Primeras impresiones del Opel Grandland X, el SUV familiar de la marca alemana
El Opel Grandland X ocupa la tercera posición de los SUV de la marca alemana, siendo el más grande en dimensiones y espacio. No está prevista opción de 7 plazas
El nuevo Opel Grandland X es la tercera pata de la renovada ofensiva crossover de la marca alemana. Se podrá comenzar a solicitar en los concesionarios españoles a partir del 5 de julio de 2017, con una lista de precios que empezará en 25.100€, y las primeras unidades comenzarán a entregarse en octubre, una vez celebrado el Salón de Frankfurt 2017, a mediados de septiembre.
Ubicado, junto con el Opel Insignia Grand Sport, en lo más alto del catálogo de la marca, el Grandland X es una nueva evidencia de que los crossovers han desplazado a los monovolúmenes en las preferencias del público.
Los conductores con necesidades de espacio para la familia ya no se conforman con un coche práctico y habitable, sino que giran el cuello cuando ven pasar uno de estos coches altos y de aspecto robusto, pero de modales claramente asfálticos. Quieren un coche que les despierte emociones y los SUV, por la razón que sea, se han colado en nuestros corazones.
Así después de varias generaciones de Agila, Meriva y, sobre todo, el Opel Zafira, que recibió un restyling el año pasado, los responsables de la firma alemana han dejado un poco de lado el concepto monovolumen y han apostado por desarrollar una gama de todocaminos con la que satisfacer esta demanda alternativa. No en vano, ya han quedado muy atrás los argumentos de quienes ponían en duda las cualidades fuera del asfalto de este tipo de coches, porque ya no disimulan que no están hechos para pisar el barro.
Así pues, pensando únicamente en la vertiente práctica del coche, el Grandland X ocupa, en la gama actual de Opel, el hueco que quedaba entre la socorrida carrocería familiar del Opel Astra y la modularidad de las 7 plazas del Opel Zafira. Sus formas, en cambio, el aportan ese plus estético tan de moda -potenciado en este caso con la carrocería bitono- que hace de los todocaminos objeto de deseo de muchos conductores.
Cualidades familiares
El Opel Grandland X es el mayor de los tres todocaminos de la marca. Como el Opel Crossland X, forma parte del acuerdo de desarrollo conjunto de modelos con el Grupo PSA (previo a la adquisición de Opel por parte del consorcio francés), de ahí que comparta plataforma y órganos mecánicos con el Peugeot 3008, otro de los SUV compactos de última generación.
Sus dimensiones (4.477 milímetros de largo, 1.844 milímetros de ancho y 1.636 mm de altura) lo sitúan claramente por encima del Mokka X y del Crossland X (unos 20 cm más cortos que su hermano mayor), pero no llega a encontrarse con los 4.666 mm del Zafira. Y es que este monovolumen de 7 plazas sigue teniendo su mercado y no choca, aseguran los responsables de la marca, con el Grandland X, que solo estará disponible en configuración para 5 pasajeros.
El Opel Grandland X sólo estará disponible en configuración de 5 plazasLas plazas traseras, de hecho, son fijas (no habrá opción de desplazamiento longitudinal, como sí la hay en el Crossland X), porque su amplia distancia entre ejes (2.675 mm) ha permitido combinar un interior con una buena habitabilidad trasera con un maletero de dimensiones generosas, que va de 514 litros a 1.652 litros con los respaldos traseros abatidos. Los pasajeros de atrás, por otra parte, cuentan con salidas de aire de la climatización, asientos calefactados y una entrada USB central.
En las plazas delanteras, en cambio, aunque también se gana en amplitud respecto a las traseras, las diferencias son más de matiz, porque cuenta igualmente con una posición de conducción relativamente elevada y el diseño del salpicadero es calcado al del Crossland X.
Apenas les distinguen pequeños detalles como la forma de las salidas de aire laterales, la cuna que acoge la pantalla central y los mandos del sistema multimedia IntelliLink y el asistente personal de conectividad y servicio Opel OnStar. Sin embargo la presentación es la misma, de modo que se podrá decir que no es original, pero también que la impresión general y de calidad percibida es buena.
Tecnología a la última
Como era de esperar en uno de los tope de gama de la firma de Rüsselheim, el Opel Grandland X podrá contar con equipamientos de seguridad y confort de última generación de serie en los dos acabados disponibles (Selective y Excellence), como el asistente de cambio involuntario de carril, el detector de señales de tráfico o el climatizador digital bizona.
A ellos se les podrán añadir, según versiones, dispositivos como el control de crucero adaptativo (con detección de peatones y frenado automático de emergencia), la alerta de somnolencia del conductor, el asistente avanzado de aparcamiento o la cámara de visión 360º, o el portón trasero de apertura con el pie (de serie en Excellence). Otras opciones disponibles serán la calefacción de los asientos, el volante calefactable o los faros delanteros adaptativos con tecnología LED, entre otros.
En el momento de su lanzamiento solo habrá dos mecánicas disponibles, que apuntan justo hacia el grueso de la demanda prevista. Por un lado el 1.2 turbo, un bloque tricilíndrico de inyección directa de gasolina que entrega 130 CV de potencia y 230 Nm de par motor; y por el otro el 1.6 diésel, de 120 CV y 300 Nm. Ambos irán asociados de serie a cambios manuales de 6 velocidades, pero el diésel también se podrá solicitar con un automático, igualmente de 6 relaciones.
Pese a que no está previsto ofrecer versiones con tracción total, el Grandland X sí contará con el control de tracción Grip Control, especialmente eficaz si se combina con unos neumáticos M+S. Este sistema permite elegir entre cinco diferentes reacciones de la gestión electrónica, adaptadas al tipo de terreno que se vaya a atravesar: desde un mayor deslizamiento de las ruedas a una entrega más suave del par motor, pasando por unos cambios de marchas alargados, en los automáticos.
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