Un garaje de ensueño

Tu garaje ideal, con el que siempre has soñado, repleto de coches que antes estaban en tu habitación en forma de pósters, tu lugar de culto, donde la belleza y la ingenieria se unen junto con diferentes generaciones de modelos, vehículos con 50 años y otros completamente nuevos. El garaje que siempre has querido, repleto de pasión a cuatro ruedas, tu pasión, tu vida, simplemente tú.

Cinco coches, para qué más, suficientes para poseer un pedacito de historia en tu casa, donde poder contemplarla, montarte y conocer el verdadero placer de conducción. Algo inalcanzable para la mayoría de los seres humanos, a los que únicamente nos queda apreciar esas joyas en museos o a través de imágenes sacadas desde el ordenador.

Sueños que forman parte de ti, de tu imaginación. Coches que al verlos pasar delante tuyo piensas lo que serías capaz de hacer por tenerlos en tu poder, en tu amado garaje. Meditas entorno a todo lo que ha hecho a lo largo de su historia esa joya, repasas una y mil veces sus características técnicas, a la vez que recuerdas los vídeos o películas donde ha participado.

Cada persona, cada ser amante del automovilísmo, del motor y de todo lo que implique velocidad contará con los suyos propios. Unos dirán que cinco coches para un garaje de ensueño son pocos, otros dirán que son muchos, para mi es la cantidad perfecta. En verdad, si pudiésemos tener liquided en el banco suficiente como para hacer frente tanto a los gastos de compra como de manteniento, muchos de nosotros acabaríamos con coches que no necesitamos, ni apenas usaríamos. Tampoco me refiero a tener una colección de más de cinco mil vehículos como el Sultan de Brunei, eso ya es gula.

Cinco es la cifra ídonea, ni poco ni mucho. Suficiente para albergar en un nuestro rincón de la casa, ya sea el salón, el garaje o una habitación acondicionada, desde clásicos hasta superdeportivos del Siglo XXI.

Un Rolls Royce como coche familiar, un MINI John Cooper Works para ir a hacer la compra, un Ferrari 458 Spider para correr, presumir y vacilar a la gente que se te queda mirando allá por donde vayas, un Porsche 911 GT3 para ir al circuito y un Range Rover para ir al campo de la manera más elegante posible. ¿Pensaréis que me he vuelto loco? No. Esta podría ser la elección de una persona a la que «le gustan los coches», compras simples y bastante útiles, pero hay que recordaros que no nos gustan los automóviles, nos encantan, los amamos.

Ahora vamos con la lista de verdad, mi soñada colección. En el fondo todos sabemos que sería imposible decantarse únicamente por cinco unidades. ¿De todos los vehículos que se han fabricado durante más de un siglo, con cuál te quedas? No podría decidirme, pero hay que intentarlo.

Nos gustan los track days. Ocasiones que se dan con suerte una vez cada dos ó tres meses donde poder sacar tu superdeportivo de circuito para disfrutarlo. ¿Un GT3 y no un GT3 RS? La respuesta es sencilla. Ya me encargaré yo de que se comporte como un RS. Recordad, nos encantan los coches y seguro que a muchos de vosotros os encantaría tener la oportunidad de preparar por y para circuito un Porsche GT3.

Elegancia al más puro estilo inglés. El superdeportivo de James Bond. Un coche completamente pasional y sin utilidad en el día a día, pero con el que disfrutar desde dentro y fuera, desde que enciences hasta que apagas su motor. Un vehículo que no tiene palabras para describirlo, solamente podemos decir que es un Aston Martin, el Aston por excelencia.

Puede que tengamos una familia, o de vez en cuando nos toque hacer un viaje y no creo que el resto de la colección sea la más adecuada para esta tarea. El RS6, el familiar capaz de llevar las maletas y al perro a más de 300km/h. Seguro que con sus 560CV de potencia, su tracción total y sus dos turbos permitirá divertirte como ninguno otro puede hacerlo. Encima, es el que menos gasta, un dato irrelevante teniendo en cuenta nuestra fortuna.

Un 911 Turbo, el buque insignia de Porsche. El superdeportivo que más pósters ha presedido en las habitaciones de los jóvenes y no tan jóvenes. Un vehículo para recorrerte todas las carreteras de montaña del país mientras escuchas al turbo/s sonar en el seis cilindros bóxer. ¿Con qué generación me decantaría? No lo sé. Cada una tiene su encanto, ninguna ha sido igual a otra, aunque la esencia siempre es la misma, transmitiéndose de generación en generación. ¿Un 930, un 964, un 993 o nos esperamos al futuro 991? Dudas que en este momento no tienen respuesta.

En cualquier colección nunca pueda faltar un coche italiano y un Cavallino Rampante representa de la mejor manera al país de la bota. ¿Por qué un Ferrari 360 Modena? Por su concepto. Para mi el último superdeportivo de la marca. Ahora es todo pura eléctronica. El 360 fue el fin de Ferrari con un motor V8 en posición central en contar con una caja de cambios manual. Cambiar a más de 8.000rpm mientras petardean los tubos de escape debe de ser una gloria.