La nueva normalidad se apoyará más que nunca en el uso del vehículo privado
Un estudio pone de manifiesto que el miedo a la Covid-19 lleva a buscar soluciones de movilidad individual en el desplazamiento urbano al puesto de trabajo
Apuramos las últimas horas del mes de agosto y, por ende, del periodo vacacional por excelencia en España con la incertidumbre del, literalmente, ‘qué pasará mañana’.
Tanto en cuanto a la vuelta al trabajo, a pesar de la potenciación del teletrabajo, el regreso de quienes no pueden realizar sus funciones de manera telemática choca con el recelo o, directamente, temor que se vive a contagiar o, más aún, ser contagiado por el virus SARS-CoV-2, causante tanto de la Covid-19 como de la pandemia que vivimos y que ha provocado un cambio drástico en nuestra realidad dando lugar a la bautizada como nueva normalidad que, lejos de ser una normalidad, provoca el contexto más disruptivo vivido en el último siglo.
Sea como fuere, desde el día 1 de septiembre, quienes se ven obligados a desplazarse dentro de las ciudades hacia su puesto de trabajo lo tienen claro, la mayoría apuesta o por caminar o por usar el vehículo privado. Así se desprende de un estudio de la consultoría Oliver Wyman para los hábitos españoles.
Esta conclusión apoya la ya realizada antes del estío por RACE donde se apostaba a por un impulso sin precedentes en el uso del vehículo privado tras la desescalada lo que supuso una alta densidad en el tráfico habitual.
Sea como fuere, de este nuevo análisis que recoge el pulso de la ciudadanía se desprende que, de una parte, se da preferencia al uso individual del medio de transporte por carretera, y, de otra, el transporte público es el gran perjudicado, junto con los medios de transporte compartido que ven gravemente amenazada su actividad ante la desconfianza que supone, en cualquiera de estos dos casos, utilizar un vehículo que ya ha sido previamente usado.
El 45 % por ciento manifiestan reticencia a viajar en autobús pero hasta un 53 por ciento de los usuarios de la modalidad de vehículo compartidos se muestran desconfiados ante la utilización de esta opción de movilidad que se basa en la toma de un automóvil o motocicleta arrendada por un tiempo determinado.
Las motocicletas, bicicletas y patinetes eléctricos podrían ser los grandes beneficiados
Y si algo, alguien o alguno se podría beneficiar del miedo al nuevo coronavirus sería la nueva movilidad. Dándole la vuelta a lo nefasto de la situación que padecemos es que, la potenciación del distanciamiento entre personas provoca el miedo inherente al ser humano por protegerse poniendo de su parte todos los medios a su alcance y, el primero de ellos es caminar de manera individual.
El 91 por ciento de los encuestados asegura que su manera de trasladarse al trabajo será a pie, hasta la pandemia, tan solo el 15 % lo hacía.
Ahora, el cambio de hábitos en el transporte urbano podría verse favorecido por este entorno en el sentido de que podría darse una transformación en el paradigma del transporte urbano, potenciándose el uso de otros vehículos individuales más sostenibles ambientalmente donde las scooters, bicis y patinetes, eléctricos o no, podría ser las nuevas opciones prioritarias de compra y uso, dado el bajo coste de adquisición y de mantenimiento, en comparación con otros como podría ser el automóvil particular.
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