Prueba especial Honda CR-V: Ginebra>Montblanc (Chamonix)(II)
En nuestra prueba del Honda CR-V por tierras franco-suizas, en la primera etapa recorrimos el lago de Ginebra para conocer mejor los pueblos del lado francés. Pero la prueba continúa y nosotros queríamos saber de primera mano, si el CR-V es un vehículo válido para los amantes de los deportes de invierno. Sin duda, el […]
En nuestra prueba del Honda CR-V por tierras franco-suizas, en la primera etapa recorrimos el lago de Ginebra para conocer mejor los pueblos del lado francés. Pero la prueba continúa y nosotros queríamos saber de primera mano, si el CR-V es un vehículo válido para los amantes de los deportes de invierno.
Sin duda, el punto más conocido y popular en la zona es el Montblanc, a tan sólo dos horas de Ginebra y con la ciudad francesa de Chamonix como centro de turismo y esquí de la zona. Entonces arrancamos el Honda CR-V y salimos de las autopistas para meternos en carreteras que acompañan con un bonito paisaje de montaña hasta llegar a Chamonix.
Ginebra > Chamonix (Montblanc) > Suiza
La ruta a Chamonix desde Ginebra se puede hacer en autopista en unas pocas horas, pero claro, hay que pagar peaje y además no tiene tan buenas vistas como la carretera convencional. De camino a Chamonix varias cascadas naturales que fluyen desde la montaña nos van dando la bienvenida a la zona.
En apenas dos horas estamos en Chamonix, pueblo más grande y cercano al MontBlanc (en plenos Alpes). Este pueblo francés cuenta con bastante actividad todo el año, además es bastante grande y con mucho movimiento de gente (hasta tiene Mcdonald).
En el pueblo lo más característico es ver a la gente con las indumentarias de esquiar, o muchos turistas sacando fotos y paseando por el centro del pueblo. Antes de subir al Montblanc es recomendable darse un paseo, disfrutar de sus calles con casas donde predomina la madera, y sobretodo, desde cualquier parte de Chamonix tendremos unas vistas expectaculares del Montblanc.
Pero si sois amantes de la nieve lo más divertido y bonito es subir al propio Montblanc o al glaciar. Para ello tenemos dos opciones, la primera de ellas es ir al Glaciar que es más barato (26 euros) y lo haremos gracias a un tren que parte regularmente de Chamonix hacía el Glaciar con unas vistas impresionantes con todo nevado.
Después podemos subir al Aiguille du Midi (en la última parada de la cabina que nos lleva estaremos a 3.842 metros de altura). Desde aquí arriba la vista de los Alpes es espectacular. Además hay una parada intermedia en Plan de l’Aiguille (a 2317 metros de altura) que es más barata que subir a la estación más alta.
Toda la información y precios sobre los transportes desde Chamonix al Montblanc se pueden consultar actualizados en la web oficial (precios y transportes al Montblanc desde Chamonix), además cuentan con varias webcams situadas en la cima, en el glaciar y en puntos del Montblanc para hacerse una idea de lo que veremos allá arriba (Webcams Montblanc).
Desde Chamonix estamos al lado de Suiza, en territorio francés y al lado de Italia. En poco menos de dos horas podríamos estar en Milán gracias a la macro-obra del túnel del Montblanc. Sus cifras ya nos dan una idea del tamaño con 11,6 km de largo y 8,6 m de ancho. Eso sí cruzar los Alpes por esta macro-obra nos costará cerca de 38 euros el trayecto.
Dejamos Chamonix y seguimos hasta llegar a la frontera suiza, en una carretera completamente nevada donde el espesor de la nieve que se acumulaba en los laterales da una idea de, cómo de complicada puede ser la carretera, en caso de que nos pille una nevada.
Impresiones de conducción
En este recorrido han predominado las carreteras nacionales, que normalmente estaban limpias y sin rastro de nieve. Pero al llegar a Chamonix sí que nos hemos encontrado con varias carreteras con nieve y hielo, donde el Honda CR-V se ha mostrado muy eficaz, aún teniendo en cuenta que no contaba con neumáticos de invierno.
El consumo medio en carrera ha sido de sólo 6,8 litros a los 100 km, una cifra que nos ha gustado porque la carretera no era precisamente llana, sino que hubo constantes subidas y bajadas, donde se podía disparar fácilmente el consumo del coche.
De nuevo la potencia del coche (150 CV) nos parecen más que suficientes (respondiendo desde 1.500 vueltas) y agradecemos el tacto de la caja de cambios, precisa y muy a mano, ideal para circular por carreteras de montaña. Eso sí, las suspensiones son de corte blando por lo que se notan ciertas inercias en carreteras con muchas curvas.
Por dentro seguimos descubriendo cada vez más detalles propios de un monovolumen, puesto que las plazas delanteras son amplias, con un tren central separado de la consola y que además no se prolonga hasta atrás, por lo que es el espacio en las plazas traseras (y sobretodo la central) es amplio.
Doble guantera delantera y hasta un espejo de cortesía para controlar a los niños en las plazas traseras, de nuevo guiños al segmento de los monovolúmenes. Junto con los asientos traseros que se pueden desplazar individualmente y regular en recorrido, así como la inclinación del respaldo.
En la siguiente etapa nos acercamos a Grenoble y ponemos fin a estos tres recorridos que han tenido como base la ciudad suiza de Ginebra y como protagonista al Honda CR-V.
Fotos | David Taboada y Equipo de Pruebas
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