Ford Grand C-Max 2.0 TDCi 140 CV Powershift a prueba

Leo Montiel    @lemonti    14 diciembre 2014     11 min.
Ford Grand C-Max 2.0 TDCi 140 CV Powershift a prueba

Ponemos a prueba el Ford Grand C-Max con motor 2.0 TDCi Duratorq de 140 CV y caja automática Powershift de 6 velocidades. Analizamos el motor, prestaciones, comportamiento, consumo y así como, el diseño y espacio que nos ofrece este Grand C-Max, así como los precios y equipamiento.

Motor

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La unidad que hemos probado montaba el bloque diésel TDCi Duratorq de 2.0 litros, este motor entrega 140 CV y un par máximo de 320 Nm. Este propulsor iba asociado a la transmisión automática Powershift de 6 relaciones.

Este grupo propulsor permite alcanzar los 198 km/h de velocidad máxima y acelerar de 0 a 100 km/h en 1.5 segundos, al tiempo que cumple con la normativa Euro 5 + sobre emisiones contaminantes. Veamos ahora como se mueve el Ford Grand C-Max de esta prueba.

Comportamiento

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Lo primero a mencionar, y que determina en gran parte la experiencia al volante, es la posición de conducción, estamos al volante de un monovolumen, pero el puesto de mando es ligeramente más bajo de lo habitual, un primer punto a favor.

La instrumentación, consola central y demás controles están muy ‘a la mano’ desde el puesto de mando; resulta muy cómoda la posición de la palanca de cambios, sobre la consola y elevada. La visibilidad, frontal, diagonal y lateral, puede considerarse buena.

Arrancamos el Ford Grand C-Max de nuestra prueba y el bloque TDCi Duratorq se deja notar ligeramente, algo normal debido a la temperatura. Poco a poco nos vamos haciendo con el tacto de acelerador y freno, y en breve empezamos

Obtenemos muy buenas sensaciones, el Grand C-Max acelera muy bien, aflora la energía, y sobre todo el par, del motor 2.0 TDCi. Notamos como la transmisión Powershift sube mucho de vueltas para pasar a la siguiente marcha, algo que favorece el repris pero que, como veremos luego, repercute en el consumo.

A destacar la gestión de la caja Powershift, sobre todo por la rapidez para subir de marcha, otorgándole cierta alegría, perfecto para maniobras de adelantamiento en autovía e incorporaciones, las familias se sentirán seguras con este comportamiento.

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En desplazamientos por vías interurbanas, la suavidad es el factor predominante, suspensiones con dureza correcta, buena insonorización en marcha y lo que ya os he comentado, posición de conducción realmente cómoda y que favorece el disfrute de la conducción del Grand C-Max.

Cuando nos adentramos en zonas urbanas nos encontramos con la otra cara de la transmisión automática Powershift, cierta torpeza o lentitud a la hora de gestionar la reducción de marchas, no es alarmante pero choca un poco después de disfrutar de la fluidez en aceleración del Grand C-Max.

Otro aspecto que nos ha sorprendido para bien, y muy bien, ha sido el tacto de la dirección, bastante directo, hace que la dinámica de conducción sea mucho más fluida de la que se esperaría de un monovolumen de estas características, por ejemplo el Citroën C4 Picasso que hemos probado.

Al entrar en carreteras un poco reviradas el Grand C-Max podemos decir que el comportamiento es correcto, se mueve bien gracias a un tarado de suspensiones que contiene bien los balanceos excesivos que se podrían generar en este tipo de ruta y con este tipo de coche.

El Ford Grand C-Max entra y enlaza bien en las curvas, sin llegar a ofrecer un comportamiento deportivo, es cómodo y predecible. Buenas reacciones venidas de un monovolumen. De los frenos, podemos decir que son correctos y complementan perfectamente el conjunto.

El reglaje de las suspensiones, entre confort y dinamismo, sumado a un motor y una transmisión efectivos, y las buenas sensaciones derivadas de una dirección más fiel de lo esperado hacen que la conducción del Ford Grand C-Max haya sido más que satisfactoria.

Consumo

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El consumo que homologa este motor es de 5,8 l/100 km en el ciclo combinado, 5,0 litros en carretera y 7,4 litros a los cien en ciclo urbano. En nuestra prueba no intentamos buscar consumos bajos, todo lo contrario, quisimos aprovechar al máximo el empuje del motor 2.0 Duratorq y las buenas sensaciones de conducción.

La cifra de consumo final tras más de 450 kilómetros fue de 7,6 litros por cada 100 kilómetros, moviéndonos por ciudad, autovía, carreteras secundarias y alguna de montaña. En ningún momento pudimos bajar de los 6 litros a los 100, mientras que en ciudad es fácil obtener una cifra por encima de los 8 litros.

Este dato se aleja notablemente del consumo homologado, pero podría bajar de los 7 litros si se adopta una conducción un poco más relajada y en un entorno ‘normal’ para el usuario potencial de este coche, sin exigir demasiado en carreteras secundarias. En líneas generales, este consumo lo consideramos algo elevado.


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