Mazda CX-7 2.2 CRTD 173 CV, prueba (Parte II)
Seguimos con la prueba del Mazda CX-7 que acaba de estrenar un nuevo motor diesel, el 2.2 CRTD de 173 CV. Como de costumbre puedes ver la primera parte para estar al tanto de todo lo relacionado con el motor y el comportamiento de este SUV. Comportamiento que no presenta prácticamente ninguna pega, y que […]
Seguimos con la prueba del Mazda CX-7 que acaba de estrenar un nuevo motor diesel, el 2.2 CRTD de 173 CV. Como de costumbre puedes ver la primera parte para estar al tanto de todo lo relacionado con el motor y el comportamiento de este SUV. Comportamiento que no presenta prácticamente ninguna pega, y que hacen del CX-7 un vehículo muy sencillo de conducir, cercano a la conducción de un turismo.
Ahora en esta segunda parte nos centraremos en el diseño del Mazda, que dista mucho de los demás SUV. Además también nos toca hablar de la habitabilidad interior, así como de la calidad de los materiales que nos hemos topado en el interior del Mazda CX-7.
Diseño exterior
El aspecto exterior del CX-7 cuenta con formas y líneas de diseño bastante musculosas. Con sus 4,7 metros de largo, cuenta tintes deportivos como casi todos los diseños de la firma japonesa. Es curioso como incluso a un SUV de este tamaño y características, ese diseño de líneas fluidas y de tintes deportivos le aporta un toque diferente, y alejado de los modelos más conocidos del mercado que pueblan nuestras ciudades.
Visto desde el frontal da la sensación de ser un vehículo voluminoso o de gran tamaño, pero en la práctica es más sencillo maniobrar con el por ciudad que por ejemplo con un Citroën C-Crosser.
Con la llegada del motor diesel a finales de 2009 también llego un pequeño restyling exterior con cambios que afectan a la parrilla, más cromados y nuevo diseño de los faros antiniebla.
Nuestro Mazda CX-7 estaba equipado con el nivel de equipamiento más elevado, el Luxury, y por tanto venía con unas llantas de aleación de 19 pulgadas y medidas 235/55 R19. LLantas que como ya explicamos en la parte anterior, no eran lo mejor para zonas fuera del asfalto, incluso las llantas de 18″ que vienen con los niveles de equipamiento inferiores serían más recomendables para sacarlo del asfalto, pero bueno tampoco es lo que se busca con este SUV.
Diseño interior y habitabilidad
Al sentarnos en su interior, lo primero que nos gusta es la postura de conducción, elevada con una buena visibilidad frontal y con los pedales en posición más horizontal que en otros modelos y muy cómodos también. En cuanto a la visibilidad, pese a que frontalmente es muy buena los diferentes ángulos del diseño del coche no ayudan demasiado a la hora de aparcarlo ni de tener suficiente visibilidad, pero para eso está la tecnología como la cámara de visión trasera o un sistema que nos avisa del ángulo muerto del retrovisor para poder cambiarnos de carril con toda seguridad.
Los asientos recogen muy bien el cuerpo, y en nuestra versión eran de cuero y de bastante buena calidad. Por otra parte si nos quedamos con el salpicadero no tiene una formas que enamoren, pero el uso del equipamiento es muy sencillo y con botones grandes y de fácil manejo. Los plásticos que lo recubren todo tienen un buen tacto, y según Mazda están diseñados para que duren sin perder la calidad.
La mayor pega, quizás sea la concentración de mandos que tiene el volante, por una parte el conductor tiene todo a mano, pero el navegador es una pena que sólo se pueda configurar desde los mandos del volante, puesto que el copiloto podría modificar algo sin distraer al conductor, y la pantalla del navegador es de un tamaño bastante pequeño.
No se porque, pero los Mazda siempre han tenido las pantallas más bien pequeñas y cargadas de información y este no es una excepción, puesto que el navegador podría ser algo más grande pero la otra pantalla donde vemos la información de audio y climatización es bastante pequeña también.
Pero no podemos dejar pasar por alto la intrumentación, que se ilumina en un tono violeta que nos vuelve a dejar claro el espíritu deportivo de este SUV y que es un buen detalle de diseño. Nuestra unidad contaba además con apertura y arranque sin llave, por lo que en su lugar había un mando giratorio que hacía las veces de llave (sin duda me gusta más que el botón).
El interior del CX-7 es bastante amplio, si bien, es cierto que hay SUV de menor tamaño y con un espacio similar, pero aún así se puede viajar con el de manera cómoda y amplia. Las plazas traseras cuenta con suficiente espacio tanto para las piernas como para la cabeza, y dos adultos viajarán de manera muy cómoda, mientras que como de costumbre la plaza del medio es más incómoda.
En general el ambiente interior, en cuanto a calidad de materiales (pese a que hay bastante plástico) es bastante buena y si sitúa por encima de la mayoría de los SUV generalistas, distando bastante poco en calidad de acabados con algunos que se denominan premiums.
Maletero y huecos
Si nos vamos al apartado de huecos, en la consola central aún encontramos huecos para dejar cosas, pero las bolsas de las puertas son de un tamaño más bien pequeño. En el caso del maletero, cubica una capacidad de 455 litros, una medida que se sitúa dentro de lo normal en el segmento, pero tenemos que recordar que al menos lleva rueda de repuesto de tamaño normal. El CX-7 se puede convertir en una verdadera furgoneta si abatimos los asientos traseros, puesto que la superficie de carga aumenta considerablemente.
Por tanto tenemos un SUV con un diseño exterior diferente, un interior amplio con bastante presencia del plástico pero que se nota calidad en los diferentes mandos, y un equipamiento de manejo sencillo. En la tercera parte de la prueba, nos meteremos con el equipamiento de este Mazda y los precios, así como nuestra valoración general del modelo.
Fotos | David Taboada
Agradecimientos a Borja por la colaboración en la prueba
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