Japón se plantea endurecer las leyes relativas a los proveedores tras la crisis de Takata
El ministro de Transporte Akihiro Ohta declaró ayer que estudian modificar la legislación actual para obligar a los fabricantes de componentes a que comuniquen directamente a las autoridades los defectos y fallos que detecten en sus productos. Ahora mismo el Gobierno depende de las marcas automovilísticas para iniciar investigaciones.
Japón tiene claro que debe buscar métodos para tratar de evitar que se repitan casos como el de las casi interminables llamadas a revisión provocadas por los infladores de airbags de Takata, al que, según Reuters, ya se le atribuyen 25 millones de vehículos potencialmente afectados. Entre los que baraja el Gobierno japonés se encuentra el endurecimiento de las leyes relativas a la supervisión de la industria auxiliar, según declaró ayer el ministro nipón de Transporte Akihiro Ohta.
La legislación que está actualmente en vigor en el país asiático hace que las autoridades que regulan la industria automovilística dependan exclusivamente de las marcas para iniciar investigaciones sobre sus proveedores de componentes. Estas mismas leyes no permiten que el Ministerio de Transporte acuda directamente a estos últimos aunque la raíz de la crisis se halle en ellos.
El Ministerio de Transporte ha mantenido varias reuniones con Takata para intentar avanzar en las indagaciones sobre las campañas de revisión de los infladores de airbags. Sin embargo, sus equipos se han quejado de que dicha empresa no ha estado proporcionando suficiente información sobre este asunto, lo que dificulta lógicamente su trabajo. Un conflicto que se asemeja de algún modo a la turbia relación de Takata con la agencia NHTSA estadounidense.
El periódico japonés Nikkei informó ayer de que la intención del ministerio es cambiar las leyes para obligar a los proveedores a que comuniquen directamente a las autoridades pertinentes los defectos y fallos que detecten en sus productos. La publicación añadió que se espera que esta nueva normativa se apruebe a mitades del próximo mes de marzo.
Las presiones que Takata está recibiendo por parte de Estados Unidos y Japón continúan aumentando, y lo peor es que todavía no se vislumbra el final de esta crisis, pues pueden iniciarse nuevas campañas de revisión. Por otra parte, refleja en buena medida las distintas perspectivas que adopta cada industria a la hora de abordar los problemas de vigilancia y seguridad que conciernen a sus respectivos sectores del automóvil.
Vía | Automotive News
Fotografía | Reuters
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