¿Heredará el Ford Mustang Mach-E el apellido Shelby?

El primer eléctrico de Ford está dando de que hablar, reacción que no solo se debe al interés que ha despertado, sino también a la polémica que ha generado por hacer uso del apellido Mustang. El pony car por excelencia marcó un antes y un después en la industria automovilística tras su llegada por allá en los años sesenta y, generación tras generación, se ha ido trasmitiendo su esencia. Tras la llegada del Mustang Mach-E han sido mucho los aficionados del muscle car los que lo han interpretado como un ultraje pero, ¿qué pasaría si os dijese que esta sinergia no tiene porque ser mala?

Para lo bueno y para lo malo este nuevo retoño de Ford cuenta con la denominación Mustang, lo que influye en numerosos aspectos. Uno de ellos su diseño exterior, apartado en el que se han adaptado varios rasgos del Mustang convencional a las formas de un SUV, provocando la gestación de un vehículo musculoso y deportivo tal y como nos tiene acostumbrados el muscle car de los del óvalo.

El habitáculo rehusa de la rudeza del Mustang estándar para dar pie a un escaparate tecnológico digno de los últimos gritos automovilísticos. Una colosal pantalla táctil se instaura para gobernar el salpicadero junto a otra más modesta que actúa como cuadro de mandos, y ambas se cargan así de cerrar prácticamente el elenco de mandos que encontramos en el interior del Mach-E.

Pero, ¿qué sucede con el apartado mecánico? Lógicamente la principal diferencia entre ambas variantes del Mustang radica en que uno hace uso de un titánico motor V8 de 5.0 litros mientras que el segundo sucumbe a la electrificación. No en balde, este tipo de movilidad no es incompatible con la deportividad, algo que ya nos demuestran los 465 CV y 830 Nm de par que declara el Mustang Mach-E GT.

Sin embargo, Ford nos ha demostrado en varias ocasiones que su Mustang tiene un potencial oculto que siempre sale a relucir de la mano de Shelby. Esto lo podemos ver aplicado en el último Shelby GT500, una auténtica bestia que hace que los 450 CV del Mustang GT se vean hasta modestos. Pero lo que os queremos decir es que, teniendo en cuenta esta relación tan especial entre el Ford Mustang y Shelby, no sería descabellado considerar que el Mach-E también fuese objeto de modificación.

Con esta premisa podríamos ser testigos en un futuro no muy lejano de la llegada de un Shelby Mustang Mach-E, en el que la potencia, prestaciones y puesta a punto se llevarían a otro nivel. De momento estamos vaticinado el futuro de este modelo, por lo que es aventurado confirmar que se llegue a hacer realidad, pero estamos seguros de que es una idea que ronda por la cabeza de los ingenieros de la firma americana.