audio es un espectáculo en sí mismo con el sistema envolvente Sonus faber 3D que incluye 14 altavoces de máximo nivel de serie.
Las pantallas de información son de una calidad sensacional y tienen todo lo necesario, es un coche fácil de utilizar e intuitivo. El tradicional reloj que preside la consola está allí, ahora es completamente digital y se ofrece con diferentes diseños a gusto del usuario, pero podemos apostar a que el 99% de los usuarios lo llevaran siempre con el elegante formato analógico. Es perfecto. Y no es solo un reloj digital, porque tiene más funciones y esconde la interfaz de comunicación entre el conductor y el coche. Nos dice la hora, cierto, pero también nos escucha y responde, y además puede convertirse en una brújula o indicar las fuerzas G en el paso por curva.
Un gadget que aporta mucho es la apertura de la puerta por medio de botón. Una simple presión abre la puerta. Los sistemas de navegación y conectividad son perfectos, en cinco minutos incluso el menos digital de los conductores lo tiene todo bajo control y por ejemplo el navegador puedes tenerlo al mismo tiempo en la pantalla principal, indicador de la ruta en el cuadro de mandos y también en el Head display, vamos que resulta complicado perderte porque allá donde mires tienen una indicación de ruta.
Y dicho esto, que hasta ahora todo es bueno, hay que hacer mención de dos cosas que no son del todo buenas, no son del todo agradables, una es importante y la otra es una «chorrada». La importante es la botonera del cambio. La disposición y la idea de diseño es genial, porque es muy limpio y no molesta nada. Pero los botones están ligeramente lejos y hay que pulsar muy bien, porque en ocasiones no hace caso, y en especial, a la hora de hacer maniobras, no es especialmente ágil. Lo otro es el sonido del intermitente. Un ruido demasiado tradicional casi antiguo o desfasado que o hace justicia al empaque tecnológico del coche. Lo cambiaría.
El poderoso 4 cilindros biturbo desarrolla 300 CV
Es un coche más bien cómodo y muy representativo que tiene unas prestaciones contundentes y es muy capaz de convencer a los conductores más escépticos por su excelente dinamismo. El comportamiento dinámico del Maserati Grecale es realmente placentero y también deportivo. La dinámica es la clave desde su nivel más sencillo, pero es que además el Grecale incluye el sistema Maserati Vehicle Dynamic Control Module por el que ofrece diferentes modos de uso, en nuestro caso, Confort, GT y Sport. Pequeñas variaciones que consiguen grandes cambios y se adaptan perfectamente a diferentes “set up” que acompañan a diferentes estados de ánimo y diferentes ganas de conducir. Su estabilidad es sobresaliente y la precisión de guiado es sólo comparable a la exquisitez de su poderosa mecánica.
Un propulsor de cuatro cilindros en línea de dos litros capaz de desarrollar 300 CV a 5.750 rpm con un contundente par motor que es el responsable directo de la progresividad y placer de utilización, porque gracias a esta abultada cifra de rendimiento, el conductor siempre dispone de potencia bajo el pedal del acelerador para salir adelante de cualquier situación, o para dejar atrás a cualquier otro SUV.
A la hora de hablar del motor es imposible no reparar en la progresividad conseguida en su entrega de potencia gracias al control electrónico del turbocompresor y el segundo compresor eléctrico, que, sin golpes ni titubeos, consiguen que el Maserati alcance unas prestaciones deportivas sin ser radicales y no muestre oposición alguna a la hora de alcanzar su velocidad máxima, de 240 km/h. La versión GT se conforma con el potente motor de cuatro cilindros en línea del Grecale híbrido gracias al mencionado sistema microhíbrido de 48 V utilizado para contener el consumo y mejorar el rendimiento, siendo de paso el más eficiente de la familia. El motor tiene algo escultural por llevar ese doble turbocompresor, uno convencional y otro eléctrico, el e-Booster activado por la batería de 48 V. Gracias a este sistema, que actúa a bajas revoluciones, hay potencia en toda la gama del cuentavueltas.
Maserati se reconoce por su icónico símbolo: el tridente
El Grecale de Maserati tiene mucho equipamiento de serie, casi no le falta nada. Tanto es así que no solo es premium por su prestigio o por su logo, lo es de verdad. Un ejemplo, de sobresaliente hay que valorar la experiencia acústica del sistema Sonus Faber del Grecale que incluye veintiún altavoces, sonido 3D y una potencia de hasta 1000 W.
Nadie dijo que fuera barato, que no lo es, y aun puede su precio ser algo más elevado si lo personalizamos un poco, y esa es la clave, tener un genuino y también exclusivo Maserati. Una belleza escultural, un refinado acabado y equipamiento, un motor poderoso y la más sofisticada tecnología puesta en favor del usuario, que en conjunto hacen de este Maserati un SUV para soñar.
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