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El futuro de los diesel, más negro que sus emisiones: las ciudades alemanas ya los pueden prohibir
Las ciudades alemanas pueden prohibir de inmediato el uso de vehículos diesel más antiguos para lograr niveles de contaminación que cumplan las normas europeas.
La corte administrativa suprema de Alemania confirmó el pasado viernes la facultad de las distintas ciudades germanas de prohibir por completo la circulación por sus calles de vehículos diesel que no cumplan con las especificaciones marcadas por la Unión Europea en lo relativo a consumos y emisiones.
Gracias al reciente fallo de la corte alemana, todos los vehículos anteriores a la normativa Euro6 podrían ver limitada su posibilidad de uso en las ciudades durante los episodios de alta contaminación en las mismas, según el criterio que establezcan sus distintas normativas medioambientales. La sentencia confirma así la decisión que tomó el pasado mes de febrero el Tribunal Administrativo de Leipzig en favor de las demandas de la ecologista Organización Medioambiental Alemana (DUH) planteadas contra 28 de las principales ciudades de Alemania (entre las cuales se encuentran algunas de tanta importancia como Münich, Frankfurt o Stuttgart).
Aunque según la sentencia dictada las prohibiciones y restricciones a la circulación podrían afectar a todos los modelos anteriores a la normativa Euro6 (modelos matriculados antes del 1 de septiembre de 2016), la propia sentencia también recomienda una aplicación progresiva de su “doctrina” sugiriendo que “las grandes áreas urbanas apliquen las restricciones por fases, comenzando por los vehículos diesel más antiguos (los anteriores a la norma Euro4) matriculados antes de 2009”.
La reacción de algunas ciudades alemanas ha sido inmediata: en Hamburgo (segunda ciudad alemana con mayor número de habitantes), ya hay carteles prohibiendo en determinadas calles y zonas de la ciudad la circulación de vehículos diesel anteriores a la normativa Euro5. Una prohibición que será completamente efectiva desde este mismo mes de mayo.
En lo sucesivo, los vehículos deberán portar distintivos o placas de color rojo, amarillo o verde, según el nivel de contaminación que producen. Los colores determinaran qué vehículos pueden y cuales no acceder al centro de las ciudades.
El fallo del Alto Tribunal Administrativo alemán viene a confirmar que cualquier ayuntamiento puede vetar el uso de vehículos diesel en sus calles durante episodios de alto nivel de contaminación para rebajar ésta a los niveles recomendados por la Unión Europea, sin necesidad de que tenga que existir una ley nacional que les permita establecer tales limitaciones. La DUH llevó a las principales ciudades alemanas a juicio acusándolas de no hacer lo suficiente para cumplir con los niveles de emisiones permitidos en la ley.
La asociación ecologista ganó la demanda en primera instancia, aunque esta fue recurrida de inmediato por distintos gobiernos regionales alemanes por considerar que su aplicación afectaría gravemente a la actividad económica y al día a día laboral de millones de alemanes que utilizan a diario su automóvil por motivos de trabajo.
La sentencia final dictada el pasado viernes da la razón a la asociación ecologista y pone en entredicho la postura tanto del gobierno federal como de algunos gobiernos regionales en Alemania, que se habían manifestado en contra de la misma con anterioridad en lo que se considera un franco apoyo a la todopoderosa industria del automóvil alemana, la cual ha apostado enormes inversiones en los motores diesel y ha creado cientos de miles de empleos en Alemania y en todo el mundo relacionados con su desarrollo y producción.
Precisamente, entre los fabricantes la medida adoptada no ha sentado nada bien, especialmente después de la fuerte implicación que todos ellos habían tenido en el cambio de software de millones de vehículos de la normativa Euro5 a Euro6. La sentencia va a obligar a que los fabricantes se replanteen nuevamente su modo de luchar contra la contaminación del aire y les deja ciertamente tocados de nuevo, después de los escándalos creados primero por el fraude en los controles de emisiones mediante el uso de alteraciones del software y por la realización de pruebas experimentales con monos y seres humanos.
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