En invierno nos podemos encontrar con placas de hielo, que representan un serio problema a la hora de conducir, ya que se puede perder el control del coche.
¡Cuidado! No conduzcas así si no quieres sufrir más averías
Cada motor tiene unas características diferentes, así que hay que adaptar la conducción a cada tipo de motor para conseguir obtener el mejor rendimiento.
A la hora de conducir, cada uno tenemos nuestras particularidades. Hay quien conduce de forma más agresiva, con acelerones y frenazos. Otros prefieren hacerlo con una conducción más sostenible. Hay quien prefiere utilizar marchas cortas y con revoluciones altas y otros que conducen usando marchas largas, con pocas revoluciones. Cada una de estas maneras de conducir tiene sus ventajas e inconvenientes, aunque alguna de ellas tiene más de los segundos.
En el caso de conducir con marchas largas y marcando revoluciones bajas, la conducción suele ser más contenida. El consumo de combustible es menor y el coche sufre menos, algo que puede resultar positivo. Pero también es cierto que si se realiza una conducción con marchas largas y revoluciones bajas, esto puede hacer que se sufran averías a medio-largo plazo.
Conducir siempre con las revoluciones adecuadas
En realidad, lo más importante es circular con las revoluciones con las que el motor se sienta más cómodo. Esto quiere decir que no es necesariamente a más o menos revoluciones, sino que cada coche tiene un rango en el que el motor funcionará de manera más eficiente. En coches de gasolina, este rango suele establecerse entre las 2.000 a las 3.500 rpm. En un motor diésel el rango adecuado es entre 1.500 a 3.000 rpm.
En estos rangos, los motores ofrecen su par máximo. De esta manera, reaccionan rápido al toque del acelerador y marcan un ritmo adecuado, haciendo que el consumo de combustible se contenga. En cambio, si se opta por conducir con revoluciones más bajas, el motor no ofrece la respuesta adecuada en el momento preciso y se consume más combustible para conseguir el mismo efecto.
Cuando se circula con revoluciones bajas, el motor vibra más. Esto, en principio, hace que los ocupantes del vehículo sientan esas vibraciones y el viaje sea más molesto. Pero también hay que pensar que al funcionar con revoluciones bajas, hay piezas que pueden tener un desgaste mayor y que se rompan antes de lo previsto.
Otros elementos que sufren con la conducción a revoluciones bajas. Son los filtros anticontaminación, los filtros antipartículas y similares. Al funcionar con temperaturas por debajo de lo normal, no cumplen con su función de manera correcta. Así que pueden sufrir daños que provoque su cambio mucho antes de lo previsto. Por todos estos motivos, es conveniente conducir en un rango de revoluciones adecuado a cada motor.
¿Cómo sabes si es el correcto? Cuando llevas un tiempo al volante de un coche, es fácil conocer cada señal que ofrece. Así, es fácil sentir cuando el motor trabaja con más comodidad y puedes sabes cuando cambiar de marcha o mantener el ritmo sin hacerlo.
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