Mercedes fue la primera en anunciar su ausencia y BMW sigue ahora la misma senda. El Salón de Detroit pierde fuerza como evento del motor más importante de EEUU
¿Está el Salón de Detroit sentenciado? Audi, como BMW y Mercedes, no estará en 2019
Audi acaba de anunciar que no estará presente en la próxima edición del Salón de Detroit; una de las citas clásicas del calendario podría peligrar
La marca de los cuatro aros se une así a sus dos grandes rivales en el segmento de lujo, Mercedes y BMW, las cuales ya anunciaron meses atrás su renuncia a participar en el Auto Show de Detroit 2019.
Según el comunicado emitido por el fabricante alemán “Audi ha tenido una larga y exitosa historia en el North American International Auto Show de Detroit (NAIAS), donde ha presentado innumerables modelos que los clientes de Audi disfrutan hoy. Para 2019 hemos decidido que no participaremos en NAIAS. Continuaremos considerando nuestra participación en los Salones del Automóvil caso a caso en relación con el momento de la presentación de nuestros productos y el valor que el programa brinde desde la perspectiva de los medios y del consumidor”
La ausencia de Audi en el Salón de Detroit de 2019 no significa que en años sucesivos el fabricante alemán no vaya a acudir al evento, pero no deja de ser sintomática la ausencia de las tres grandes marcas alemanas en la muestra del sector que marca el inicio de la temporada de novedades de la industria del motor en Norteamérica desde hace ya muchos años.
Los Salones del Automóvil como mera exposición de productos para una nueva temporada están perdiendo interés para los fabricantes. La rapidez de las comunicaciones hace que muchos de los nuevos modelos que en ellos se presentan ya sean conocidos por los visitantes antes incluso de que las puertas de cada salón se abran al público. De ahí que la gran mayoría de los fabricantes comiencen a valorar si la fuerte inversión que exige su presencia en un Salón del Automóvil les es realmente rentable para dar simplemente a conocer sus productos.
Todos los fabricantes parecen coincidir en la necesidad de disponer de al menos una gran muestra por continente o gran mercado existente. En Europa, se llama Ginebra, en oriente, hablamos no ya de Tokio, sino de Pekín y en los Estados Unidos el nuevo enclave se llama Los Angeles, una ciudad más abierta y cosmopolita que Detroit, con un clima más agradable y benigno en esas mismas fechas (enero) y a la que la industria acude cada vez más dada su cercanía a Silicon Valley, cuna de la tecnología moderna, en lugar de huir como sucede en Detroit, donde incluso las fábricas y las sedes de las tres grandes norteamericanas están abandonando la zona desde hace años.
Y al margen de la necesidad de los salones del automóvil de reinventar su oferta y dotar a sus eventos de contenidos más atractivos para los visitantes y, sobre todo, para los medios de comunicación, la adopción de semejante medida por parte de los tres grandes de la industria alemana del automóvil se produce en un momento doblemente complicado.
De un lado, las fuertes inversiones necesarias para el desarrollo de los futuros modelos eléctricos y de los sistemas de conectividad que darán paso a la conducción autónoma, limitan la operatividad de los fabricantes. De otro, las fuertes sanciones que, en especial, las marcas alemanas prevén recibir en Estados Unidos por el escándalo dieselgate junto con la actual política económica y comercial que el presidente Trump está impulsando, implantando aranceles que gravan especialmente la producción de automóviles en el contexto internacional pudieran hacer considerar esta decisión de las tres grandes como un aviso de cara al futuro.
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