Líquido de frenos: ¿cuánto dura y qué pasa si no lo cambio?
Aunque la mayoría de los fabricantes recomiendan cambiar el líquido de frenos cada dos años, muchos usuarios no tienen en cuenta esta operación de mantenimiento, con el riesgo que ello conlleva.
A pesar de ser una de las operaciones de mantenimiento más asequibles, el cambio del líquido de frenos a menudo se suele pasar por alto. La mayoría de los usuarios dejan de realizar esta operación cuando ya no tienen que cumplir el mantenimiento programado por el fabricante. Y es un error que puede acarrearnos serios problemas.
¿Cuánto dura el líquido de frenos?
Por norma general, la mayoría de los fabricantes recomienda sustituir el líquido de frenos cada dos años aunque se recorran pocos kilómetros. También hay marcas que establecen un período de cambio por kilometraje, en el caso de que se alcance antes de que transcurra el límite de tiempo. La media suele estar en torno a los 60.000 km.
Según la marca pueden existir distintas recomendaciones. En algunos casos el primer cambio se recomienda a los tres años y, a partir de ahí, hacerlo cada dos años, por lo que conviene revisar el manual de mantenimiento del vehículo
¿Por qué hay que sustituir el líquido de frenos y qué pasa si no lo cambio?
El líquido de frenos tiende a absorber humedad del ambiente, y esta humedad, además de reducir el punto de ebullición y generar burbujas que reducen la eficacia, puede contribuir a la corrosión de los conductos del sistema de frenado por los que circula el fluido, así como a un desgaste prematuro de los bombines.
Seguro que estás pensando que cómo es posible que entre humedad en el líquido de frenos, que está en un circuito cerrado y estanco. Pero lo hace: la propia tapa del depósito no es 100% hermética, y permite que entre aire para evitar la formación de vacío cuando baja el nivel.
Además, hay que tener en cuenta que este elemento está sometido a temperaturas extremas. Por este motivo, sus propiedades se ven alteradas no solo con el paso de los kilómetros, también con el tiempo.
¿Cuánto cuesta cambiar el líquido de frenos?
El precio de un cambio de líquido de frenos ronda los 60 euros para un coche compacto, y puede superar los 100 euros en un modelo de gama alta. Ten en cuenta que en esta cifra se incluye el precio del propio líquido y la mano de obra, que requiere el vaciado y la purga del circuito y la retirada del líquido antiguo para su reciclaje cumpliendo las regulaciones ambientales existentes.
¿Cómo se puede saber si el líquido de frenos está en buen estado?
Como primera medida, si el líquido de frenos pierde transparencia y se vuelve oscuro o detectas suciedad, hay que proceder de inmediato a su sustitución. Pero ojo, porque un líquido que mantiene su color no es señal de que mantenga todas sus prestaciones.
Otros indicios de que hay que cambiar el líquido de frenos pueden ser el aumento del recorrido del pedal de freno, o notar sensación de que se vuelve esponjoso al pisar.
Existen herramientas especiales para comprobar el estado del líquido de frenos. Algunas son muy sencillas y asequibles, pero no son muy fiables, pues simplemente analizan la conductividad del líquido al introducir el medidor en el depósito. Otros métodos más sofisticados lo que hacen es calentar el fluido para medir el punto de ebullición y comprobar que no ha descendido.
¿Qué tipos de líquido de frenos debo utilizar para rellenar el nivel?
Conviene comprobar con regularidad el nivel del líquido de frenos del coche, y pasar por el taller para que localicen una posible fuga si está muy bajo o si vuelve a bajar tras rellenar. Como casi siempre cuando se trata de niveles, hay que procurar no sobrepasar la indicación de nivel máximo.
Existen distintos tipos de líquido de frenos, clasificados según la especificación DOT, en función de su punto de ebullición en seco y en húmedo, así como de su viscosidad. Y hay que utilizar el que indica el fabricante.
Los de tipo DOT 3 están ya en desuso, se utilizan en coches ya con cierta antigüedad. Los DOT 4 los más comunes actualmente por sus mejores prestaciones (puntos de ebullición más altos, que alcanzan hasta los 230 grados centígrados en seco) y por contar con aditivos que hacen que absorban menos agua.
Cuidado, porque no siempre un número más alto es más adecuado. Los DOT 5, o los DOT 5.1, por ejemplo, tienen viscosidades más bajas, que pueden aumentar el riesgo de sufrir pérdidas por poros o fugas en el circuito en coches que necesitan especificación DOT 4. Por ello conviene saber qué líquido lleva tu coche y utilizar uno con las mismas especificaciones cuando toca rellenar.
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