Explorer Ford Coches Eléctricos ECO Pruebas SUV
He probado el nuevo Explorer y esto es lo que más y lo que menos me gusta del SUV eléctrico de Ford
No, yo no he completado un viaje de 30.000 km alrededor del mundo con el Ford Explorer como Lexie Alford. Ni tan siquiera lo he probado a fondo, algo para lo que ya tengo fecha apuntada en el calendario. Pero un buen puñado de kilómetros por autopista y carreteras de todo tipo en la jornada […]
No, yo no he completado un viaje de 30.000 km alrededor del mundo con el Ford Explorer como Lexie Alford. Ni tan siquiera lo he probado a fondo, algo para lo que ya tengo fecha apuntada en el calendario. Pero un buen puñado de kilómetros por autopista y carreteras de todo tipo en la jornada de presentación a la prensa me ha servido para tomar contacto con el coche y apuntarme en mi libreta lo que más me gusta… y lo que menos del nuevo Ford Explorer, y voy a compartirlo contigo.
Para empezar, una de las cosas que no me gustan, y cada vez me sucede más con los nuevos coches eléctricos que se están presentando, es precisamente eso: que solo sean eléctricos y no haya opción de otras variantes de propulsión. Vale, la electrificación está aquí para quedarse. Pero que todavía vamos con retraso, sobre todo en España, no es discutible, es un hecho.
Y estoy convencido de que el Explorer se vendería como churros si tuviera versiones híbridas o, al menos, con motores de gasolina y una hibridación parcial. Yo, al menos, lo tendría en mi radar.
Un diseño muy resultón…
El diseño es una de las cosas que me atraen del Explorer. Me parece que aporta originalidad y frescura, sobre todo en algunos colores como el azul o el rojo (con los más oscuros no me dice gran cosa), y con una apariencia que consigue ese buscado efecto de coche aventurero. Las grandes llantas también influyen mucho en la sensación que transmite el coche cuando lo ves desde fuera. Son de 19 pulgadas de serie con el acabado básico, y de 20 pulgadas con el acabado Premium, con neumáticos de distinta medida en el eje delantero y el trasero.
Hay unas llantas opcionales de 21 pulgadas que, por 1.200 euros en la versión básica y 600 euros en el Premium, son toda una tentación, por lo espectacular que quedan. Pero yo la dejaría pasar; la tentación, digo. Te explico. Los neumáticos de serie con la llanta de 19 pulgadas son en medida 235/55 en el eje delantero, y 255/50 en el trasero, y creo que son con los que el Explorer ofrece el mejor equilibrio entre agilidad y confort. En las versiones Premium con llanta de 20 pulgadas se mantiene la anchura pero baja una medida el perfil; tienen un pase.
Pero con la llanta de 21 pulgadas vuelve a bajar el perfil una medida más, para montar 235/45 delante y 255/40 en el eje trasero. Y mucho te tienen que gustar cómo quedan para renunciar al confort que se pierde. Créeme que se nota, sobre todo cuando el asfalto no está completamente liso.
… y un interior muy aprovechable
En cuanto al interior, hay varias cosas que me han llamado la atención, la gran mayoría para bien, con algún que otro detalle que me parece mejorable. Lo primero es lo espacioso que resulta para sus compactas dimensiones exteriores, pues solo mide 4,47 metros de largo. Sin ser de los mejores de su clase tampoco falla en capacidad de maletero, con 470 litros y de formas cuadradas y muy aprovechables. Tiene un doble fondo que viene muy bien, por ejemplo, para guardar los cables de recarga, pues no hay un «frunk» o espacio adicional bajo el capó delantero.
También me gusta mucho la gran cantidad de espacio que hay para dejar objetos y vaciarte los bolsillos, con un enorme cofre entre los asientos en el que incluso cabe un portátil y varias cosas más, totalizando hasta 17 litros de capacidad, según Ford, que anuncia que va a comercializar accesorios para personalizar la manera en la que compartimentar este hueco. También hay un espacio adicional bajo la consola flotante y un «inesperado» hueco detrás de la pantalla multimedia -Ford lo llama My Private Locker», que se descubre al modificar su inclinación manualmente, y que incluso cuenta con su propio cierre. Además, es de agradecer que se mantenga una serie de accesos directos siempre visibles a alguna de las funciones principales bajo la pantalla, así como una superficie táctil adicional bajo la misma para regular el volumen de la radio. Lo de que los mandos del volante multifunción también sean de tipo táctil ya no me gusta tanto…
Igualmente me parece espectacular el enorme techo solar panorámico fijo, disponible como opción en las versiones Premium por 1.250 euros. Soy de los que recomiendan valorar esta opción en función de donde vivas y de cómo vayas a utilizar el coche. Ya sabes, cuesta más rebajar la temperatura que alcanza el habitáculo tras aparcarlo al sol, o mantenerla a un nivel agradable conduciendo cuando fuera pega muy fuerte. Pero la climatización funciona muy bien y hay que reconocer que queda espectacular, y la sensación de conducir con tanta luminosidad se agradece.
Otro detalle que me parece original y muy chulo es la barra de sonido integrada en el salpicadero. Es de serie solo en el acabado Premium, está firmada por B&O y junto a los 10 altavoces y el subwoofer suena de maravilla.
Algunos detalles a mejorar
Entre lo que menos me gusta del interior del Explorer, tengo varias cosas apuntadas. Una de ellas, que le pasa a casi todos los coches eléctricos nuevos con plataforma específica y suelo plano, es lo alto que queda el piso en relación a la banqueta en las plazas traseras, lo que hace que la postura de los pasajeros en estas plazas no sea tan cómoda, al llevar las rodillas demasiado altas respecto a la cadera.
Tampoco me gustan algunas cosas que son «herencia» Volkswagen. En efecto, por si no lo sabías, el Explorer comparte la plataforma que utilizan distintos modelos del Grupo VW, entre ellos el ID.4, así como algunos mandos. Una de ellas es que no hay botones individuales para accionar las ventanillas delanteras y las traseras, hay que pulsar primero un botón específico para alternar entre ellas al manejar los dos únicos mandos de subida y bajada de las ventanillas.
La otra, que me gusta todavía menos, es la palanca de la transmisión en la consola. No por dónde está situada, sino porque como no hay levas para modificar el nivel de recuperación de la frenada regenerativa, la única opción es alternar entre los modos «D» y «B» del cambio mediante un giro de la palanca, una maniobra muy forzada y que al final hace que acabes conduciendo siempre en «D».
Por último, también hecho en falta una instrumentación con una pantalla más grande -tiene solo 5,3 pulgadas, cuando ya es casi un estándar encontrar pantallas del doble de tamaño- y con mayores posibilidades de personalización.
Gama y precios del Ford Explorer
He probado la versión con un solo motor trasero, 286 CV y la batería de rango extendido, con 77 kWh de capacidad, que permite homologar una autonomía WLTP de entre 572 y hasta 602 km, según el acabado y el equipamiento. Su precio con descuentos -sin contar financiación ni Plan MOVES- parte desde 46.550 euros con acabado base, y 3.000 euros más si eliges la versión Premium.
Ford también ofrece un Explorer con dos motores y tracción total que rinde 340 CV. En este caso la batería tiene casi la misma capacidad, 79 kWh, y la autonomía es de entre 532 y 566 km. Pero esta versión tiene un «problema». Mejor dicho, dos: cuesta la friolera de casi 9.000 euros más que el tracción trasera… y no entra en el Plan MOVES. Con todos los descuentos y las ayudas del MOVES tienes un Explorer tracción trasera y batería grande desde 39.550. Eso son… ¡15.000 euros menos que el Explorer con dos motores! Por lo bien que va la versión de 286 CV, ya te digo que no compensa dar el salto. Y encima pierdes autonomía.
Ford acaba de añadir a la gama una versión de acceso a la gama Explorer con tracción trasera, motor de 170 CV y una batería de menor capacidad, 52 kWh. La autonomía en este caso es de entre 357 y 378 km, según acabado. Esto permite ofrecer un Explorer desde 41.800 euros, que se quedan en 34.800 con el máximo de ayudas al Plan MOVES. Son 4.750 euros menos que la versión con autonomía extendida. También es un salto grande, pero si eliges un Explorer como único coche y quieres utilizarlo también para viajar, entonces compensa la inversión, no solo por la mayor autonomía, también por las prestaciones.
En todos los casos, y esto es otra cosa que me gusta del Explorer, la potencia máxima de carga que admiten utilizando carga rápida es elevada, entre 135 y 185 kW según versiones. Esto permite paradas cortas para recuperar autonomía en pocos minutos, o pasar del 10 al 80% de carga en alrededor de media hora. También es de gran ayuda a la hora de viajar el planificador de rutas, que sugiere dónde parar a recargar, y preacondiciona la batería para que la recarga sea más rápida. Sin embargo, en la columna de lo menos bueno apuntaría que, para el precio del coche, la bomba de calor debería ser de serie (cuesta 1.300 euros).
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