Hábitos de conducción: los aparcamientos
Aprovechando el fin de semana vuelvo a escribir un artículo de opinión en el que llevo pensando hace varios meses referido al tema del aparcamiento y nuestros hábitos al volante. Para los que vivimos en la ciudad o nos desplazamos a ella para hacer nuestras cosas es muy normal que acabemos aparcando en zona azul, […]
Aprovechando el fin de semana vuelvo a escribir un artículo de opinión en el que llevo pensando hace varios meses referido al tema del aparcamiento y nuestros hábitos al volante. Para los que vivimos en la ciudad o nos desplazamos a ella para hacer nuestras cosas es muy normal que acabemos aparcando en zona azul, en algún hueco libre sin zona azul (esto ya es casi un milagro) o en alguna parte habilitada para ello (incluso parking si no queda otra).
Pero sin duda aparcar en la calle empieza a ser un deporte de riesgo si el coche es nuevo o está recién pintado. Hace unos meses por un golpe que me dieron en mi coche particular hubo que pintar la defensa trasera que estaba bastante rayada y tras aparcarlo en la calle duró menos de una semana nueva puesto que alguien no tardó mucho en estrenarme la defensa recién pintada.
Yo entiendo que aparcando puede irse el coche un momento, dar un toque sin querer, o que nos despistemos y le peguemos al otro vehículo al aparcar, pero lo que yo ya no entiendo es aparcar de oído, una práctica cada vez más extendida. Mucha gente con poco cariño por su coche o un nivel de pasotismo elevado deciden que la mejor forma de aparcar es probar a ver cuando el vehículo rebota contra el que le precede o antecede y entonces sabemos que ya no queda más hueco y eso además de deteriorar el vehículo propio también deteriora al de los demás que han tenido la mala suerte de aparcar cerca de un elemento de estas características.
Pero lo que nunca me había pasado es que además de aparcar de oído y rozar el coche, vayan se le escape el coche hagan daños en otro vehículo que no es suyo y se vayan tan tranquilos. Hombre, vale que estamos en crisis, que las compañias de seguros nos quitan la bonificación o que no tenemos ni una sola pizca de remordimiento, pero por lo menos deja una nota y pon lo «lo siento», económicamente no servirá para nada pero al menos moralmente te quedas más tranquilo (nótese la ironía).
En definitiva la conducta de yo sobre todas las cosas no ayuda en la convivencia con los demás conductores, y además de los aparcamientos de oído, otra práctica que ultimamente empiezo a ver por mi ciudad es la de aparcar medio coche. Es decir, tu ves un hueco, intentas aparcar y ves que no entra tu coche, pues bien la solución es aparcarlo al máximo y lo que sobre pues queda fuera. Entonces vas circulando tranquilamente por una calle y te encuentras medio frontal del coche en el carril.
Otro que es muy ingenioso es yo no entro, pero tu tampoco. Este me ha pasado menos pero aún lo veo alguna que otra vez, y se trata del típico vehículo que es grande y el hueco es inferior, entonces al iluminado conductor se le ocurre ponerse en doble fila tapando justamente el hueco vacio asegurandose de esa manera que ningún otro vehículo, aunque sea más pequeño entre ahí.
Por último quiero recordar que cuando aparquemos hay que tener cuidado con nuestras ruedas, con la llanta y el neumático, que aunque es de goma no es como la plastilina que se moldea a cualquier situación. Bromas a parte, tengo visto coches que están con medio neumático subido a la acera y otro medio en el aire, trillados contra el bordillo, o demás prácticas que contribuyen al deterioro del neumático.
Seguramente que me dejo algún tipo de hábito al aparcar, además de los que he hablado, y no dudéis en comentar situaciones o curiosidades que hayáis visto sobre este tema, porque sin duda en cada lugar los hábitos son diferentes también. Pero en definitiva pedir un poco de solidaridad con los demás conductores para que aparcar sea algo menos problemático de lo que ya lo es en las grandes ciudades.
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