Tres manías que tenemos al volante y que estropean nuestro coche

El día a día hace que nos pongamos al volante de nuestro coche y que vayamos adquiriendo unas manías al conducir que son parte de ese aprendizaje que asimilamos con la experiencia. Pero muchas de esas cosas que vamos haciendo y que ni siquiera somos conscientes de que hacemos pueden resultar problemáticas para nuestro coche e incluso llegar a provocar alguna avería importante en la mecánica.

Son pequeños gestos que parece que no tienen mayor importancia y que repetimos cada vez que utilizamos el coche, sin pensar en las consecuencias que pueden tener. Vamos a hacer un pequeño repaso a esas manías adquiridas, a ver si eres de los que las haces sin darte cuenta y así evitar que el coche sufra una tensión y un estrés innecesarios, evitando que aparezcan averías fácilmente evitables. ¿Vamos allá?

Apoyar la mano en la palanca de cambios

Seguro que es una de las cosas que solemos hacer. Cuando conducimos, a veces dejamos la mano apoyada en la palanca de cambios, y sin que nos demos cuenta, hacemos una ligera presión hacia abajo. Esto no tiene mayor importancia si se hace una vez, o dos, o incluso diez veces. Pero la presencia de esa tensión extra sobre la caja de cambios puede hacer que los elementos que la componen reciban esa tensión extra durante mucho tiempo y el desgaste se acelere.

Con esta costumbre estamos acortando la vida útil de esos elementos móviles de la caja de cambios, lo que puede llevar a que tengamos que sustituirlos con el tiempo, provocando un gasto considerable. Las manos han de estar siempre sobre el volante, no solo para evitar ese gesto tan desancosejable, sino porque la seguridad de la conducción depende del control que tengamos sobre la trayectoria. Así que ya sabes, ¡no sueltes el volante más que cuando es necesario!

Pasar sobre los badenes a excesiva velocidad

Los badenes en las vías son un auténtico problema. Muchas veces son pequeñas tiras de plástico o goma que nos recuerda que debemos reducir la velocidad, pero en otros casos se trata de auténticas elevaciones que hacen que el coche sufra más de lo necesario. Además podemos encontrarnos con que están mal señalizados, que no se ven y de repente nos encontramos con la presencia de estas montañas que hacen que los amortiguadores sufran un impacto que no esperamos.

Lo mejor es, siempre, respetar la velocidad máxima, sobre todo en vías urbanas. Yendo a una velocidad reducida, el baden se supera sin problemas y sin hacer que la suspensión del coche se vea comprometida. Incluso es mejor reducir de manera considerable la velocidad y pasar muy despacio por estos elementos disuasorios. Nuestro coche lo agradecerá y seguro que nuestros bolsillo también.

Mantener el pie en el embrague

La zona de los pedales tiene un elemento que debemos utilizar siempre que podamos. Se trata del reposapies junto al embrague. Sirve para mantener el pie en reposo, como su nombre indica y evitar tenerlo sobre el mismo. Al igual que en el caso de la palanca de cambios, mantener el pie sobre el pedal del embrague hace que este reciba una tensión constante. Insisto en que esto no produce daños inmediatos, pero hacerlo durante mucho tiempo puede desgastar esta parte de la mecánica y hacer que tengamos que pasar por el taller mucho antes de lo necesario.

Además, no solo sufre el coche, sino que además la pierna está en tensión y puede llegar a causar una lesión. La fuerza que se hace al mantener el pie sobre el embrague no es algo aconsejable, porque provoca una posición forzada y esto también puede pasar factura al conductor.

Junto a estas costumbres, que no son nada aconsejables, tenemos muchas otras que seguro que puedes identificar y corregir para mejorar no solo la integridad de tu coche, sino la tuya propia e incluso tu salud. ¡Es importante mantener una conducción responsable, eficiente y sobre todo, segura!

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