Intercooler: ¿cómo funciona y por qué tu coche necesita uno?
Prácticamente todos los motores con turbo, ya sean gasolina o diésel, utilizan un intercooler para mejorar el rendimiento. Te contamos cómo funciona y los cuidados que necesita.
Si tienes un coche con un motor turbo, ya sea gasolina o diésel, casi con toda seguridad contará con un intercooler. Digo casi con toda seguridad porque también existen coches con motores sobrealimentados que no tienen intercooler. De hecho, en la década de los años 80 y 90 incluso se utilizaba como reclamo publicitario, y había coches que “presumían” con los anagramas “Turbo Intercooler”, al igual que se utilizaban los de “16V” o “GTI”.
¿Qué función tiene el intercooler?
Básicamente un intercooler es un radiador, que se utiliza en motores sobrealimentados, ya sea mediante un turbo o un compresor. La función del intercooler es la de enfriar el aire que el sistema de sobrealimentación manda comprimido a la admisión.
¿Por qué se hace esto? Pues porque el aire, por efecto de la compresión del turbo, se calienta aumentando mucho su temperatura, lo que hace que disminuya su densidad. En otras palabras: si el aire comprimido por el sistema de sobrealimentación va directamente a la admisión sin pasar por el intercooler tiene menos oxígeno que si se reduce su temperatura; y recuerda, el principio del sistema de sobrealimentación es introducir más aire del que el motor puede aspirar de forma natural, para que la combustión se produzca con más oxígeno, mejorando así el rendimiento.
Tipos de intercooler
Hay dos tipos de intercooler, los de aire, en los que se utiliza el aire frío en movimiento procedente del exterior para reducir la temperatura del aire comprimido. Y los intercooler de agua, en los que el sistema de transferencia de calor es un líquido refrigerante.
La ventaja de los primeros es que son más sencillos, mientras que los segundos son más eficientes (el agua tiene mayor capacidad de refrigeración que el aire) y pueden ser más pequeños.
¿Dónde se coloca el intercooler?
El intercooler se coloca siempre en el circuito que recorren los gases de escape desde el turbocompresor hasta la admisión. Los ingenieros buscan el mejor compromiso posible para que el recorrido que realice el flujo de gases sea lo más corto posible, y que el radiador esté colocado de la forma más favorable a la hora de recibir el aire exterior.
La ubicación en el vano motor dependerá del tipo de motor (número y disposición de cilindros) y del tipo de intercooler (de aire o de agua). Los de aire necesitan ir instalados en la parte frontal para recibir el mayor caudal posible de aire exterior. Los de agua pueden instalarse en cualquier lugar del vano motor, pero también necesitan recibir flujo de aire externo.
A modo ilustrativo de cómo afecta la colocación del intercooler al rendimiento del motor, recuerdo hace años mediciones en banco de potencia a coches con el intercooler situado en posición horizontal, que recibían el aire a través de una toma en el capó. Como en banco de rodillos con el coche parado era complicado conseguir un flujo de aire equivalente a base de ventiladores, para conseguir mediciones de potencia más «reales» era necesario colocar hielo justo encima del intercooler.
También hay que saber que un motor puede tener varios intercoolers. Por ejemplo, uno para cada fila de cilindros en motores en V, o dos pequeños en paralelo (en vez de uno solo más grande) para aumentar la eficacia en motores en línea donde hay poco espacio.
Mantenimiento y averías del intercooler
Normalmente un intercooler no necesita mantenimiento más allá de comprobar que no existen fugas en las canalizaciones.
Una avería “tonta” fácil de resolver es la soltura de uno de los manguitos que están conectados al intercooler, normalmente por deterioro de la brida que lo sujeta. Los síntomas son una repentina y clara pérdida de potencia del motor y la aparición de un “silibido” perceptible al acelerar. Si no hay ningún otro problema asociado basta con volver a conectar el manguito y utilizar una nueva brida. Los propios manguitos también pueden presentar grietas por envejecimiento.
Un intercooler también puede perder eficiacia si las aletas del radiador sufren daños, por ejemplo por el impacto de piedras. En caso de sufrir problemas con el turbocompresor es necesario revisar el intercooler, que puede contaminarse por efecto del aceite que se fuga por las juntas dañadas del turbocompresor.
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