Conducir un coche híbrido: cinco situaciones en las que un híbrido tiene ventaja
Conducción en zonas residenciales, al desplazarse por inercia, al adelantar, al iniciar la marcha… Hay muchas situaciones durante la conducción diaria en la que los coches híbridos sacan ventaja.
Los coches híbridos autorrecargables, denominados HEV, tienen muchas ventajas frente a los coches con motor de combustión convencional. Algunas están asociadas a su concepción técnica y su funcionamiento, como puede ser el ahorro en consumo. O también por un mantenimiento sencillo, derivado de la ausencia de embrague convencional -ya todos los híbridos son automáticos- y del menor desgaste de frenos, gracias a la frenada regenerativa.
Otras ventajas están asociadas al hecho de disponer de la etiqueta ECO de la DGT, al igual que los coches de gas –GLP y GNC– y, de momento, también los híbridos ligeros o «mild-hybrid» (MHEV). Pero gran parte de las ventajas de un coche híbrido están relacionadas con su conducción, y son precisamente estas las que más los diferencian de los MHEV. De ahí que el propio conductor tenga mucho que decir en la eficiencia final que muestra un coche híbrido. En la medida en que seamos capaces de practicar una conducción muy anticipativa, aprovechar el modo «eco» que suelen ofrecer estos coches y, sobre todo, la frenada regenerativa, es posible conseguir consumos muy reducidos.
Estas son cinco situaciones que nos encontramos en la conducción diaria donde el complemento eléctrico con el que cuentan los coches híbridos cobra especialmente sentido:
1. Al iniciar la marcha
Esta es una de las principales bazas que juegan lo coches híbridos a la hora de reducir el consumo: mientras que la batería disponga de suficiente energía, no solo inician la marcha en modo eléctrico, sino que los primeros metros -según el coche, incluso algún kilómetro-, pueden realizarse sin que el motor de combustión llegue a activarse. En estos momentos en los que hay que vencer la inercia y empezar a mover el coche desde parado, los coches con motor de combustión aumentan mucho el consumo medio, que se ve favorecido en los coches híbridos al poder utilizar la energía que previamente han almacenado en la batería durante la propia conducción.
2. Circulando cuesta abajo o al avanzar por inercia
En un coche con motor de combustión, circulando cuesta abajo no hay consumo. Y algunos coches de última generación cuentan con una función de marcha por inercia que desacopla el motor de la transmisión en determinadas situaciones en las que es posible que el vehículo siga avanzando impulsado por la inercia que tiene en ese momento, reduciendo así el consumo de combustible. Pero en los coches híbridos, estas dos situaciones suponen un plus: su mayor ventaja es que pueden obtener energía eléctrica a partir de la energía del vehículo en movimiento.
Además de al frenar, mientras se circula cuesta abajo o al levantar el pie del acelerador y avanzar por inercia, el motor eléctrico que incorpora un coche híbrido pasa a funcionar como un generador, suministrando energía eléctrica que se acumula en la batería para utilizarla posteriormente, y reducir así la dependencia del motor de combustión. En otras palabras: se produce energía «gratis» que va a ayudar a consumir menos combustible en determinadas situaciones.
3. Al circular en zonas residenciales y en ciudad
Precisamente aquí es donde más ventaja sacan los coches híbridos, gracias a su capacidad no solo para iniciar la marcha en modo eléctrico, sino también para moverse impulsados únicamente por el motor eléctrico sin que intervenga el motor de combustión, aunque sea durante períodos muy cortos y a velocidades muy bajas, en especial si los comparamos con los híbridos enchufables, que tienen motores más potentes y baterías de mayor capacidad que se pueden recargar enchufando el coche a la red eléctrica.
Las maniobras de aparcamiento, los desplazamientos en zonas residenciales o en las travesías de los pueblos, o la conducción urbana son situaciones en la que los coches híbridos sacan más ventaja. Y no solo por su reducido consumo gracias al aporte eléctrico. Otras ventajas adicionales son el confort de marcha al hacer menos ruido. Y la posibilidad de utilizar la frenada regenerativa, normalmente mediante los niveles de recuperación a través de las levas del volante, para reducir la velocidad o incluso detener por completo el vehículo sin tener que pisar el freno.
Además, en la actualidad están surgiendo nuevos coches híbridos como los Renault E-TECH, o los Honda e-Hybrid, con una tecnología que permite recorrer más kilómetros y a mayor velocidad en modo completamente eléctrico que lo que viene siendo normal en este tipo de coches.
4 . Paradas en los semáforos
En los semáforos… y en cualquier situación convencional de arranque y parada, los coches híbridos también tienen ventaja frente al sistema start-stop convencional. En primer lugar, porque al contar con el modo de propulsión híbrido, la función de apagado del motor de combustión se puede producir mucho antes, a partir de una cierta velocidad. Y una vez parados, es posible mantener más tiempo el motor térmico apagado, pues la batería de alta capacidad de los coches híbridos permite pausas más largas del motor de combustión sin que dejen de funcionar otros sistemas que requieren energía, como la climatización o el infoentretenimiento.
5. La función «boost» a la hora de adelantar
Un motor eléctrico ofrece su par máximo desde el primer momento, mientras que los motores de combustión, aunque recurran a la ayuda de la sobrealimentación, necesitan girar a un cierto número de revoluciones para desarrollar su potencia (aquí puedes leer más sobre el «turbo-lag«). Por este motivo, cuando se combina un motor de combustión con uno eléctrico, es posible lograr una magnífica respuesta al acelerador.
El empuje adicional del motor eléctrico, que algunos denominan como «boost», es muy útil, por ejemplo, cuando se trata de realizar un adelantamiento o hay que ganar velocidad de forma rápida. En la mayoría de coches híbridos esto se consigue simplemente pisando a fondo el acelerador, independientemente del modo de conducción seleccionado. Pero si quieres aprovechar de verdad las ventajas de este empuje «instantáneo», que mejora las prestaciones y el agrado de uso, puedes utilizar el programa «sport» que sueñen ofrecer los coches híbridos, aunque sea a costa de un consumo algo superior.
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