El peligro de medir a todos con la misma vara sobre los límites de velocidad

Es muy loable que un usuario de Youtube haya dedicado recursos y tiempo para hacer el video a continuación en donde se nos trata de explicar el sentido de la existencia de la DGT, basado en una comparación directa de los hábitos de conducción en Alemania, Italia y España. Con un estilo un poco vehemente, se muestra cómo la gente circula a más de 200 km/h en las autobahn, mientras que en España «parecen burros» y en Italia, se les da un «cierto margen» en el límite legal.

Pero aquí lo que importa es la diferencia en educación vial que reciben los alemanes, a diferencia de los españoles. Estoy de acuerdo con ciertos comentarios de la manera en que se conduce (respetando las demarcaciones de carriles, utilizar el izquierdo para adelantar, el uso de los espejos retrovisores, etc). Pero evidentemente, los alemanes no son mejores porque van a 250 km/h (si tienes un accidente a esa velocidad ruega a Dios por salvarte, si es que tienes tiempo), ni la DGT es peor por hacer cumplir la ley.

La cuestión es que si la DGT es un órgano gubernamental recaudador (que en cierto punto lo es), al mismo tiempo la ley de los límites de velocidad está para cumplirse, simplemente porque es la ley. Creo que no debería haber ninguna duda en ello, por más polémicas que podamos desatar desde aquí.

De acuerdo con los malos hábitos de los españoles para conducir, que deberían ser suplidos con educación desde la infancia. Pero no estoy de acuerdo en hacer apología de conducir a 200 km/h. Lo que hace que Alemania tenga el porcentaje más bajo nivel de muertos en carretera es la educación de años y años y no el hecho de ir a 170 km/h en una furgoneta.