Ford Focus 1.6 EcoBoost 180 CV, prueba (II)
En la primera parte hemos analizado la mecánica y el comportamiento del Ford Focus 1.6 EcoBoost de 180 CV. Vimos que el pequeño motor turboalimentado tenía un magnífico funcionamiento por potencia, elasticidad y suavidad. Además, su consumo no era desproporcionado siempre que contuviéramos nuestras ganas de emociones fuertes. Ahora es el turno de examinar el […]
En la primera parte hemos analizado la mecánica y el comportamiento del Ford Focus 1.6 EcoBoost de 180 CV. Vimos que el pequeño motor turboalimentado tenía un magnífico funcionamiento por potencia, elasticidad y suavidad. Además, su consumo no era desproporcionado siempre que contuviéramos nuestras ganas de emociones fuertes.
Ahora es el turno de examinar el vehículo en parado. El exterior, el interior y su practicidad. ¡Vamos a ello!
Diseño exterior
Lo primero que me llamó la atención al ver el Focus III fue su tamaño exterior. En teoría (y en la práctica también) pertenece al segmento de los compactos, aunque esta definición cada vez pierde más su significado. Mide 4,358 metros de largo, 1,823 metros de ancho y 1,484 metros de alto, es decir, el Ford Focus es más ancho y alto que el Volkswagen Passat.
Los diseñadores de Ford han roto con la tradición y en la nueva generación los faros dejan de tener forma triangular para adoptar otra alargada que se extiende discretamente sobre los flancos del capó. Las directrices del “Kinetik Design” siguen presentes en un prominente parachoques delantero que incorpora llamativas (y falsas) tomas de aire, que otorgan agresividad al frontal. Recuerdo que hasta hace poco este diseño deportivo del parachoques se destinaba a las versiones más potentes de las diferentes gamas de Ford, pero ahora es algo que se monta independientemente de la potencia del motor. Creo que es un punto a favor.
En el lateral, la línea inferior de las ventanillas asciende paulatinamente y remata en curva con la línea superior. Las llantas de 17 pulgadas y los neumáticos de medida 215/50 son opcionales y se integran bien es el conjunto. Creo que debido a lo voluminoso de la carrocería unas llantas de 16 pulgadas descompensarían el equilibrio estético.
La trasera es quizá la parte más controvertida del Focus III, fundamentalmente por la forma de los pilotos y esa curiosa prolongación que parece querer avanzar hacia el frontal. Es resto de la zaga sigue un patrón estándar: luneta trasera con alerón y escobilla, hornacina para accionar la apertura del maletero y un parachoques que deja ver una única salida de escape cromada.
Diseño interior y acabados
En el interior salta a la vista la gran consola central. Puede haber gente a la que le resulte excesiva y algo intimidante en un primer contacto, pero después es normal encontrar en ella cierta sensación de protección y refugio. Tiene un diseño moderno, similar al del Fiesta, y hace un importante uso de plásticos duros y lacados pintados en color gris oscuro. La zona superior del salpicadero esta construida con plásticos de tacto blando y buena calidad, aunque la franja que lo une con el parabrisas es de plástico duro y de aspecto más barato. Lo malo es que la transición entre estas dos partes es bastante visible. En cualquier caso, los ajustes de las piezas en todo el habitáculo y el tacto de los diversos mandos y botones son buenos y parecen sólidos.
Como he dicho, el salpicadero tiene un diseño moderno, aunque ello no significa que su uso sea complejo. Como sucede en todos los vehículos en los que accedes por primera vez, se requiere un periodo de aprendizaje, pero la botonera del Focus está claramente etiquetada y no hay duda sobre la función que activa cada uno de los mandos. A pesar de ello, no me convence la posición y regulación de la climatización. Los botones son pequeños y su colocación no ayuda a poder manejarla sin apartar la vista de la carretera. Es cierto que los cambios en la potencia de ventilación, temperatura y salida de aire se visualizan instantáneamente en la pantalla superior, pero no es suficiente.
La posición de conducción es buena. Hay varios factores que influyen en esta apreciación. Los asientos son cómodos y sujetan bien el cuerpo. Además, en nuestra unidad de pruebas estaban cubiertos por un cuero fino (acabado “Individual”) muy agradable a la vista y el tacto. El asiento del conductor tenía ajuste eléctrico en longitud, altura e inclinación del respaldo. La regulación del apoyo lumbar y del reposacabezas es manual. En el asiento del pasajero todos los ajustes son manuales. Una vez sentados y acomodados, todos los mandos se encuentran al alcance y la palanca de cambios cae a la mano cuando se coloca el brazo en el apoyabrazos central.
Huecos y maletero
La habitabilidad es un de los aspectos que más me ha defraudado del nuevo Ford Focus. Juzgando el tamaño exterior barruntaba un habitáculo y un maletero amplio. Me equivoqué. El espacio disponible para las piernas en la fila trasera no es bueno. Mido 1,85 metros y mis rodillas se hundían claramente en el respaldo del asiento delantero cuando colocaba éste en mi posición de conducción. La anchura es adecuada para dos adultos y un niño, pero la altura es insuficiente si te colocas erguido. En cualquier caso, tallas alrededor de 1,75 metros viajaran cómodamente porque los asientos tienen buena forma y mullido.
El maletero tiene un buen tamaño, sobre todo si tenemos en cuenta que hay una rueda de repuesto de emergencia debajo del piso, pero con 363 litros no es de los mejores en su categoría. Un Renault Mégane (405 litros) o un Honda Civic (440 litros) son mejores alternativas en este sentido.
Fotos | Pablo David González González
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