El Ferrari F8 Tributo nos saluda de nuevo con el corte en las 8.000 rpm y un sonido tosco y rudo

Dentro del segmento de los superdeportivos nos encontramos con infinidad de componentes que se encargan de marcar la diferencia entre un conjunto excelente y uno decente, como el sonido. El sistema de escape es uno de los rasgos que más preocupación genera entre los clientes contemporáneos, motivo por el que Ferrari ha decidido afinar aún más a la orquesta de viento que trabaja con el nuevo F8 Tributo. Esta denominación corresponde a la última incorporación de la firma del Cavallino Rampante, y el cual no solo se caracteriza por sustituir al 488 GTB, sino también por ofrecer una serie de mejoras apreciables en el sonido que es capaz de emanar el propulsor.

Fue en esta última edición del Salón de Ginebra donde pudimos conocer en primicia al nuevo F8 Tributo, un vehículo que se inscribe en el último lenguaje de diseño de la marca y que ofrece importantes mejoras mecánicas. Estas últimas se ven reflejadas tanto en sus prestaciones como en su melodía, un componente que debe estar afinado con sutileza para el placer no solo de los viandantes, sino también de sus ocupantes.

En una primera instancia nos encontramos con un modelo renovado en todos los sentidos, donde una cuádruple óptica posterior y un frontal más alargado y fino son los principales protagonistas. Esta misma frescura se percibe en el habitáculo, ya que nos encontramos con un volante de nuevo diseño y la última tecnología empleada por la firma italiana, como el menú de infoentretenimineto exclusivo para el copiloto.

Pero, sin duda alguna, es en el apartado mecánico del nuevo Ferrari F8 Tributo donde más hincapié debemos hacer. En las entrañas de la última creación de la firma italiana, nos encontramos con una evolución del mismo V8 biturbo de 4.0 litros que habitaba en el 488 GTB, solo que en esta ocasión la potencia asciende hasta los 720 CV y 770 Nm de par, cifras que se encuentran arropadas por una dulce sinfonía.

Gracias a este primer vídeo en movimiento del F8 Tributo, no solo apreciamos como la aguja roja asciende con diligencia hasta las 8.000 vueltas, sino también su embriagador sonido. Desde la desaparición del 458 Italia, los amantes de la marca mostraron una gran preocupación en todos los sentidos, puesto que se perdía también su condición de atmosférico. Sin embargo, los ingenieros de Ferrari han conseguido limar hasta el último detalle en este nuevo F8 para ofrecer una sonoridad a la altura de la casa Ferrari.

Tan solo basta con jugar con los modos de conducción del Manettino para conseguir despertar el lado más radical del superdeportivo italiano y obtener esa melodía agresiva y tosca del V8 biturbo. Cuanto más rocemos la roza roja del tacómetro, más agudo será el aullido del F8 Tributo, un rasgo que provocará que no solo se nos erice el bello, sino que también disfrutemos de un sonido que evoca a esos coches de la Fórmula 1.