Diferencias entre turbocompresor y supercargador ¿Cuál es mejor?

Los conceptos en automoción se han convertido en algo bastante conocido, pero quizá falta saber un poco más allá de los conceptos básicos. Por ejemplo, sabemos que un turbo hace que se incremente el rendimiento de un motor y con él el coche obtiene más potencia y mejora su comportamiento. Pero, ¿sabemos cómo consigue ese aumento del rendimiento del motor? Hay dos maneras de conseguir esto: el uso de un turbocomprensor y un supercargador.

Un motor atmosférico funciona con el aire que hay en el ambiente, con la presión atmosférica normal. En este caso, se aspira el aire, que entra tal cual en el motor y ayuda a la combustión en el motor. De esta manera, se obtiene la energía que hace girar el cigüeñal y que se transmite a las ruedas. Pero con el uso de estos dos sistemas el aire se comprime antes de entrar en el motor y según la comprensión se mejora la combustión en el cilindro. La diferencia entre el turbocompresor y el supercargador reside en cómo se consigue esa compresión.

Turbocompresor

En el caso del turbocompresor, el aire comprimido entra en el motor gracias a la acción de un ventilador cuyas aspas consiguen la energía para rodar gracias al paso de los gases de escape. Estos salen del motor y antes de pasar al circuito de escape generan la energía para que funcione el turbocompresor. La forma de las aspas captura el aire y lo comprime para que cumpla con su cometido en el motor.

Supercargador

El supercargador, que es una traducción literal de la palabra ingles supercharger, cumple con la misma función pero lo hace obteniendo la energía para funcionar del giro del cigüeñal a través de una correa. Esto quiere decir que está unido al motor y que esto puede hacer que el rendimiento no sea tan eficiente como en el caso anterior.

¿Qué sistema es mejor?

Se suele considerar que el uso de un turbocompresor es mejor que el del supercargador. Esto es porque el diseño del turbocompresor ofrece un mejor rendimiento, ya que su instalación es más económica y funciona con mayor libertad al no estar unido al propio motor. Su uso no se limita a motores de gran potencia, sino que además se puede encontrar en motores más pequeños. El uso del turbo permite que esos motores pequeños puedan ofrecer un rendimiento más elevado sin necesidad de incrementar el tamaño del bloque.

Supercargadores y turbocompresores eléctricos

Actualmente también podemos encontrar supercargadores y turbocompresores eléctricos. En este caso, ambos mecanismos utilizan un motor eléctrico que hace girar las aspas que captan el aire necesario para mejorar la combustión. Pero al igual que en los elementos tradicionales, funcionan de manera diferente.

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El supercargador eléctrico utiliza un motor eléctrico movido por un sistema de 48 voltios. Esto hace que se elimine la correa que mueve el supercargador tradicional. En el caso del turbocompresor eléctrico también utiliza un motor eléctrico, pero menor tamaño. En este caso solo funciona a bajar revoluciones. Un turbo comienza a funcionar cuando las revoluciones aumentan y se generan suficientes gases para activarlo. En el caso del turbo electrónico, ese motor suple a los gases cuando no hay suficientes para mover el ventilador.

Esta falta de gases de escape es la que produce un retardo en disfrutar del impulso del turbo cuando no se dispone del motor eléctrico. De esta manera se consigue evitar el lag, que es como se conoce a este retraso en la entrada en acción del turbo.