Opel Insignia 2.8T V6 260 CV 4×4, comparativa (Parte II)
En la parte anterior se presentaba la versión más económica, el Opel Insignia EcoFLEX con un motor diésel de 2 litros y 160 CV de potencia. Perdonad que se enseñe el culo lo primero (o parte trasera para los más finos), pero es lo que más destaca de esta versión más potente y menos económica, […]
En la parte anterior se presentaba la versión más económica, el Opel Insignia EcoFLEX con un motor diésel de 2 litros y 160 CV de potencia.
Perdonad que se enseñe el culo lo primero (o parte trasera para los más finos), pero es lo que más destaca de esta versión más potente y menos económica, un motor de 2,8 litros con turbocompresor que desarrolla 260 CV de potencia. Además, incluye una tracción integral permanente a las 4 ruedas, lo que lo hace único en la marca y el primer modelo en montarlo.
No falta ningún tipo de perfil de comprador. La marca alemana apuesta por multitud de versiones, acabados y motorizaciones para conseguir un amplio abanico en el mercado de las berlinas.
Motor y prestaciones
El motor más alto de cilindrada y potencia tanto en diésel como en gasolina del modelo (sin mencionar al OPC) es el que montaba esta unidad de pruebas. Sus 2,8 litros con un turbo era capaz de desarrollar 260 CV a 5.500 vueltas. Para el crono en 100km/h a los 6,9 segundos, toda una bestia y su par máximo se sitúa en 350 Nm en un rango constante desde las 1.900 hasta las 4.500 rpm. A más vueltas obtendremos más potencia, pero el rendimiento será menor, tal y como se aprecia en su curva de par. La velocidad máxima se sitúa en 242 km/h.
El sistema de chasis adaptativo FlexRide una vez más es de lo mejorcito que tiene el coche. Otras marcas equipan algo similar, al poder elegir el tipo de conducción que ofrezca el coche y el conductor, pero en este caso se va un paso más allá ofreciendo además la personalización de cada uno de los valores: suspensión, colores, respuesta del motor y en esta versión, si queremos o no la tracción integral. Lo más sensato es activarla siempre, aunque nos consuma un poco más pero estaremos muy seguros.
El motor se comporta de forma extraordinaria. La aceleración es suave pero constante, la entrada del turbo apenas se nota, lo que hace una conducción mucho más confortable e incluso me atrevo a decir que más económica (no lo hemos probado). Sí podemos decir que sorprende que pisando el acelerador podamos subir de vueltas tan rápido sin darnos cuenta, parece que no tiene límite. Su cilindrada de casi 3 litros unido a un motor gasolina tienen mucha culpa de ello.
A la hora de diseñar un coche, supongo que lo más difícil es que sea un coche bonito y además sea aerodinámico. Aunque pueden influir la utilización de distintos materiales, una de las cosas que hay que tener en cuenta es el ruido en el habitáculo. Opel ha hecho bien los deberes, a velocidades bajas el ruido es inexistente y en altas casi también, por lo que puede considerarse inapreciable. Si la radio la llevamos encendida, no notaremos nada.
En un coche deportivo o de esta gama, el tarado de la suspensión es importante. En este tipo de coches con motores muy potentes no se puede descuidar tampoco la comodidad. Una berlina es para viajar, con asientos cómodos y espaciosos. Lo que hace más o menos confortable y que se note las irregularidades del asfalto es, sin duda, la suspensión. Quizá sea algo blanda para tener una configuración sport, aunque rebajada con respecto a otras versiones, pero al ser una berlina, encontramos óptimo el tarado, así como la dirección.
La caja de cambios manual de 6 velocidades es rápida y efectiva, con recorridos cortos y precisos con unos desarrollos bastantes largos para poder apurar las marchas. Los frenos que monta de disco ventilado delante y normal detrás ofrece una frenada muy segura, siempre ayudada en ocasiones de los sistemas de seguridad como ESP y ABS, además de la distribución electróninca de frenado.
Tenía ganas de probar la tracción 4×4 adaptativa. Con el asfalto en seco y en una palabra, imposible de sacarlo de la trazada, siempre respetando unos valores lógicos de velocidad en curva, aunque sobrepasando la velocidad recomendada. En mojado más de lo mismo. Los sistemas de seguridad son poco permisivos y, aunque dejan jugar en situaciones controladas, a la mínima saltan. Si los desactivamos, es otra cosa, aunque siempre quedan presentes en condiciones extremas. Ha llegado tarde a los modelos de Opel, pero de forma segura. Aclarar que existe en la motorización de 2 litros y 220CV con caja de cambios manual (La automática no la monta) que también monta la tracción 4×4, siendo los dos únicos en montarla de toda la amplia gama.
En una berlina de gama media-alta, lo que menos importa es el consumo, o al menos, así debería de ser. Según hemos comentado al principio, la variedad de versiones, hace que el rango de precios sea muy amplio y habrá usuarios que busquen optimizar el consumo (versión EcoFLEX o diésel en general) y otros que se despreocupen, que tenderán a una versión más deportiva y que les ofrezca poder soltar adrenalina y disfrutar de la conducción de otra manera.
Es por ello que el consumo, en este caso, no tiene mucho sentido, aunque por supuesto que lo trataremos. El oficial extraurbano se sitúa en 7,8 litros cada 100 km. Es una cifra que no hemos podido alcanzar (el coche pide marcha). Hemos conseguido valores puntuales en torno a 8 litros, pero la media se acerca más a los 8,5 que a los 8. La media en autopista que obtuvimos fue de 8,4 l/100 km. Aunque es difícil medir el consumo mixto, y a pesar que el oficial se sitúa en 10,9 litros, los 12 litros siempre estaban presentes en nuestras pruebas. De todas formas, con este motor y este coche, ¿a alguien le importa el consumo? Del urbano mejor ni hablamos. De 17 litros para arriba.
En la siguiente parte os traeremos todo lo relativo al diseño, tanto exterior como interior, que aunque no cambia mucho con respecto a la unidad que probamos con el motor 2.0 CDTi de 160 CV normal, algunos detalles diferentes sí que tiene.
Fotos | Javi Vicente
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