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Mercedes-Benz 500 E, la berlina que juntó lo mejor de Daimler-Benz y Porsche
Tres décadas después del aniversario de este modelo, recordamos la gran historia detrás de esta excepcional berlina deportiva
El Mercedes-Benz 500 E fue presentado en el Salón del Automóvil de París en el año 1990 nacido de un acuerdo entre la vieja Daimler-Benz AG y Porsche. La berlina causó furor entre los aficionados del motor por la mezcla entre la comodidad propia de los Mercedes-Benz de la época y las altas prestaciones de Porsche.
El diseño del 500 E, incluso a día de hoy se sigue viendo bien, siendo un coche por el que han pasado verdaderamente los años. Michael Hölscher, jefe de desarrollo de proyectos de Porsche, que hace 30 años estuvo involucrado en el proceso de creación de este coche, decía que le resultaba casi imposible creer que hace tres décadas se pudiese hacer un diseño tan perfecto sin asistencia por ordenadores.
El Mercedes-Benz 500 E llamaba sobre todo la atención por las aletas ensanchadas que equipaba, que le daban un aspecto mucho más agresivo respecto de las versiones mas convencionales del W 124.
El motor que se especificaba que se debía montar en el contrato entre Daimler y Porsche, se recogía que debía ser un V8 de 5 litros proveniente del 500 SL, que iba acoplado a un gigante diferencial trasero que hizo que solo se pudiese homologar de cuatro plazas, al no haber espacio para una plaza central en la banqueta trasera.
El V8 que montó el 500 E, desarrollaba 326 CV y 470 NM de par, que permitían hacer el 0 a 100 en 5,9 segundos y llegar a alcanzar hasta 250 km/h limitados electrónicamente.
Cada 500 E tenía un proceso de producción de 18 días
La logística de montaje, pese a estar perfectamente definida, requirió de un complejo sistema, ya que Mercedes-Benz enviaba los componentes de la carrocería a Porsche, que se encargaba de ensamblarlos, después volvían a Mercedes-Benz para ser pintados y por último, una vez pintados, volvían a Porsche para instalar los motores.
La situación del momento era complicada al haber una gran crisis, pero este 500 E fue un proyecto que ayudo enormemente tanto a Porsche como a Mercedes-Benz para superar los enormes desafíos que acontecían por entonces de la mano.
El motivo de la compleja logística que os hemos contado, era que al contar un con una carrocería 56 milímetros más ancha y 23 más baja que la de cualquier otro modelo del W 124, era inviable modificar la línea de montaje de la marca de la estrella.
Ejemplo de buen hacer
El Mercedes-Benz 500 E contaba con elementos distinguidos como unas nuevas ópticas rediseñadas para dejar pasar el aire y refrigerar el V8. Uno de los grandes retos, fue montar el motor proveniente del 500 SL en un vano más pequeño con el que contaba el 500 E.
Para conseguir el buen comportamiento dinámico que tenía, se montó la batería en la parte trasera derecha del maletero para un mejor reparto de pesos, los sistemas de frenos y escape se modificaron y se rediseñaron los pasos de rueda y los paragolpes delantero y trasero.
Michael Mönig, responsable del departamento de Desarrollo de Prototipos, también involucrado en el desarrollo del Mercedes-Benz 500 E destacaba lo respetuosa que fue la colaboración entre Porsche y Mercedes-Benz, ya que el proyecto se baso en “un gran deseo de alcanzar el éxito”.
El Mercedes-Benz 500 E es uno de esos coches verdaderamente especiales que marcaron un momento en la industria automotriz, mezclando lo mejor de dos grandes marcas y que quedará como legado de ambas para la historia.
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