Cumbre del diesel ¿se han salvado realmente los motores de gasóleo?
Alemania celebró su cumbre sobre los motores diesel y pese a los compromisos adquiridos por los fabricantes alemanes el diesel sigue en peligro de extinción.
De nada vale que Alemania sea el país donde nació Rudolph Diesel, padre de la criatura en cuestión; ni de que cerca de 800.000 alemanes trabajen produciendo motores impulsados a partir del gasóleo; ni los fuertes compromisos adquiridos por los fabricantes de automóviles alemanes para tratar de corregir los excesos de emisiones de las unidades Euro 5 y Euro 6 ya vendidas: los motores diesel continúan cuestionados y pueden llegar a ser prohibidos.
Esta última aserción quizás pueda ser algo exagerada, pero es la sensación que trasciende después de la reunión mantenida entre los representantes del Gobierno alemán y los de las distintas marcas fabricantes de coches en Alemania.
La reunión se ha saldado con fuertes compromisos por parte de los fabricantes alemanes, que han prometido corregir las emisiones de gases de nada menos que 5,3 millones de coches ya vendidos con motores Euro 5 y Euros 6 (incluidas en esta cifra los 2,45 millones de unidades afectadas por el dieselgate del Grupo Volkswagen), a los que mediante la introducción de un nuevo software en la centralita que gestiona sus mecánicas tratarán de reducir sus emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) en entre un 25 a 30 por ciento.
Pero pese a las buenas intenciones de los fabricantes, en un claro intento de lavar su imagen por el escándalo de las emisiones de los diesel, la solución a sus problemas parece que está todavía lejana. De entrada, la medida propuesta aún debe ser verificada técnicamente por las autoridades alemanas, que quieren comprobar que realmente será efectiva y que no supondrá ningún tipo de costes para quienes adquirieron los vehículos, ni económicos —los fabricantes tendrán que pagar las reparaciones— ni tampoco en cuanto al rendimiento de sus coches —que no deberá verse mermado con la reparación—.
De momento, el asunto ya va por 800 millones de euros de costes, sin contemplar todavía los que les puede suponer el pactar precios y aspectos relacionados con la introducción de tecnologías relativas al diesel que podrían haber alterado el libre mercado al reducir la competencia entre ellos. Algo parecido sucedió con los fabricantes de camiones y la Comisión Europea de la Competencia y Libre Mercado sancionó a los integrantes del cártel a pagar una multa de 3.200 millones de euros y a indemnizar a los compradores de sus camiones con hasta el 20 por ciento del valor de los mismos.
Y por si todo esto fuera poco, lo que tampoco han conseguido los fabricantes es anular la creciente tendencia de los ayuntamientos y entidades locales de prohibir a los vehículos dotados con motores diesel circular por sus calles. Una tendencia que cada vez cuenta con mayor número de adeptos, entre ellos ni más ni menos que la corporación local de Stuttgart, ciudad donde tienen su sede el grupo Daimler, Mercedes-Benz y Porsche, así como muchas otras empresas vinculadas al mundo del automóvil.
Por el momento, el presidente del Grupo BMW, Harald Krüger, ya ha levantado la voz en contra de esta tendencia y de que todos los vehículos diesel sean considerados de igual forma, poniendo en valor la avanzada tecnología de los motores de su marca. Para Krüger, «la electrificación no es la única solución sostenible. La movilidad futura dependerá definitivamente también de los modernos motores diesel».
Según BMW, «Los motores diesel modernos y eficientes reducen las emisiones de CO2 y contribuyen de manera importante a la protección del medio ambiente. Además, cuando se trata de muchas emisiones no deseadas, los diésel son tan limpios o incluso más limpios que los motores de gasolina. Esto se puede decir sin duda de las emisiones de partículas, hidrocarburos y monóxido de carbono, lo que significa que tres de los cuatro principales problemas de contaminantes diesel han sido resueltos y ya no tienen ningún efecto adverso sobre la calidad del aire. Esta es la razón por la que el BMW Group está pidiendo discusiones objetivas basadas en hechos y pruebas científicas».
Para Krüger «Desde hace casi dos años, la tecnología diesel, que es de vanguardia, altamente eficiente y popular entre los clientes, ha sido deliberada y públicamente desacreditada. Esto ha causado tremenda incertidumbre entre millones de conductores y no nos va a llevar a ninguna parte».
Lo único que ha quedado claro después de la cumbre es que el diesel está cuestionado, que la imagen de los todopoderosos fabricantes alemanes del automóvil está en entredicho y que incluso el propio Gobierno del país está siendo fuertemente criticado porque esta cumbre haya tardado dos años en producirse desde que se dio a conocer el asunto de las emisiones fraudulentas detectado en los modelos del Grupo VAG.
Por si acaso, y para ir lavando la cara, el ministro alemán de transporte, Alex Dobrindt, ha sugerido a los fabricantes que además de las reparaciones del software de los diesel a las que se han comprometido, propusieran ofrecer de forma conjunta un plan de renovación del parque que ellos mismos dotaran económicamente.
Por el momento, la díscola BMW, que insiste en que según los resultados de los test sus motores producen hasta un 40 por ciento menos de emisiones que los de la competencia ha decidido lanzar una campaña promocional en Alemania según la cual aportará una «prima ecológica» de hasta 2.000 euros para aquellos propietarios de un modelo Euro 4 de la marca que quieran cambiar de coche y lo renueven con un i3 eléctrico, algún modelo híbrido enchufable de su gama o algún BMW diesel Euro6.
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