Alfa Romeo Giulia Stelvio Berlinas SUV
Conducimos en circuito lo más deportivo de Alfa Romeo, las versiones Super Sport de los Giulia y Stelvio Quadrifoglio
Nos ponemos al volante de las ediciones Super Sport de los Stelvio y Giulia Quadrifoglio en el Circuito del Jarama, y comprobamos por qué esta serie exclusiva y limitada se agotó en pocos días.
Tanto el Alfa Romeo Giulia como el Stelvio se actualizaron en 2023, incorporando básicamente algunos retoques estéticos para identificarse más con el diseño del Tonale y una instrumantación digital, aunque en el caso de la berlina también se aprovechó para simplificar la oferta de motores. Y en esta actualización, que también llegó a las versiones deportivas Quadrifoglio, el motor V6 biturbo de 2,9 litros subió ligeramente la potencia, de 510 a 520 CV.
Sobre estas versiones Quadrifoglio de la gama 2023 de los Giulia y Stelvio, Alfa Romeo lanzó la pasada primavera dos ediciones limitadas muy especiales denominadas Super Sport, en homenaje a la historia deportiva de la marca italiana. En concreto, a su primera victoria en la Mille Miglia, que logró el Alfa Romeo 5C 1500 Super Sport en 1928. No parece una mala excusa para poner en el mercado 275 unidades del Giulia Quadrifoglio Super Sport, y 175 unidades en el caso del Stelvio Quadrifoglio Super Sport. De hecho, a día de hoy están todas vendidas.
Por eso, cuando Alfa Romeo nos citó en el madrileño Circuito del Jarama para conocer de primera mano qué tienen de especial estas versiones Super Sport, puedes imaginar lo que tardamos en cambiar los planes y liberar la agenda: más o menos, lo mismo que necesita el Giulia más deportivo para acelerar de 0 a 100 km/h.
¿Qué tienen de especial estos Alfa Romeo Super Sport?
Para empezar, su precio. Los que se han hecho con uno de los 175 Stelvio Quadrifoglio Super Sport han desembolsado cada uno 121.800 euros, y 111.600 euros en el caso del Giulia. Sí, sobre el papel es muuuucho dinero; pero ¿y si te digo que, con la calculadora en la mano, no son tan caros? Me explico. Para empezar, estas ediciones Super Sport suponen «sólo» unos 6.600 euros más que la versiones Quadrifoglio sobre las que se basan. Ahora te cuento lo que incluyen, además del hecho de tratarse de una edición limitada, algo que no deja de tener su valor, sobre todo para algunos coleccionistas.
Pero no hay que olvidar lo que cuestan otros coches capaces de ofrecer sensaciones al volante como las que transmiten estos deportivos de Alfa Romeo. Como alternativa al Giulia, y aunque hay más, el primero que se me viene a la cabeza es, inevitablemente, el BMW M3 Competition, con 510 CV y un precio desde unos 118.000 euros. Sin embargo, encontrar un SUV que sea capaz de aguantar un asalto al Stelvio Quadrifoglio en circuito es mucho más complicado. Al menos, el único que yo recuerdo haber conducido es el Porsche Macan GTS, con 441 CV y un precio que en su momento partía desde los 112.000 euros, y que ya no se comercializa. El nuevo Macan Turbo Electric no debe quedarse muy atrás, aunque todavía no lo he probado: son 585 CV y cerca de 118.000 euros.
Volviendo a estos Alfa Romeo Super Sport, no hay cambios en el motor, que sigue entregando 520 CV. Pero sí se ha trabajado en la suspensión, con ajustes específicos para los amortiguadores controlados electrónicamente y la dirección. También se ha recalibrado el diferencial mecánico de deslizamiento limitado. Y hasta aquí las modificaciones que pueden afectar a las sensaciones que transmiten estos Quadrifoglio Super Sport al conducirlos respecto a las versiones de las que se derivan, porque el resto es «cosmética».
Alfa Romeo Giulia Quadrifoglio Super Sport – Galería de imágenes
En el Giulia, por ejemplo, las características llantas de aleación de cinco orificios son de 19 pulgadas, y de 21 pulgadas en el Stelvio, en ambos con pinzas de freno acabadas en color negro. El logotipo Quadrifoglio lleva por primera vez el fondo también en color negro, y aparece la fibra de carbono en numerosos elementos de la carrocería, como la parrilla, las carcasas de los retrovisores, el splitter delantero y el spolier trasero en el Giulia… En la berlina, además, el techo también puede ser de carbono, pero de forma opcional. Las unidades que pudimos ver y conducir no lo tenían, pero nos comentan desde la marca que prácticamente todas las unidades vendidas lo incorporaron como extra. Los frenos en el Giulia son carbocerámicos de serie, y opcionales en el Stelvio.
Otra característica importante en el Giulia es el escape Akrapovic, también de serie en la edición Super Sport, y auténtica «música» para los oídos. Además, estas versiones añaden un modo de visualización específico en la instrumentación cuando se selecciona el programa «Race» en el selector de modos de conducción. En cuanto al interior, no podía faltar el logo identificativo de la serie especial, en este caso bordado en letras rojas en los reposacabezas. También exclusivas de estas variantes son las inserciones en carbono 3D de color rojo en la consola central y el salpicadero. Para la carrocería, en el Stelvio y en el Giulia se podía elegir entre un color negro Vulcano o un rojo Etna, mientras que la berlina también se ofrecía en un blanco Alfa. De todos ellos, sin duda el más bonito el rojo, y no admito discusión al respecto.
Un SUV y una berlina que desprenden… ¡pura adrenalina!
Todo pintaba muy bien, hasta que llegó la charla antes de la prueba de conducción… y la expectación se tornó en decepción: apenas conduciríamos una vuelta completa, porque de las tres en total no cuento la de salida, y tampoco la de entrada a boxes, ya que se iba a utilizar para refrigerar frenos. Y, para más inri, con «liebre» delante. Normalmente en presentaciones o actividades de este tipo los monitores te dan rienda suelta, y te dejan ir deprisa si ven que eres capaz de hacerlo con seguridad: les basta con ver cómo trazas las primeras curvas. Pero en este caso la «liebre» era un Tonale, que por muchas manos que tuviera su piloto, poco podría hacer ante la caballería que se desataba por detrás.
Pues eso, que mi gozo en un pozo. En la vuelta y poco más de verdad que pude dar con cada coche, la sensación era similar a la que debe sentir un piloto de F1 cuando sale el safety car: ir parados. Por eso intenté disfrutar cada segundo de esas emociones que, con la irrupción de la electrificación, poco a poco estamos perdiendo: un motor absolutamente maravilloso que sube hasta más allá de 7.000 rpm mientras sientes cómo la caja de cambios engrana con precisión y rapidez una marcha tras otra, un escape que emite un sonido absolutamente adictivo y un chasis tremendamente ágil y reactivo. Por cierto, para ponernos en situación: recuerda que estamos ante dos coches que bajan de los 4 segundos en la aceleración de 0 a 100 km/h (3,9 segundos para el Giluia, una décima menos en el Stelvio, que saca ventaja de su tracción total a pesar de una relación peso/potencia más desfavorable), y que alcanza los 308 km/h en el caso de la berlina, mientras que el Stelvio se queda en 285 km/h.
Lo reconozco, me sería imposible valorar, aunque sea en términos de sensaciones, el efecto de los ajustes específicos de suspensión para estas versiones Super Sport en comparación con lo que recuerdo de los Giulia y Stelvio Quadrifoglio. Y no porque no me acuerde bien de estos últimos, es difícil olvidarse, sino porque la prueba de conducción no dio para mucho más que para lo que te he contado. Sí pude, sin embargo, confirmar lo que ya me imaginaba y que hasta ahora no había podido comprobar: que un SUV puede defenderse muy bien en circuito si luce el emblema de Alfa Romeo y un trébol de cuatro hojas… Y que las inercias, el peso y el centro de gravedad lo son todo en un circuito no solo a la hora de frenar. Por eso elegí conducir primero el Stelvio. Yo, si tuviera que quedarme con uno, elegiría el Giulia, incluso aunque no fuese a conducir habitualmente en circuito.
Alfa Romeo Stelvio Quadrifoflio Super Sport – Galería de imágenes
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