Kia Sportage 2022: primera prueba y guía de compra
Nos ponemos al volante del nuevo Kia Sportage, un SUV que llega cargado de razones para asaltar el liderazgo en una cateogoría que domina con mano de hierro el Hyundai Tucson.
Con una variante diseñada específicamente para Europa sobre una nueva plataforma denominada N3 (la misma que utiliza el Hyundai Tucson), la quinta generación del Kia Sportage cuenta con todo lo que se necesita en la categoría para convertirse en uno de los líderes de ventas, donde precisamente el Hyundai Tucson es la principal referencia. Aquí puedes ver cómo está el ranking de los SUV compactos más vendidos.
Pero no solo su “primo hermano” es una de las principales alternativas al nuevo Sportage, que se verá las caras con otros SUV compactos también nuevos como el Nissan Qashqai, y otros ya consolidados como los Ford Kuga, Peugeot 3008 y Toyota Rav4. A todos ellos se sumará en breve el Renault Austral.
Frente a ellos, el Kia Sportage destaca por una gama mecánica con muchas posibilidades de elección -incluyendo un híbrido y un híbrido enchufable-, por un diseño rompedor y por un habitáculo muy amplio, además de por una buena relación entre precio y equipamiento.
Los descuentos, sumando la promoción directa y el descuento por financiar la compra, oscilan entre 5.600 y 7.125 euros. Se puede acceder a un Kia Sportage con motor 1.6 T-GDi de gasolina de 150 CV y acabado Concept desde 23.500 euros, con todos los descuentos y promociones aplicados.
Una gama muy completa: versiones con etiqueta ECO y CERO
Sin duda, uno de los puntos fuertes del Kia Sportage es la amplia gama de opciones mecánicas para elegir, aunque esto obligue a centrar bien el tiro para acertar en la compra. Hay variantes gasolina y diésel sin y con hibridación ligera y etiqueta ECO, además de un híbrido auto-recargable (etiqueta ECO) y un híbrido enchufable (etiqueta CERO). En función del motor se puede elegir entre un cambio manual de seis marchas o una caja automática de doble embrague, así como entre tracción delantera o total.
Las versiones de acceso a la gama, sin ningún tipo de hibridación, son el 1.6 CRDi diésel de 116 CV y el 1.6 T-GDI de gasolina con 150 CV, ambos con bloques de 4 cilindros , 1,6 litros y sobrealimentación por turbocompresor. Están disponibles únicamente con caja de cambios manual y tracción delantera.
Ya con sistema Mild-Hybrid de hibridación ligera el 1.6 CRDi pasa a rendir 136 CV, mientras que el 1.6 T-GDI se ofrece en versiones de 150 o de 180 CV. El más potente es únicamente automático y con tracción 4×4, mientras que en los otros dos se puede optar por el cambio automático o manual; el CRDi también es compatible con la tracción total.
La versión híbrida auto-recargable HEV y el Sportage PHEV híbrido enchufable utilizan el motor 1.6 T-GDi de gasolina y un motor eléctrico. En el primer caso el motor eléctrico es de 60 CV, para una potencia de sistema de 230 CV; mientras que la batería, situada bajo los asientos traseros, tiene una capacidad de 1,49 kWh, y no resta espacio al maletero. Está disponible con tracción delantera o total.
En el Sportage híbrido enchufable, con un motor eléctrico de 91 CV, la potencia de sistema alcanza los 265 CV. La batería de 13,8 kWh está situada bajo el piso, y aunque resta algo de espacio en el maletero no compromete el volumen de carga, que sigue siendo de los mejores de la categoría. Los datos de prestaciones, consumo y autonomía eléctrica de esta versión están pendientes de homologación definitiva, aunque se espera que la autonomía en modo eléctrico supere los 55 km.
Gasolina, diésel, híbrido… ¿qué motor elegir?
Tanto el híbrido enchufable -para el que todavía no hay precio- como los diésel estarán a la venta a finales de abril o principios de mayo. Con una gama tan amplia, la elección dependerá mucho del presupuesto disponible y de la utilización que se vaya a hacer del coche. Pero conociendo el rendimiento de los motores de la gama anterior y de su “primo-hermano” el Hyundai Tucson, y teniendo en cuenta los precios, podemos hacer algunas consideraciones.
La primera es que, para presupuestos muy ajustados, el 1.6 T-GDi de gasolina, disponible desde 23.500 euros (con todos los descuentos), es una alternativa muy interesante al 1.6 CRDi de 116 CV, dado su buena relación entre prestaciones y consumo y, sobre todo, que su precio es 3.000 euros inferior con acabado básico Concept, y 2.300 euros menos en el caso del interesante acabado Drive.
La segunda, que a igualdad de equipamiento con acabado Drive un 1.6 T-GDi MHEV con hibridación ligera y etiqueta ECO (no se ofrece con el acabado básico Concept) supone apenas 1.000 euros más que la versión sin hibridación ligera. Compensa el MHEV lo mires por donde lo mires, no solo por una ligera diferencia a su favor en agrado de uso, también por las ventajas que aportan la etiqueta ECO. Y no olvidemos un futuro valor de reventa como usado, donde el MHEV compensará de sobra la diferencia de precio con una menor depreciación.
Entre las versiones MHEV, la duda entre gasolina o diésel, ambos con etiqueta ECO, también es razonable. Son entre 2.800 y 3.000 euros de diferencia a igualdad de equipamiento. Pueden compensar únicamente si vas a utilizar el coche principalmente para viajar y vas a realizar muchos kilómetros al año por carretera y autopista. Pero particularmente recomiendo invertir antes la diferencia en equipar el 1.6 T-GDi con el cambio DCT de doble embrague, que cuesta unos 2.100 euros… o en dar el salto al híbrido.
Y es que el diésel lo tiene difícil, pues la versión HEV apenas cuesta 1.000 euros más que el diésel si partimos del acabado Drive, y el híbrido no solo tiene 230 CV frente a los 136 CV del CRDi, sino que lleva de serie el cambio automático. Para igualar por transmisión nos iríamos a un acabado Tech, y entonces el CRDi 7DCT incluso es 400 euros más caro que el híbrido. No es de extrañar que la marca tenga unas previsiones de ventas de un 30% para esta versión HEV, frente al 50% de todas las variantes con motor de combustión.
¿Merece la pena la tracción total en el Kia Sportage?
Kia también ofrece en el nuevo Sportage la posibilidad de contar con tracción total. Se trata de un sistema conectable que utiliza un embrague multidisco de control electrónico, que puede repartir de forma variable el par al eje posterior en condiciones de baja adherencia.
En estas versiones existe un selector de modos de conducción denominado Terrain Mode, que permite elegir entre programas específicos en función del tipo de terreno (nieve, barro, arena) que modifican la respuesta al acelerador y la forma en la que intervienen las distintas ayudas electrónicas. Hasta una velocidad máxima de 60 km/h también permite bloquear el embrague central mediante el botón “Lock”, fijando el reparto entre ambos ejes en un 50/50.
La tracción total es de serie en el 1.6 T-GDI de 180 CV, y una alternativa a la tracción 4×2 en las versiones 1.6 CRDi MHEV de 136 CV -tanto con cambio manual como automático– y en el Sportage Híbrido. Sólo se puede elegir a partir del acabado Tech, y tiene un sobreprecio respecto a los 4×2 de alrededor de 3.000 euros. En mi opinión, para un SUV de este tipo, con unos neumáticos adecuados –all season, por ejemplo, para garantizar la movilidad sobre nieve– y el control de descenso de pendientes, es más que suficiente para aventurarte fuera del asfalto sin meterte en líos.
El equipamiento del Kia Sportage: los GT-Line como tope de gama
La gama Kia Sportage cuenta con cuatro niveles de equipamiento, denominados Concept, Drive, Tech y GT-Line. No todas las combinaciones de motor y transmisión se pueden combinar con los cuatro acabados. Por ejemplo, con el acabado de acceso Concept sólo se pueden elegir los motores 1.6 CRDi 4×2 con cambio manual (tanto con 116 como con el MHEV de 136 CV) y el 1.6 T-GDI de 150 CV.
Este acabado no es tan básico, pues ya incluye climatizador automático bizona, llantas de aleación de 17 pulgadas, sensores de lluvia y luces, barras en el techo, freno de estacionamiento eléctrico, asiento trasero dividido 40:20:40 y pantalla multimedia de 8 pulgadas, además del control de crucero y el sistema de ayuda al mantenimiento de carril.
El acabado Drive ya abre las posibilidades de elegir motor, incluyendo el Sportage híbrido y el 1.5 T-GDI de gasolina MHEV. Con este acabado, que supone unos 2.400 euros adicionales al precio del Concept en el caso de los motores térmicos, y de 3.700 en el Sportage Híbrido, se añade el navegador Kia Connect con pantalla de 12,3 pulgadas, dos cargadores USB en las plazas traseras, faros LED antiniebla, cámara de visión trasera y sensores de parking delanteros y traseros.
Especialmente interesantes son las versiones Tech, que permiten ya elegir cualquier combinación de motor y transmisión salvo los dos motores básicos sin hibridación. Suman al equipamiento de los Drive las llantas de 18 pulgadas, faros full LED, asientos eléctricos, llave inteligente, arranque por botón, instrumentación digital de 12,3 pulgadas y cargador inalámbrico para el teléfono móvil.
Como tope de gama quedan nuevamente las versiones GT-Line, que aportan elementos de diseño que confieren al Sportage una apariencia más deportiva. Entre ellos destacan las llantas de aleación de 19 pulgadas, la pintura bitono con techo en negro y la tapicería GT Line, además del techo panorámico, los asientos delanteros ventilados y el equipo de sonido premium firmado por Harman Kardon. Eso sí, acceder a estas verisones supone pagar en torno a 5.000 euros más que por un Sportage con acabado Tech.
Aunque sin duda es difícil resistirse a un GT-Line, si el presupuesto no llega nuestra recomendación es optar por el acabado Drive, y completarlo con el paquete Design (unos 1.000 euros), que añade llantas de 18 pulgadas y la instrumentación digital. O en el caso del acabado Tech, completarlo con el paquete Luxury (unos 1.700 euros), que suma el techo panorámico, la cámara trasera, el control de crucero adaptativo, asistente anticolisión en salidas de aparcamiento y en intersecciones y asistente de ángulo muerto.
El habitáculo del nuevo Kia Sportage: mucho espacio
Toca hablar de sensaciones, y las que transmite el Kia Sportage son muy buenas incluso antes de conducirlo. Exteriormente el cambio de diseño es radical, sin duda no pasa desapercibido, aunque inicialmente ese frontal genera admiración o causa rechazo… pero en cuanto lo ves más de una vez lo segundo se convierte en lo primero.
Sus dimensiones ganan 30 mm en longitud para llegar a los 4,51 metros, y 10 mm en distancia entre ejes, que alcanza ahora los 2,68 metros. Para su tamaño exterior la habitabilidad del nuevo Kia Sportage es muy buena, con unas plazas traseras muy cómodas tanto por acceso como por espacio para las piernas y los pies. Además, los asientos de la tercera fila se pueden reclinar para mejorar el confort en viajes largos. Lo que no cuenta es con la posibilidad de regulación longitudinal de la banqueta.
A cambio, la capacidad de maletero está entre las mejores de la categoría. El volumen cambia en función de la versión mecánica: el dato más favorable son los 591 litros de la versión de gasolina sin hibridación, mientras que el MHEV pierde unos 30 litros. En los diésel las cifras van de los 571 litros del 116 CV a los 526 litros del MHEV. En cuanto a los híbridos, los 587 litros del Sportage Hybrid, o los 540 litros del híbrido enchufable, también son cifras muy buenas.
Ergonomía, conectividad y calidad
Una característica del nuevo Sportage que me ha gustado mucho es el gran salto que ha dado en calidad percibida, lo que transmite el coche cuando te pones a los mandos. Y no solo por el aspecto de los materiales, también por su tacto y la solidez y la precisión con la que funcionan los mandos.
No hemos podido ver ninguna versión con acabado básico; pero en los GT-Line, con la pantalla multimedia grande y la instrumentación digital, el aspecto es muy moderno y tecnológico. El sistema multimedia es el mismo que el que utiliza el Hyundai Tucson, con gráficos de buena calidad y menús fáciles e intuitivos. Como en el Kia EV-6, el Sportage mantiene un panel que combina mandos analógicos y digitales de muy fácil manejo, que permite alternar entre los controles de los sistema de climatización o multimedia.
Además de múltiples huecos para dejar objetos, otros detalles que suman son la posibilidad de contar con un sistema de iluminación ambiental que permite elegir entre 64 colores, los servicios de Kia Connect y las posibilidades que ofrece la aplicación Kia Connect, incluyendo navegación hasta el destino tras aparcar el coche, función encuentra mi coche, control remoto de cierts funciones o chequeo del vehículo.
Al volante del nuevo Kia Sportage
Durante una primera toma de contacto he podido conducir dos de las versiones más interesantes: el 1.6 T-GDi de gasolina con 150 CV, cambio de doble embrague 7DCT e hibridación ligera, y el Sportage Híbrido auto-recargable. Los kilómetros realizados por todo tipo de carreteras dan para mucho. Por ejemplo, para concluir que, si hay una palabra que define el comportamiento dinámico del nuevo Sportage, es equilibrio. Añadiría confort y facilidad de conducción, pero estas dos cualidades son una consecuencia de la primera.
En la categoría hay SUV que pueden ser más confortables, como un Citroën C5 Aircross. O más ágiles, como un Ford Kuga. Pero el Sportage combina muy bien agilidad y comodidad, lo que le convierte en una opción muy válida para cualquier tipo de uso: desplazamientos cortos, viajes con la familia… Únicamente para las versiones GT-Line se puede optar por una suspensión con amortiguadores de dureza variable y control electrónico; pero con lo bien que va el coche con los amortiguadores de serie no la considero una opción necesaria.
En cuanto a los motores, el buen rendimiento del 1.6 T-GDI de 150 CV ya no es ninguna sorpresa, sobre todo asociado al cambio de doble embrague. Muy elástico y con una buena capacidad de respuesta, es un motor que no se queda corto para ninguna utilización; incluso viajando cargado, o si quieres moverte con agilidad en tu carretera de curvas favorita, permite moverte con cierta alegría. Sobre todo, si manejas el cambio de forma manual a través de las levas en el volante. Y el consumo, practicando una conducción normal, se mantiene en unos razonables 7,5-8 l/100 km.
Sin embargo, resulta difícil resistirse al agradable empuje y a las superiores prestaciones -aceleración y recuperaciones- del Sportage híbrido, con 230 CV y cambio automático de 6 relaciones. Y lo que es mejor: con un consumo inferior, de más de 1 l/100 km según cifras homologadas, y más del doble en utilización real, sobre todo si haces mucha ciudad. Según la versión de equipamiento son entre 2.500 y 3.500 euros de diferencia con el gasolina MHEV (recuerda, los dos con etiqueta ECO); pero creo que el salto tecnológico vale eso y más.
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