Estos son cuatro coches que equiparon motores dignos de admirar
El mundo del motor ha acogido a algunos propulsores no solo con mucha personalidad, sino también dignos de admirar, y hoy os traemos cuatro ejemplos.
Con el downsizing a la orden del día, es normal que se estén perdiendo aquellos lustrosos motores que otrora dieron vida a algunos vehículos que seguramente desconocías que se encontraban animados por esas obras de arte. Y es que parece ser que los propulsores de gran cilindrada tan solo están reservados para esos modelos de mayor talante, pero hubo un tiempo en el que marcas más bien generalistas apostaban por mecánicas no solo con personalidad, sino también con una configuración rara y poco habitual en cualquiera de sus coches.
No, no hace falta tener una cuenta bancaria bien saneada para poder disfrutar de un coche con un exultante motor, aunque sí que es necesaria para mantenerlo. Y es que, aunque hoy os vamos a hablar de vehículos más «ordinarios», no está de más recordar los inconvenientes que puede acarrear la compra de un coche potente pero azotado por la despiadada depreciación.
Peugeot 406 Coupé V6
Hubo un tiempo en el que Peugeot vivió una época dorada protagonizada por modelos tan ilustres como el 605, el 607 o el que hoy nos ocupa, el 406 Coupé. Y es que la casa del león decidió colaborar con la mismísima Pininfarina -carrocero que trabajó en infinidad de ocasiones con Ferrari- para concebir a esa variante de dos puertas de una de sus berlinas más exitosas.
Pese a que compartía numerosos rasgos estéticos con el 406 estándar, esta versión coupé desprendía elegancia por sus cuatro costados gracias a la participación de la firma italiana durante su desarrollo. No obstante, el diseño no era el único apartado llamativo de este modelo, sino también su mecánica. Y es que el escalafón más alto se encontraba representado por un glorioso V6 de 3.0 litros atmosférico que si bien no brillaba por unas prestaciones extraordinarias, sí que lo hacía por su suavidad y fiabilidad.
SEAT Toledo V5
Corría el año 98 cuando SEAT anunció la llegada del que más tarde se convertiría en uno de sus productos más exitosos, el Toledo de segunda generación. Pese a que su gama de motores se vio protagonizada por un sinfín de mecánicas diésel y gasolina, hubo una que sobresalió por encima de las demás, y si eres un amante empedernido de los coches seguro que llamará tu atención.
Entre las opciones de la berlina local se encontraba un curioso motor V5, configuración poco usual no solo por aquel entonces sino también en la actualidad, tiempo en el que los propulsores de cinco cilindros escasean y cuya única disposición ofrecida es en línea. Este motor, además de contar con un cántico celestial y mucha personalidad, era capaz de erogar 170 CV y 215 Nm de par, unas cifras nada despreciables.
Volkswagen Golf R32
Ay, qué tiempos aquellos en los que los compactos deportivos recurrían a mecánicas puras y duras y no a motores de cuatro o tres cilindros turboalimentados. Y es que hubo una época en la que todo coche que se atrevía a militar en este exigente segmento debía de hacerlo con un motor a la altura de las expectativas, y el Volkswagen Golf R32 cumplió con creces.
Dicha variante del hijo predilecto de los Wolfsburgo contaba con un preciado corazón VR6 de 3.2 litros, un rara avis en los tiempos que corren. Era capaz de producir 250 CV, cifra que se combinaba con una melodía que nada tiene que ver con los petardeos artificiales que abundan hoy en día.
Audi Q7 V12
El temido diésel también tuvo sus momentos de gloria, y los ingenieros de Audi ayudaron mucho tras equipar al Q7 con un motor V12. Dicho propulsor contaba con tecnología de Le Mans, puesto que también se había encargado de dar vida al Audi R10 TDI de competición.
Se trataba de un motor conferido a partir de dos bancadas de seis cilindros extraídas de su popular 3.0 TDI, lo que provocaba que la cilindrada ascendiese hasta los 6.0 litros. ¿Las prestaciones? Pues de infarto como podréis imaginar, puesto que este V12 era capaz de producir 500 CV y 1.000 Nm de par, cifras que catapultaban al Q7 hasta los 100 km/h en tan solo 5,5 segundos.
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