Ford Focus 1.6 EcoBoost 180 CV, prueba (I)
La primera generación del Ford Focus, surgida en 1996, causó un gran impacto debido a un diseño extraño y futurista para la época. La respuesta del público fue muy positiva y el Focus enseguida se convirtió en algo común en las carreteras. Con la segunda generación Ford mejoró su modelo estrella manteniendo la esencia que […]
La primera generación del Ford Focus, surgida en 1996, causó un gran impacto debido a un diseño extraño y futurista para la época. La respuesta del público fue muy positiva y el Focus enseguida se convirtió en algo común en las carreteras. Con la segunda generación Ford mejoró su modelo estrella manteniendo la esencia que caracterizó a la primera, transpirando el aroma de su progenitor. La tercera generación de la berlina compacta de Ford es un punto de inflexión en la historia de este modelo.
La comercialización del Ford Focus III comenzó a mediados de 2011 con una estética que rompía con la herencia de las dos generaciones anteriores. Afortunadamente, su extenso y avanzado equipamiento tecnológico y sus motores gasolina de baja cilindrada y alta potencia específica permiten a este modelo seguir ocupando un puesto privilegiado en el segmento de los compactos. Estos son unos buenos argumentos para probar el Ford Focus 1.6 EcoBoost de 180 CV.
Pisamos embrague y pulsamos el botón “Power”. Esto se pone en marcha.
Motor y prestaciones
Un motor de 1.596 cm3 no suena muy excitante. ¿Cuántos caballos pude tener? ¿100, 110? Ahora bien, si añadimos un pequeño turbo, de baja inercia, la situación cambia. 180 CV, ni más ni menos. Eso es un rendimiento de más de 100 CV/l (113 para ser exactos). Muy bien, pero ya sabemos lo que supone la turboalimentación en este tipo de motores de baja cilindrada: un periodo de no fuerza seguido de una súbita y brusca aparición de la misma. Cierto, si viviéramos en la década de 1980, pero el motor EcoBoost de este Focus pone de manifiesto el avance experimentado durante todo este tiempo. El bloque y la culata están construidos en aluminio, con lo que es mucho más ligero que uno similar de fundición de acero, tiene inyección directa y el ya mencionado turbo de baja inercia. El resultado: un sorprendente motor por elasticidad, potencia y suavidad.
La elasticidad es algo a lo que cuesta acostumbrarse al principio. Sabes que llevas un propulsor de gasolina, que la aguja del cuentavueltas cae por debajo de las 2.000 rpm y, por tanto, que debes reducir para no ahogar el motor. ¡Nada de eso! Puedes ir en sexta, dejar que el cuentarrevoluciones marque 1.100 rpm, pisar el acelerador y acto seguido el surgir de fuerza se hará presente. Sin vibraciones, sin dramatismo. El cigüeñal comienza a girar cada vez más rápido, de forma muy progresiva, constante hacia el corte situado en las 6.000 rpm.
La potencia de este Focus EcoBoost es mucho mayor de lo que normalmente se necesita. Será difícil que eches en falta más energía y, pensándolo fríamente, hasta resulta excesiva. La variante de 150 CV quizá sea una opción más sensata, ¡pero es tan fácil acostumbrarse a la potencia! Siempre se puede justificar pensando que si circulas por carreteras de doble sentido, esta energía extra te vendrá de perlas para realizar adelantamientos en muy poco tiempo y sin necesidad de reducir marchas.
La suavidad también es destacable. Es silencioso tanto al ralentí como en movimiento y no transmite vibraciones ni al volante, al cambio o los pedales. Tiene un sonido agradable en las fases de aceleración y gira muy fino en cualquiera de las marchas.
Sus números confirman las sensaciones arriba descritas. El 0 a 100 km/h se realiza en 7,9 segundos, el mismo tiempo que necesita para pasar de 50 a 100 km/h en cuarta marcha. La velocidad máxima es de 222 km/h.
Comportamiento
Me ha gustado mucho la puesta a punto de las suspensiones. Los impactos que reciben las ruedas al pasar por encima de baches o badenes llegan muy atenuados al interior, lo que hace del Focus un coche muy confortable tanto en ciudad como en autopista. Esto es algo que salta a la vista desde que inicias la marcha.
Lo mejor es que este grado de comodidad no va en menoscabo de un buen comportamiento en curva. La suspensión es firme, sujeta con certeza la carrocería y gira transmitiendo mucha seguridad a través de una dirección precisa y de buen tacto. No se percibe un coche especialmente ágil, pero reacciona muy bien y de forma predecible en los cambios de apoyo. Tiene un gran agarre y la transición a la fase subviradora es muy progresiva. Acelerar fuerte a la salida de curvas cerradas supone la discreta activación del control de tracción y estabilidad.
Los frenos son potentes y detienen el coche en pocos metros. Su pedal tiene buen tacto y es fácil dosificar la potencia de frenado, pero no están pensados para un uso intensivo, ya que su efectividad termina decayendo con prontitud. Es obvio que el carácter del Focus está lejos de ser deportivo, pero eso no impedirá que te diviertas yendo rápido por carreteras de montaña.
En ciudad, las generosas dimensiones exteriores se hacen evidentes circulando por calles estrechas y a la hora de maniobrar en espacios angostos. Afortunadamente, el diámetro de giro no es muy amplio y tiene una buena visibilidad perimétrica, aunque en función de la posición de conducción el pilar A puede molestar al realizar ciertos giros. Además, el manejo del volante y del cambio es muy agradable, siendo este último manual de 6 velocidades, con recorridos correctos por precisión y longitud.
Consumos
La familia de motores EcoBoost nació con la idea de reducir consumos sin sacrificar prestaciones y creo que, al menos esta unidad, cumple bien su cometido. Hay que recordar que estamos hablando de un motor de gasolina de 180 CV que mueve una carrocería de más de 1.300 kg.
Teniendo todo ello en cuenta, Ford homologa un consumo medio de 6 litros cada 100 km (139 g/km de CO2). No está nada mal, de hecho es un muy buen dato y sorprendentemente factible en vías rápidas a promedios de 100-110 km/h.
En ciudad, obviamente, el consumo aumenta. En estas circunstancias rondará los 8 litros cada 100 km, que no es una mala cifra dadas las prestaciones del vehículo. En la consecución de este dato ayuda sin duda el sistema automático de parada y arranque (Stop&Start) y el indicador de marcha recomendada.
El depósito de combustible puede contener hasta 55 litros de carburante, lo que no es mucho, pero suficiente para no estar cada poco tiempo visitando la gasolinera.
Fotos | Pablo David González González
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Excelente motor y muy buen coche a un precio asequible.